Él es un buen tipo, eso lo sabe todo el
mundo y, por las dudas, él lo recuerda cada que hay oportunidad.
Él
es un buen tipo y, casi siempre, opina en las charlas de oficina sobre política y la condición humana; el gobierno
no debería mantener vagos, dice; los pobres son pobres porque no se han
esforzado lo suficiente... No como él, que es un buen tipo y al que nadie le ha
regalado nada.
Pero
él es un buen tipo; cuando puede y trae monedas, siempre le da una de las más
pequeñas a la mano que se extiende desde un portal.
Ella
lo escucha a lo lejos; la verdad es que no le gusta mucho participar de las
charlas de oficina y prefiere quedarse en su lugar, trabajando en su
computadora... A veces, cuando tiene un poco de tiempo libre y nadie la ve,
escribe algunas líneas de un código de programación muy personal.
Él es un buen tipo; nunca le ha levantado
la mano a ninguna mujer ni ha dudado de que ellas valen tanto como los hombres
y hasta más, cuando se dedican a las cosas que las mujeres hacen mejor.
Es
cierto, a veces cuenta chistes sobre madres solteras y comparte imágenes de
mujeres en el chat que algunos hombres de la oficina tienen para compartir ese
tipo de cosas... Pero son sólo eso, imágenes y chistes, nada verdaderamente
malo porque él es un buen tipo.
Ella
escucha sus chistes y sabe de las imágenes... A veces quisiera decirle algo,
pero reprime esa idea y sigue trabajando en su computadora. A veces, cuando
tiene un poco de tiempo libre y nadie la ve, escribe algunas líneas de un código
de programación muy personal.
Él es un buen tipo y, legítimamente, estaba
preocupado cuando reportaron que Luisa, una compañera de Recursos Humanos, tres
pisos abajo, estaba desaparecida.
Pero
él conoce a las mujeres, decía en las charlas de la oficina; seguramente estaba
con el novio que ojalá sea un buen tipo.
Ella
lo escuchaba decirlo, apretaba un poco el puño y seguía trabajando en su
computadora… A veces, cuando tenía un poco de tiempo libre y nadie la veía,
escribía algunas líneas de un código de programación muy personal.
Él es un buen tipo y estaba legítimamente
consternado cuando, unas semanas después, las autoridades encontraron el cuerpo
de Luisa en una zanja al lado de una carretera, con visibles huellas de
violencia.
Un
hecho lamentable, escribió él en el chat de la oficina, pero sería bueno saber
dónde andaba, en qué estaba metida y hasta con que ropa había salido la última
vez de su casa, porque a saber qué pueda haber hecho para que algo así le
pasara... Porque él es un buen tipo y conoce bien a las mujeres.
Ella
lo leyó y cerró los archivos en los que estaba trabajando y empezó a escribir
líneas y líneas de código de una programación personal.
Ese día él entró a la oficina y encendió su
computadora para seguir trabajando en unos archivos urgentes. Pero cuando
llevaba un poco más de media hora trabajando, todos los archivos se cerraron
sin salvar, la animación de un personaje femenino apareció en la pantalla
cargando un bate y empezó a golpear los íconos y fondo del escritorio... Hasta
que finalmente todo quedó apagado.
Desesperado
se paró de su silla, sólo para encontrarse frente a ella, que lo miraba
sonriente mientras levantaba un bate.
Mario
Stalin Rodríguez
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