(in)TOLERANCIAS
religiones, posiciones e imposiciones
Pretendía que el fin de esta pequeña serie sobre la religión y los religiosos coincidiera con el fin de las Pascuas. No porque el tema me parezca agotado, que múltiples asuntos quedan en el tintero, sino porque el esquema esbozado hasta el momento me parecía suficiente para dejar constancia de mi toma de posición.
Sin embargo...
Atacar el derecho del otro a profesar y practicar su religión es siempre un hecho condenable, sobre todo cuando el otro somos nosotros. En esta lógica, impedir la impartición de clases de religión en las escuelas públicas es, por supuesto, propio de intolerantes.
No se tome en cuenta que religiones hay muchas y que sería insostenible, y francamente absurdo, impartir cátedra sobre cada una de ellas en todas las escuelas públicas, considerando, además, que algunos grupos estarían compuesto únicamente de un docente y un alumno... Llevando el argumento hasta el extremo, sería indispensable también impartir clases de Ateísmo, pues imponer a los hijos de familias no creyentes cátedras religiosas iría contra el espíritu del argumento arriba apuntado.
Un momento... Impartir clases de Ateísmo es poner en duda los fundamentos de las religiones abordadas en las otras cátedras y es, entonces, un ataque a quienes profesan éstas y, por tanto, propio de intolerantes... Vale, aceptemos la lavadora como animal de compañía; eliminemos las clases de Ateísmo.
Un momento... La idea subyacente en toda religión es que ésta, y sólo ésta, tiene la razón sobre la figura de la divinidad, sus enseñanzas y mandamientos. Toda religión, entonces, ataca a todas las otras; impartir clases de todas las religiones es, por tanto, un ataque a los profesantes de todas las religiones y, por deducción, propio de intolerantes... Aceptemos el pulpo como electrodoméstico; eliminemos las clases de todas la religiones, menos la de aquella a la que pertenezco; pues eliminarla sería un ataque a mis creencias y, lógicamente, un acto propio de intolerantes.
Sí, el argumento puede ser llevado aún más allá y rayar, cada vez más, en el absurdo; hasta que la propia lógica decidiera hacer las maletas y tomarse unas vacaciones.
El asunto no es, entonces, si debemos o no ser tolerantes con las prácticas e ideas religiosas de los demás. Desde el principio de esta serie establecí que creo en el inalienable derecho de todos a expresar sus propias opiniones por todos los medios a su alcance. Como creo en mi inalienable derecho a discutir, refutar y hasta burlarme de todas aquellas creencias, ideas y opiniones que considere absurdas, ridículas o peligrosas.
Sin embargo, parte importante del dogma religiosos es que la razón está, por mandato divino, invariablemente de su lado y es, por tanto, su derecho y obligación dictar la forma correcta en que viven, o deben vivir, no sólo sus profesantes, sino la humanidad toda.
En España el gobernante Partido Popular ha echado la legislación sobre la interrupción del embarazo, al menos cuatro décadas para atrás. Ahora prepara sus baterías contra el derecho de las personas a casarse con quien así lo deseen, sin importar el género de los contrayentes... Por donde se mire, un mundo donde una organización como Miss Universo puede dar clases de apertura de criterio e inclusión a un gobierno democráticamente electo es, cuando menos, un mundo triste.
En Estados Unidos, múltiples estados permiten, sino es que obligan, la enseñanza del “diseño inteligente” en contraste (sino es que en vez de) la teoría de la evolución… El problema es que, en esta batalla de la idiotez manifiesta contra la razón, la primera parece ir ganando a fuerza de gritar más fuerte.
Günter Grass publica “Lo que hay que decir”, un poema más bien corto. En él aborda los temas que le preocupan en la actualidad, entre ellos que el potencial nuclear de Israel y su amenaza de utilizarlo contra Iran, sean una amenaza para la paz mundial... La sola idea de que un Estado declarado culpable de crímenes contra la humanidad, posea y éste dispuesto a utilizar armas nucleares contra otro país debería preocupar a cualquiera. Es éste el argumento que las potencias occidentales han utilizado para justificar las medidas contra el propio Iran o Corea del Norte, pero aplicar a Israel la misma lógica que se aplica a otros países es antisemita.
No es cuestionar el derecho de Israel a atacar a cualquiera que considere una amenaza a su territorio, aún si esto implica genocidios varios. No, es cuestionar el derecho divino que, según la Tora, dios le otorgó al pueblo judío de vivir en la Tierra Prometida... Efectivamente, la lógica tropieza al intentar caminar con las orejas, pero no importa, porque así lo dicen los israelíes y son ellos, recuérdese, las víctimas eternas y cuestionarlos es propio de intolerantes y nazis.}
La cuestión árabe-israelí merece, por supuesto, mayores y más reflexivos párrafos… Y se abordará en un futuro (no muy cercano) en estos bites.
Como epilogo a un serie más bien escueta sobre la religión y sus acciones mundanas, el presente es ya un escrito muy largo... Basten estos párrafos como toma de posición y demos paso, la semana que viene, a lo que sigue...
Sin embargo...
Atacar el derecho del otro a profesar y practicar su religión es siempre un hecho condenable, sobre todo cuando el otro somos nosotros. En esta lógica, impedir la impartición de clases de religión en las escuelas públicas es, por supuesto, propio de intolerantes.
No se tome en cuenta que religiones hay muchas y que sería insostenible, y francamente absurdo, impartir cátedra sobre cada una de ellas en todas las escuelas públicas, considerando, además, que algunos grupos estarían compuesto únicamente de un docente y un alumno... Llevando el argumento hasta el extremo, sería indispensable también impartir clases de Ateísmo, pues imponer a los hijos de familias no creyentes cátedras religiosas iría contra el espíritu del argumento arriba apuntado.
Un momento... Impartir clases de Ateísmo es poner en duda los fundamentos de las religiones abordadas en las otras cátedras y es, entonces, un ataque a quienes profesan éstas y, por tanto, propio de intolerantes... Vale, aceptemos la lavadora como animal de compañía; eliminemos las clases de Ateísmo.
Un momento... La idea subyacente en toda religión es que ésta, y sólo ésta, tiene la razón sobre la figura de la divinidad, sus enseñanzas y mandamientos. Toda religión, entonces, ataca a todas las otras; impartir clases de todas las religiones es, por tanto, un ataque a los profesantes de todas las religiones y, por deducción, propio de intolerantes... Aceptemos el pulpo como electrodoméstico; eliminemos las clases de todas la religiones, menos la de aquella a la que pertenezco; pues eliminarla sería un ataque a mis creencias y, lógicamente, un acto propio de intolerantes.
Sí, el argumento puede ser llevado aún más allá y rayar, cada vez más, en el absurdo; hasta que la propia lógica decidiera hacer las maletas y tomarse unas vacaciones.
El asunto no es, entonces, si debemos o no ser tolerantes con las prácticas e ideas religiosas de los demás. Desde el principio de esta serie establecí que creo en el inalienable derecho de todos a expresar sus propias opiniones por todos los medios a su alcance. Como creo en mi inalienable derecho a discutir, refutar y hasta burlarme de todas aquellas creencias, ideas y opiniones que considere absurdas, ridículas o peligrosas.
Sin embargo, parte importante del dogma religiosos es que la razón está, por mandato divino, invariablemente de su lado y es, por tanto, su derecho y obligación dictar la forma correcta en que viven, o deben vivir, no sólo sus profesantes, sino la humanidad toda.
En España el gobernante Partido Popular ha echado la legislación sobre la interrupción del embarazo, al menos cuatro décadas para atrás. Ahora prepara sus baterías contra el derecho de las personas a casarse con quien así lo deseen, sin importar el género de los contrayentes... Por donde se mire, un mundo donde una organización como Miss Universo puede dar clases de apertura de criterio e inclusión a un gobierno democráticamente electo es, cuando menos, un mundo triste.
En Estados Unidos, múltiples estados permiten, sino es que obligan, la enseñanza del “diseño inteligente” en contraste (sino es que en vez de) la teoría de la evolución… El problema es que, en esta batalla de la idiotez manifiesta contra la razón, la primera parece ir ganando a fuerza de gritar más fuerte.
Günter Grass publica “Lo que hay que decir”, un poema más bien corto. En él aborda los temas que le preocupan en la actualidad, entre ellos que el potencial nuclear de Israel y su amenaza de utilizarlo contra Iran, sean una amenaza para la paz mundial... La sola idea de que un Estado declarado culpable de crímenes contra la humanidad, posea y éste dispuesto a utilizar armas nucleares contra otro país debería preocupar a cualquiera. Es éste el argumento que las potencias occidentales han utilizado para justificar las medidas contra el propio Iran o Corea del Norte, pero aplicar a Israel la misma lógica que se aplica a otros países es antisemita.
No es cuestionar el derecho de Israel a atacar a cualquiera que considere una amenaza a su territorio, aún si esto implica genocidios varios. No, es cuestionar el derecho divino que, según la Tora, dios le otorgó al pueblo judío de vivir en la Tierra Prometida... Efectivamente, la lógica tropieza al intentar caminar con las orejas, pero no importa, porque así lo dicen los israelíes y son ellos, recuérdese, las víctimas eternas y cuestionarlos es propio de intolerantes y nazis.}
La cuestión árabe-israelí merece, por supuesto, mayores y más reflexivos párrafos… Y se abordará en un futuro (no muy cercano) en estos bites.
Como epilogo a un serie más bien escueta sobre la religión y sus acciones mundanas, el presente es ya un escrito muy largo... Basten estos párrafos como toma de posición y demos paso, la semana que viene, a lo que sigue...
Mario Stalin Rodríguez
Etiquetas: Apuntes sobre periodismo, El Nombre de la Ignominia, Opinión, tratado sobre la necedad
2 Comments:
Redondo, redondo,te ha quedado este post de cierre sobre las religiones.
Yo creo necesario que todos los estados, naciones, (ya que estos por ahora son inevitables) sean laicos y aconfesionales. No creo que ningún estado deba impartir enseñanza sobre una religión ni subvencionarla.
Y también creo que se debe proteger el derecho de cualquiera a profesar cualquier religión, porque creo que en muchos seres humanos subyace un substrato de espiritualidad o religiosidad. Eso es lo que creo.
Por cierto, la monjita, preciosa.
¡Un abrazo!
Biennnn!! He disfrutado leyéndote un montón.
Me gusta mucho cuando diciendo diciendo tienes para todos ... o casi todos , pocos se escapan.
La monjita te ha quedado mona y sugerente.
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