miércoles, abril 25, 2012

RIQUEZA DEL LENGUAJE


de mi derecho a decir mierda, culo y verga
(entre otros improperios)

“Que tiene ojo de culo es evidente,
y manojo de llaves, tu sol rojo,
y que tiene por niña en aquel ojo
atezado mojón duro y caliente.”
Francisco de Quevedo

Cuando niño y recién iniciada mi apropiación de lenguaje, me extrañaba la prohibición de ciertas palabras que, por otro lado, yo había aprendido por su uso cotidiano, muchas veces, en boca de quienes me prohibían utilizarlas. Conforme llegué a la adolescencia y mi vocabulario se fue ampliando, también lo hizo, lógicamente, mi repertorio de improperios y, por tanto, las ocasiones en que mi discurso era motivo de llamadas de atención y reprimendas por su florida variedad.
                En cuanto puede racionalizar mi extrañeza, llegué a la conclusión de que existía una hipocresía verbal generalizada y universalmente aceptada. Es decir; me parecía lógico que las personas se sintieran molestas si empleaba palabras que ellas no entendieran, pues ello dificultaba la comunicación entre ellas y yo. Me parecía lógico, también, que se me reprendiera cuando empleaba mal un término, modificando su sentido o sin entender yo mismo completamente su significado.
                Pero que se me reprimiera por la utilización de un término pertinente para mi discurso y cuyo sentido y significado eran claros para mi interlocutor, era, cuando menos, ilógico.

Entinéndaseme, no pretendo defender el empleo del lenguaje soez en sustitución de la riqueza idiomática. Me parece, como a cualquiera, ofensivo el empleo de un único vocablo (v.b. Güey o Gilipollas) cada dos o tres palabras en un discurso que, además, viola flagrantemente todas las normas sintácticas.
                Defiendo, sí, el derecho inalienable a emplear cualquier palabra o sintagma cristalizado que resulte pertinente para dar idea de gradación, valor o expresividad a mis dichos.
                Defiendo, también, la utilización del eufemismo como recurso literario, pero no su imposición en aras de una malentendida pulcritud en el lenguaje.
                Es decir, no acepto, en ningún momento y bajo ninguna circunstancia, que se pretenda que en mis líneas o vocalizaciones se sustituya el “a huevo” por un “a fuerza” u “obligadamente”, pues cada uno de estas formas tiene un grado específico de obligatoriedad y el empleo de uno u otra, puede modificar el sentido de la idea que deseo transmitir.
                Lo mismo sucede con expresiones como “coño”, “verga” o “culo” y su sustitución por términos como “recorcholis”, “pajarito” o “nalgas”, cuyo empleo, muy seguramente, infantiliza cualquier discurso (al menos, claro, que ésta sea la intención).
                Los ejemplos abundan y enumerarlos todos es tarea, claramente, imposible. Cada vocablo, incluso los considerados altisonantes, cumple un sentido y significado y es en función de estos, que puedo o no emplearlos. Si alguien se ofende per se por su utilización y no por el sentido del discurso todo, no nos estamos entendiendo.
                Algo similar sucede con la ironía dentro de charlas y discusiones, donde el mero empleo de ésta parece ser lo ofensivo y no lo que su contenido refleja… Pero de mi derecho a ironizar sobre los argumentos empleados por mi interlocutor hablaremos en futuros párrafos.

Mario Stalin Rodríguez

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miércoles, abril 18, 2012

AÑORANZAS COLONIALES

El sexenio de Calderón, que iniciara con una gran crisis de legitimidad, pareciera destinado a terminar en medio del escándalo y con aún menos credibilidad de la que tuviera al inicio (si acaso eso es posible), supeditándose no sólo a los intereses oligárquicos que le dieran la silla presidencial, sino a los dictados de la vieja metrópoli de allende los mares.
Ante todo, conviene la distinción, Repsol NO es España, ni los intereses de la petrolera son los del país ibérico. Repsol es una empresa transnacional de capital español (mayoritariamente, pero no únicamente), cuyas ganancias son, además, manejadas a través de una serie de paraísos fiscales, a fin de evadir impuestos en los países donde realiza trabajos de exploración (pocos) y explotación (mucha) y, por supuesto, los de España.
La seminacionalización de la petrolera YPF de Argentina no es, entonces, un conflicto entre España y el país sudamericano, sino entre el último y una empresa depredadora que, en aras de mayores ganancias, especulaba con la riqueza energética del suelo argentino, obligando al gobierno de la Casa Rosada a importar combustibles (que le eran vendidos, no se dude, en buena medida por Repsol y sus subsidiarias).
La reacción del Presidente de Gobierno de España era previsible, dada la naturaleza de su agenda económica y los intereses a los que nunca ha negado servir. El arrebato del anacrónico jefe de la casa Borbón era de esperarse, desesperado por ocultar bajo cualquier capa, los cuestionamientos que a la institución monárquica ha provocado su propio comportamiento.
Pero si las reacciones de la casta gobernante española, si bien ridículos y preocupantes, eran previsibles… No lo es tanto, la reacción que la decisión argentina provocó entre la clase política mexicana.
Calderón ha tachado a la administración de Kitchner de irresponsable, pues desde su óptica, defender la soberanía energética no es papel de un Jefe de Estado.
El títere de las televisoras, la marioneta del conservadurismo y el patético patiño, han dejado ver, de nuevo (y como si hiciera falta) su total ignorancia de la historia, de los funcionamientos de la economía y del mínimo respeto diplomático hacia las decisiones soberanas de países externos.
Desde la óptica que se quiera, es preocupante que, en año electoral, tres de cuatro presidenciables, además del saliente ocupante de los Pinos, adopten posiciones mucho más beligerantes que, por ejemplo, las de la Secretaria de Estado del gobierno estadounidense.

Mario Stalin Rodríguez

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miércoles, abril 11, 2012

(in)TOLERANCIAS

religiones, posiciones e imposiciones

Pretendía que el fin de esta pequeña serie sobre la religión y los religiosos coincidiera con el fin de las Pascuas. No porque el tema me parezca agotado, que múltiples asuntos quedan en el tintero, sino porque el esquema esbozado hasta el momento me parecía suficiente para dejar constancia de mi toma de posición.
Sin embargo...

Atacar el derecho del otro a profesar y practicar su religión es siempre un hecho condenable, sobre todo cuando el otro somos nosotros. En esta lógica, impedir la impartición de clases de religión en las escuelas públicas es, por supuesto, propio de intolerantes.
No se tome en cuenta que religiones hay muchas y que sería insostenible, y francamente absurdo, impartir cátedra sobre cada una de ellas en todas las escuelas públicas, considerando, además, que algunos grupos estarían compuesto únicamente de un docente y un alumno... Llevando el argumento hasta el extremo, sería indispensable también impartir clases de Ateísmo, pues imponer a los hijos de familias no creyentes cátedras religiosas iría contra el espíritu del argumento arriba apuntado.
Un momento... Impartir clases de Ateísmo es poner en duda los fundamentos de las religiones abordadas en las otras cátedras y es, entonces, un ataque a quienes profesan éstas y, por tanto, propio de intolerantes... Vale, aceptemos la lavadora como animal de compañía; eliminemos las clases de Ateísmo.
Un momento... La idea subyacente en toda religión es que ésta, y sólo ésta, tiene la razón sobre la figura de la divinidad, sus enseñanzas y mandamientos. Toda religión, entonces, ataca a todas las otras; impartir clases de todas las religiones es, por tanto, un ataque a los profesantes de todas las religiones y, por deducción, propio de intolerantes... Aceptemos el pulpo como electrodoméstico; eliminemos las clases de todas la religiones, menos la de aquella a la que pertenezco; pues eliminarla sería un ataque a mis creencias y, lógicamente, un acto propio de intolerantes.
Sí, el argumento puede ser llevado aún más allá y rayar, cada vez más, en el absurdo; hasta que la propia lógica decidiera hacer las maletas y tomarse unas vacaciones.

El asunto no es, entonces, si debemos o no ser tolerantes con las prácticas e ideas religiosas de los demás. Desde el principio de esta serie establecí que creo en el inalienable derecho de todos a expresar sus propias opiniones por todos los medios a su alcance. Como creo en mi inalienable derecho a discutir, refutar y hasta burlarme de todas aquellas creencias, ideas y opiniones que considere absurdas, ridículas o peligrosas.
Sin embargo, parte importante del dogma religiosos es que la razón está, por mandato divino, invariablemente de su lado y es, por tanto, su derecho y obligación dictar la forma correcta en que viven, o deben vivir, no sólo sus profesantes, sino la humanidad toda.
En España el gobernante Partido Popular ha echado la legislación sobre la interrupción del embarazo, al menos cuatro décadas para atrás. Ahora prepara sus baterías contra el derecho de las personas a casarse con quien así lo deseen, sin importar el género de los contrayentes... Por donde se mire, un mundo donde una organización como Miss Universo puede dar clases de apertura de criterio e inclusión a un gobierno democráticamente electo es, cuando menos, un mundo triste.
En Estados Unidos, múltiples estados permiten, sino es que obligan, la enseñanza del “diseño inteligente” en contraste (sino es que en vez de) la teoría de la evolución… El problema es que, en esta batalla de la idiotez manifiesta contra la razón, la primera parece ir ganando a fuerza de gritar más fuerte.
Günter Grass publica “Lo que hay que decir”, un poema más bien corto. En él aborda los temas que le preocupan en la actualidad, entre ellos que el potencial nuclear de Israel y su amenaza de utilizarlo contra Iran, sean una amenaza para la paz mundial... La sola idea de que un Estado declarado culpable de crímenes contra la humanidad, posea y éste dispuesto a utilizar armas nucleares contra otro país debería preocupar a cualquiera. Es éste el argumento que las potencias occidentales han utilizado para justificar las medidas contra el propio Iran o Corea del Norte, pero aplicar a Israel la misma lógica que se aplica a otros países es antisemita.
No es cuestionar el derecho de Israel a atacar a cualquiera que considere una amenaza a su territorio, aún si esto implica genocidios varios. No, es cuestionar el derecho divino que, según la Tora, dios le otorgó al pueblo judío de vivir en la Tierra Prometida... Efectivamente, la lógica tropieza al intentar caminar con las orejas, pero no importa, porque así lo dicen los israelíes y son ellos, recuérdese, las víctimas eternas y cuestionarlos es propio de intolerantes y nazis.}
La cuestión árabe-israelí merece, por supuesto, mayores y más reflexivos párrafos… Y se abordará en un futuro (no muy cercano) en estos bites.

Como epilogo a un serie más bien escueta sobre la religión y sus acciones mundanas, el presente es ya un escrito muy largo... Basten estos párrafos como toma de posición y demos paso, la semana que viene, a lo que sigue...

Mario Stalin Rodríguez

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miércoles, abril 04, 2012

REGALOS

El orden de prioridades parece extraño, en un país con 60 millones de personas sumidas en la miseria, enfrascado en una guerra absurda y mal planeada que ya ha costado poco más de 60,000 muertos, muchos de ellos mujeres y niños, con un índice de desempleo galopante cercano al 25% (la cifra puede ser mucho mayor, 4 de cada 10 “empleados” lo están en la economía informal).
En un país con estas características, la clase gobernante ha gastado cerca de 136 millones de pesos en recibir a un visitante, que acudió no como jefe de Estado, sino como patriarca eclesiástico.
Al igual que en otras latitudes, el gasto fue justificado en aras de una posible derrama multimillonaria de mano de los fieles que acudirían, en millones, a recibir al Papa católico. Cálculos, sobra decirlo, exagerados y defraudados.
Del millón y medio de visitantes esperados en las sedes de los actos públicos de Ratzinger, incluso las cifras optimistas de los organizadores, reconocer únicamente un aforo de 650,000 personas en el más concurrido de los momentos.

El Papa fue recibido con regalos, no sólo los objetos absurdos que recibió de manos infantiles a su llegada al Aeropuerto del Bajio. Fue recibido con la impunidad de la que gozan y han gozado los curas transgresores en territorio nacional (arropados no sólo por la cúpula eclesiástica, encabezada por Norberto Rivera, sino por la élite gobernante toda).
Se le obsequió, también, una reforma constitucional a modo, que da los primeros pasos hacia la desaparición de la laicidad del Estado.
El texto aprobado por las dos cámaras (y en espera de su aprobación por lo congresos locales), no sólo adolece de una redacción propia de parvulario, sino que en sus confusas líneas, abre la puerta para que los gobiernos locales o incluso municipales, instauren, por sobre la Constitución Federal, la educación religiosa en los colegios públicos y hasta la participación del clero en la vida política e institucional del país.
El tercer regalo que Ratzinger se lleva a Roma, es la promesa de continuidad, tanto para la impunidad como para el desmantelamiento del Estado laico. Todo ello, a cambio del simple apoyo del clero católico a cualquiera de las dos figuras que garantizan la perpetuidad de la élite hegemónica; el títere de las televisoras o la marioneta del conservadurismo.

Mario Stalin Rodríguez

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