jueves, febrero 23, 2012

La Otra Versión 05 (para rimas está el recuadro de la portada)

Sí, lo reconozco, si me tardo un poco más, esto habría salido para celebrar el 6° aniversario del Blog*.
Quien quiera un recordatorio:
Esto empezó aquí.
Ganó una votación acá.
Así que continuó por allí.
Siguió allá.
También lo hizo más allá (y con segunda parte)
Tenía un pasado inmediato ahí.
Y algunos de sus protagonistas también lo fueron en el Big Culo Day Marciano, de estos bites y hasta en el S3.



Continuará...
Por cierto... Para celebrar que llegamos al número cinco (sí, sí, lo de la rima), pues algunas razones por las cuales me gustaba esta serie pueden verse aquí.
En otro orden de ideas, en la sección de Lo que la Gente me ha Dado, ya pueden Uds. ir a ver el Culo de Tania.
*Y sí, habrá un regalo en el primer post de Marzo por el 6° Aniversario de estos bites, pero no tendrá nada que ver con esto... Espero.

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miércoles, febrero 15, 2012

Big Culo Day 2012... Una postdata

Pues eso, que el Big Culo Day 2012, el 5° (por el ídem te la hinco) se ha acabado... Y yo tenía un post preparado para publicar hoy, que nada tenía que ver con culos... Lo juro... Pero hubo cambio de planes.
Con motivo de tan magno evento, la Capitana Glown me pidió un escrito de cien palabras sobre culos deseados... Bueno, en realidad se lo pidió a muchas personas, pero sólo yo y ella lo escribimos... Y como ella no tiene blog propio (sí, lo sé, a mi también me parece una lástima)... Y como le daba cosa dejar que ambos textos cayeran en el olvido... Pues nada, que donde manda capitana no dispone el marinero... Dos textos más sobre culos... Primero las Damas...

Imagen variación de un dibujo hecho especialmente para la Capitana en 2010.

El tuyo
No deseo cualquiera. Deseo el tuyo. Podrías decirme que no merece tanta atención, que hay otros mejores allá afuera. Te aseguro que los hay, pero no me importa: yo quiero el tuyo. Aunque me des miles de excusas, me evadas la mirada o me cambies el tema; yo te voy a decir lo mismo. Es más, te voy a insistir y perseguir hasta que cedas.
Porque yo no voy a quedar satisfecha hasta tenerlo. Lo quiero entre mis manos, deseo acariciarlo y gritar que es mío. Porque sí, lo es. Te lo advertí hace mucho.
Exacto: tu culo es mío.
Tania Bravo

Y ahora el anfitrión... Es decir, yo...
Drabble
BCD 2012
Cien palabras podrían no bastar, aunque, claro, también podría ser que no logre llegar a tal número. Podría ser que hablar de ella, de sus días, de sus ojos y de sus risas, me distraiga. Porque no quiero hablar aquí de las mañanas, noches y madrugadas compartidas; quiero hablar de su culo.
Sí, así de mal como suena. El asunto aquí es cómo entendemos el cariño o la mutua ternura. Porque en el cariño también entra el deseo, al menos en mi cariño por ella entra, claro, el deseo. El deseo de su risa, su pecho, sí… Y su culo.
Mario Salin Rodríguez

Imagen conmemorativa de la aturoía de la Capitana, no fue hecha para estpos bites, pero la tomo por derecho de cita.

Y ya está, ahora sí, proimeto que la próxima semana volvemos a nuestra anormal normalidad...

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martes, febrero 14, 2012

Big Culo Day 2012

Señores, a toda capilla le llega su fiestecita y para nosotros, después de sobrevivir a los San Valentines con su contradictoria ración de azúcares y depresiones varias, a nosotros llega el esperado...

BIG CULO DAY 2012
el 5°

(por el culo te la hinco)

Como bien lo saben, esto es una inicitiva para el bien de la comunidad internetera de Su Marcianidad, Jotace DT el Primero de su nombre (Bueno, en realidad es una sucia maniobra distractora para poder hacer avanzar el Plan Marciano de Dominación Mundial -mr- mientras vemos culos, pero si lo pongo así, queda menos bonito)...
Bueno, la cosa es que, como ya es tradición en estos bits, toca participar entusiastamente... Verán, yo quería hacer una animación con ilustraciones tal que así:
Pero, la verdad, es que al hacer este primer dibujo, me di cuenta que la cantidad de líneas del vestuario y del tatuaje de la espalda, harían considerablemente trabajoso el hacer la cantidad de dibujos necesarios... Y eso sin contar con los efectos de iluminación.
Así que hubo que cambiar de personaje y quedó como podrán verla (o no) en el Blog marciano.

También tenemos culos en el S3
En Twitter
En el Librocara
Y por tener, tenemos hasta para el ÚLTIM!!!
y los coments del post del jefe dedicado a la ocasión.

Y ya está... mañana volvemos.

Bonus Track
La mismísima Capitana Glown ha tenido a bien regalarme con un culo de campeonato... Que comparto, más que otra cosa, para presumirlo...

Y sí, claro que lo pondré entre lo que la gente me ha dado... Faltaba más.

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jueves, febrero 09, 2012

Candelaria con tamales

Nota aclaratoria: En México y, sobre todo, en su parte centrral, es tradición que el 2 de Febrero, día de la Candelaria en el calendario litúrgico, quien haya sacado el niño de la Rosca de Reyes, invite los tamales*...
El 2 de Febrero ya ha pasado y, hasta donde sé, sólo en México se estila colocar monigotes de plástico en forma de Niños Dios dentro de la Rosca de Reyes... También, hasta donde sé, el tamal no es necesariamente conocido fuera de las fronteras mexicanas... Pero una tradición es una tradición y, bueno, es pretexto para una fiesta, no?


LA CIUDAD YA NO ES LA MISMA


Cap. Nº 1
El día en el que nadie vendió tamales
Al principio nadie lo notó, todo parecía normal; común y corriente. Los desmañanados habitantes del Distrito Federal se dirigían a su trabajo y, por una extraña razón, todos habían logrado desayunar antes de salir de sus moradas, así que nadie extrañó a los Tamaleros.
Pero ese día había algo fuera de lo normal, en ningún sitio, en ninguna esquina había un tamal, no existía un solo tamalero, pero, como dijimos; nadie se dio cuenta.
La noticia empezó a correr al alrededor del mediodía, el Jefe de Gobierno se ufanaba de este certero golpe en contra del ambulantaje que inundaba las calles de la capital de México. Desde muy temprano las camionetas de la policía recorrieron las arterias de nuestra ciudad, apresaron a todos los que se atrevían a poner un puesto de tamales. Era una medida inteligente, en lugar de prohibir el ambulantaje, prohibieron la venta de tamales; todo aquel que los vendiera sería, automáticamente, un infractor.
Pronto diversas organizaciones sociales y gubernamentales, así como partidos políticos, se apresuraron a apoyar esta nueva ley; "Mano Dura" era el grito que se escuchaba en las calles de la ciudad y frente al Palacio de Gobierno. La ciudad pareció sumergirse en la calma total el resto del primer día.
Al amanecer del segundo día de la "Crisis del Tamal" (como la llamaron algunos medio de información varios días más tarde) los torteros y taqueros hicieron su Agosto; tan solo los ayunantes capitalinos, aquellos que por motivo de horario no pueden desayunar en sus respectivos domicilios, terminaron con la existencia de tortas de milanesa con quesillo y de tacos al pastor en las primeras horas del día.
Para la hora de comida de las oficinas solo se podían conseguir tortas de aguacate y tacos de salsa, triste sustituto de consuelo para el hambre del trabajador. Esto no preocupaba a los grandes potentados pues ellos comían en lujosos restaurantes, los burócratas de medio pelo se atiborraban en las fondas populares, sólo la clase jodida resentía los efectos secundarios de la ausencia de tamaleros.
Aquella noche la asociación de restauranteros, que agrupa desde la fonda más humilde hasta el restaurante más lujoso, tuvo una reunión especial; en ella se acordó reducir el precio de sus mercancías, para que todos pudieran comer en sus locales, esto fue un grave error, como se podrá ver más adelante.
El tercer día fue el acabose, los obreros hambrientos llegaron a su trabajo quejándose de dolores de hambre en la región estomacal, ese día nadie trabajo en la mañana, ya que todos estaban demasiado hambrientos para realizar cualquier labor. Al mediodía los burócratas de medio pelo vieron como sus fondas eran invadidas por obreros, albañiles y otro sinnúmero de trabajadores humildes, todos ellos hambrientos; los restaurantes lujosos no se dieron abasto al ser ocupados por los burócratas que, huyendo de las fondas, se refugiaban en ellos para calmar su hambre. Ahora eran los poderosos potentados quienes resentían la carencia de tamaleros, pues tenían que ir a sus casas a comer el horroroso guiso de su mujer, improvisada cocinera.
Esta fecha será recordada como "La Tarde de los Despidos", ya que los patrones, furiosos de mal comer, desemplearon a todo aquel que los hiciera sentirse desgraciados. Por la noche la cosa se agravó; ni las fondas ni los restaurantes tenían con que atender a su clientela, ya que, como es de sospecharse, hay más obreros, albañiles, vendedores ambulantes y etcéteras que burócratas de medio pelo, y en definitiva existen más burócratas de medio pelo que ricos potentados. Así que para la cena no había un solo local u expendio de comida que pudiera ofrecer algo más de aire, en resumen, la comida comercial era ya inexistente.
El cuarto día fue mucho peor, al ya no existir oferta comercial para la comida, los mercados, súper mercados y tienditas de la esquina se vieron asaltados desde muy temprano por mujeres de las más distintas capas sociales (desde la más encumbrada señora hasta la más humilde ama de casa). Las capitalinas buscaban con que satisfacer la creciente hambre propia y la de sus maridos, hijos, padres, abuelos y etcéteras. Aquel día fue llevadero, pero todo mundo llegó tarde a su trabajo y/o escuela.
Y es que no es lo mismo echarse un tamal por el camino que desayunar en compañía de toda la familia. La hora de comida también sufrió cambios drásticos, pues es muy distinto comer en la fonda de la esquina o en el comedor del trabajo (ambos ahora inexistentes) a tener que hacer hora y media de camino hasta la casa para poder alimentarse.
El quinto día fue la cúspide de la crisis, ya que ante la carencia de restaurante, torterias, fondas, taquerias o sus etcéteras, y ante el hecho de que los mercados, supermercados, tienditas de la esquina y sus derivados habían agotado sus existencias el día anterior, nadie comió esa mañana.
Para el mediodía una nueva forma de comercio había proliferado por la ciudad; el mercado negro de comida. La comida se conseguía a precios estratosféricos, pero todos los capitalinos estaban dispuesto a vender su alma al diablo por un mendrugo de pan, aunque fuera de dudosa calidad.
Por la noche los vendedores de vacas, chivos, pollos y otros tipos de ganado, así como los comerciantes de semillas estaban preocupados, ya no tenían nada que vender, puesto que los defeños, preocupados por la carencia de comida, decidieron invertir parte de su tiempo en ser ganaderos y/o agricultores.
Para la tarde del sexto día toda la alfalfa, paja o cualquier otro alimento de ganado había desaparecido de las tiendas de la capital, lo mismo sucedió con cualquier especie de abono para plantas, o los aditamentos necesarios para la ganadería o la agricultura.
Como dato curioso; en algún canal de la televisión sale, en la mañana, un programa sobre las mejores técnicas de cultivo y cría de ganado, programa prácticamente ignorado hasta este día, pero a partir de que todos los capitalinos tuvieron ganado y/o cultivos, fue el de mayor raiting en la historia del D.F.
Para el séptimo día las cosas se pusieron aun más grabes: La carencia de alimento, abono y utensilios, sumada a la tardanza de los vegetales en crecer y del ganado en engordar, hizo que los capitalinos salieran a comer el pasto y las plantas que el Departamento de Parques del Distrito Federal había plantado por toda la ciudad, para la tarde no había camellón verde ni planta viva en las calles de la capital, por la noche no existía ni un parque en condiciones o planta alguna en todo el centro urbano de México.
Las cifras asustaban, en toda la historia del mundo no había existido una ciudad en la que el dinero tuviera tan poco flujo, nadie vendía nada por la simple razón de que nadie compraba nada; el dinero era utilizado para otras cosas, se inventaron los guisados de diez pesos, la sopa de monedas, la gelatina de cincuenta pesos y etcéteras. El ganado era alimentado con billetes de veinte pesos o de cien. Las plantas eran abonadas con mezcolanza de billetes de a doscientos y de a quinientos.
Dice el dicho que no hay mal que por bien no venga, la veracidad de esta afirmación se pudo comprobar el octavo día. Esa mañana el aire de la capital era limpio, no había una sola partícula de contaminación en el ambiente, sólo flotaba un cierto olor a estiércol, pero no todo es perfecto.
El noveno día un nuevo mal se sumo a los ya existentes. La gente tomaba mucha agua por la carencia de alimentos, pero ante tan desmedido consumo el agua se acabo, así que a beber lo que se ofreciera; los refrescos embotellados se agotaron y la leche también. Para la noche la ciudad estaba más seca que el desierto del Sahara.
Para el décimo día miles de capitalinos salieron despavoridos rumbo a los estados de la república, estado en los que aun había tamaleros y, por ende, no existía tan tremenda crisis. Pero ante la marea creciente de chilangos los estados cerraron sus fronteras, los policías municipales se transformaron en agentes fronterizos en la metamorfosis más rápida de la historia policíaca mundial. Por la tarde, el Distrito Federal estaba aislado.
Pero más de la mitad de la población capitalina logro escapar. Los que se quedaron tuvieron en sus manos una abundancia de ganado y cultivos, así que la crisis alimenticia estaba solucionada, sólo faltaba volver a proveer de agua a la Ciudad. Se entablaron negociaciones con los estados vecinos y se logro, esa misma noche, llevar líquido.
Para el día once las cosas estaban más o menos solucionadas, es decir; la reducción de la población remedió en parte la carencia de tamaleros. Pero, lamentablemente, la ley anti tamales y sus consecuencias fue solo el inicio de la muerte del Distrito Federal.

Cap. Nº 2
El día que la mordida tuvo tarifa fija.
El gobernante capitalino se hallaba preocupado, su ley Anti Tamales no tuvo la aceptación que se esperaba y, de hecho, después de los días de terror, la exigencia de su renuncia era clamor popular entre los escasos habitantes defeños.
Definitivamente necesitaba dar un golpe que lo ayudara a recuperara su cada vez más escasa popularidad, así que decidió combatir la corrupción. Pero sabia que era muy difícil el destituir a todos los funcionarios corruptos de su administración, aun más si no se les podía colocar en otro estado de la república, ya que las fronteras de los estados seguían cerradas. Desde Guanajuato (nueva cede del poder ejecutivo, legislativo y judicial) le llovía la insistencia de legitimarse, así que decidió dar un golpe menor, pero que se reflejara en la vida diaria del Distrito Federal.
Una mañana dio una conferencia de prensa; la mordida tendría, de ahora en adelante, tarifa fija. No se podría extorsionar ni con un centavo de más ni de menos al automovilista que no deseara pagar su infracción o que no le apeteciera que su coche fuera a dar al corralón.
Los primeros síntomas de tan genial medida no se hicieron esperar, ante la imposibilidad de regatear el monto de la mordida al policía de crucero, los habitantes de la ciudad preferían ir a pagar su multa a la delegación o rescatar su coche de los corralones.
Pronto los policías vieron disminuir considerablemente sus ingresos diarios y adivinaron que solo alguien tenia la culpa de tal hecho, el Jefe de Gobierno. Además de que la población ciudadana no veía con buen ojo perder días enteros a en pagar una multa o en sacar su transporte del corralón, lo que atiborraba de sobremanera el transporte publico que no tardó en ser insuficiente; ¿quién tenía la culpa de esta situación? el Jefe de Gobierno.
Las huelgas de policías proliferaron en la ciudad de México y las marchas de transeúntes inconformes inundaban las calles, pero el gobernante alegaba que su política era la adecuada y que no se podían dar golpes de timón, el descontento crecía.
Pero el descontento social no era la única consecuencia palpable, el comercio del D. F. volvía a tener graves problemas, ya que más de la mitad de los camiones repartidores estaban en el corralón era imposible tener un abasto suficiente para todos los comercios del valle del Anahuac, otra vez; las tiendas quebraron, los grandes almacenes operaban con déficit económico y la comida escaseaba.
Fue otra migración de chilangos la que salvo la ciudad, pero un centro urbano con menos del 1% de su población original no podía funcionar por mucho tiempo, como se puede ver más adelante.

Cap. Nº 3
Muerte y resurrección de la ciudad de México
De los cien habitantes restantes de la antigua capital de México, uno era el Jefe de Gobierno, otros 30 eran torteros, uno era maestro de primaria, otro de secundaria, uno más de preparatoria, 16 estudiantes de licenciatura (cuya ocupación consistía en hacer una marcha diaria exigiendo la renuncia del gobernante), otro era jefe de una oficina gubernamental, otros 20 empleados de otra oficina gubernamental, una ama de casa, dos asaltantes, un dueño de un banco, una cajera de otro banco, otro era vendedor ambulante, otro carnicero, otro abarrotero, otro panadero, uno más restaurantero, uno agricultor, una prostituta vieja (de esas que fundaron el oficio más viejo de la historia), otro era policía, seis niños y los restantes desempleados.
La ciudad, en resumidas cuentas, era territorio inútil y anárquico, ya que el policía tenia asignada la delegación Tlalpan, los asaltantes operaban en la Gustavo A. Madero y la Xochimilco, el ama de casa vivía en Milpa Alta, el dueño del banco tenia su local en la Venustiano Carranza, la cajera trabajaba en Coyoacán, el abarrotero vendía en la Cuahtémoc, el agricultor tenia su parcela en la Benito Juárez, el jefe de Gobierno despachaba desde el Centro, el carnicero tenia su carnicería en Tlahuac y los restantes se distribuían indistintamente en todo el Distrito Federal.
Ante esta situación la presidencia de la república decidió probar ahí su nuevo plan económico, ya que el resto del territorio estaba ocupado por los chilangos evadidos (que, cabe decir, protestaban por todo). El experimento económico provoco que los que aun vivían en el D.F. huyeran despavoridos, eran pocos pero humanos. Se consiguieron un pollero que los llevara, en tres viajes, a Cuernavaca, es decir; la ciudad de México solo se quedo con un habitante, el jefe de Gobierno.
Ante la carencia de población en el Distrito Federal, el gobierno declaro la ciudad como tierra de nadie, lo que motivó que los habitantes del resto de la república la invadieran, ya que Chilangolandia era, ahora, el único territorio libre de chilangos en el país.
Los nuevos ocupantes de la ciudad abolieron la ley Anti Tamales y las tarifas de la mordida, ocuparon al regente como barrendero de Azcapotzalco, convirtieron la Cámara de Diputados, el Palacio Presidencial y la Cámara de Senadores en edificios departamentales y bautizaron al nuevo estado como Estado de Tenochtitlan, desde entonces todos vivieron muy felices con sus tamales, sus mordidas regateables, su sin Jefe de Gobierno y su sin chilangos.

Y colorin colorado, este cuento se ha acabado.
Mario Stalin Rodríguez.

P.D. Se me ocurre que éste es, probablemente, el texto más localista que he escrito en mucho tiempo, por lo que la mayoría de mis lectores no mexicanos (sé que están ahí, Google Analytics los ha delatado) entenderán poco o nada de las referencias geográficas y de algunos gentilicios usados.
Se me ocurre, entonces, que habría sido educado de mi parte, colocar un mapa de ubicación y un glosario mínimo... No lo haré. Para el mapa existe google maps y del glosario... Bueno, si de verdad lo necesitan y hay las suficientes peticiones (digamos, que éstas sobrepasen el record histórico de comentarios a un post), incluiré algo similar en alguna publicación futura, estamos?

*Platillo típico mexicano, elaborado a base de masa de maíz envuelto en una hoja que puede ser o no, de la misma planta... Por si no le dieron click al enlace.

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miércoles, febrero 01, 2012

Post Enlatado

PEQUEÑAS NOTAS.

"Cualquiera sabe que habito a la izquierda, sobre el rojo."
Julio Cortazár.

(La vuelta al día en ochenta mundos.)


El amanecer del tercer mes de prisión me sorprendió despierto, mirando como ausente las manchas rojas, de oxido, sobre los barrotes de mi celda. No podía dejar de admirar la precaria seriedad con que la naturaleza, sabia como es, nos regala un momentáneo esparcimiento en las situaciones más angustiosas.
Tardaría aún en venir mi carcelero a pasar lista, tardaría en llegar aquel a quien tanto desprecié y ahora, tras meses de constante convivencia, trato de conocer a fondo.
Cualquiera que lea esto pensará que me he rendido al encierro, que no duré lo que mis compañeros (fallecidos, tal vez, en esta misma celda, ante estos barrotes oxidados), no es así. Lo que sucede es lo que sucede a todo ser humano que se digne de serlo, trato de comprender los motivos del contrario (que, posiblemente, no es mi enemigo).
Mi carcelero llegó, no tan puntual, a la cita diaria; en su cara se adivinaba la angustia de su misión. Me fusilarían en una hora, no tendría oportunidad de probar el último alimento como es debido.
Es obvio que se trató de un fusilamiento simulado, o no estaría yo escribiendo.

Para el mediodía todo había terminado, estaba de regreso en mi celda y contemplaba, ya no los barrotes o el oxido, sino las nubes que pretendían, inútilmente, acallar las palabras del sol. No se por qué esta escena me trajo recuerdos de mis días de libertad, perseguido por mis ideas y acciones (como si estas dos cosas no fueran una sola).
Para la noche me entretuve en mirar las estrellas que, tímidas, tiritaban en el cielo. Me dieron ganas de recitar un poco de poesía, a solas como se debe recitar en voz alta, y cante una canción que, en otros tiempos, jamás escucharía de mis labios.
Adormecido por el efecto sedante de mis notas musicales me acosté en el piso, y es que no pretendía llegar a la plancha de concreto que aquí llaman cama, pensando en la historia de mi patria, y meditando en cuentos amaneceres más me sorprenderían viendo el oxido de los barrotes, hasta el día, que llegará sin duda, en que el fusilamiento no será simulacro.
Mario Stalin.

Y ya está... Éste es uno de los primeros cuento que escribí y de los cuales puedo sentirme orgulloso (antes escribí algunos otros, pero no me siento particularmente tentado a mostrarlos en público, la verdad)... Espero les agrade el ejercicio de autoantropología literaria, en ocho días volvemos al presente... Espero.

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