jueves, septiembre 28, 2006

LOS DÍAS Y LA(s) GENTE(s)

Mario Stalin Rodríguez

“Te quiero porque tu boca

sabe gritar; REBELDÍA”

Mario Benedetti

Mucho más que dos

Noche

La ninfa recarga su espalda contra mi pecho, rodea mis brazos, que ciñen su cintura, con los suyos y apoya su nuca en mi hombro... Sonríe mirando al firmamento.

Los fuegos de artificio iluminan la noche nublada, algunos puños (pocos) se levantan, todos son izquierdos. Sus ojos, los de ella, se humedecen, un poco por la pólvora, un poco por lo demás. Entre estallido y estallido, su mirada busca la mía. A veces, cuando la explosión es grande, me obliga a estrechar mi abrazo, a juntar nuestros cuerpos. Otras veces, cuando la explosión es cercana, voltea su cuerpo, oculta su cara en mi hombro, inundándome del aroma de su cabello, hablando, suspirando, respirando en mi cuello... Ciño su cintura mientras ella me rodea.

Nuestras miradas se juntan, a milímetros de distancia y en su rostro veo complicidad y tal vez, un poco, el reflejo de mi propio anhelo... Aparto mis ojos y miro las estrellas artificiales que estallan unos metros arriba, en el suspiro que escucho en medio del estruendo hay, quizás, un tanto de decepción.

Sucede que no es mi anhelo el del cuerpo de la ninfa y no es mi espera la de su mirada... A su lado deseo al otro nombre de la esperanza.

Mientras tanto, entre gritos, multitud y fuegos de artificio, el mañana empieza su camino.

Antes

La ninfa encontró en la ciudad de las lonas, por primera vez, la calle. No como el diario transitar; sino como la construcción de otro futuro, de un mejor mañana. Antes, la ninfa sólo conoció su burbuja; la falsa imagen de un mundo seguro en el que el contexto no importaba, donde la realidad no entraba.

Pero en la nación embrionaria conoció el placer de bailar en el pavimento, de plasmar en el lienzo de manta su indignación, su coraje. La ninfa escapó de su seguridad para comer en la cocina callejera y usar los baños portátiles... La ninfa encontró la calle, sí y a la multitud.

La ninfa ha dejado de ser sólo ella y se ha transformado en multitud, en río que corre en música multicolor; en el mañana como plural.

De madrugada

En el céntrico local los diferentes, los compañeros, ríen y cantan. Bailo con la ninfa, abrazo a la Alicia que escapa de la reina de corazones y, junto a los ornitorrincos, brindo por el mañana.

La madrugada avanza y la alegría se contagia, las mismas consignas y cantos que entonamos hace horas en la plaza de concreto, se repiten y varían entre las cuatro paredes de nuestra celebración. Alicia baila y sonríe, la ninfa conoce al periodista y al abogado vergonzante, los diferentes, los compañeros, cantamos, gritamos para imponer nuestra plática a la música... No encontramos, nos reencontramos, como siempre, construyendo mañanas.

De madrugada la esperanza llama y abandono el festejo... No hay mejor manera de celebrar el mañana que al lado, así sea a la distancia, de la sonrisa que lo justifica.

Inicio

Son todos, son diversos; los distintos. Los ignorados de siempre, los que cumplen la promesa de Cicerón; volvieron y son, efectivamente, millones... Es en estos rostros que se empapan y sonríen, y no en los nombres impugnados por el grito, donde empieza a construirse el mañana.

Son ellos, son ellas las que organizan de la nada la toma del baño de un restaurante. Son ellos, son ellas, quienes regresan caminando en la noche, terminados los formalismo, coreando aún las canciones que recobran su sentido.

Son ellos, son ellas, quienes inundan los vagones subterráneos a la voz de “El Pueblo Unido, Jamás Será Vencido”. Son ellos, son ellas, quienes construyen el amanecer, a pesar de los parásitos que su nombre buscan traicionar, intentan el engaño. Son ellos, son ellas, quienes al final se impondrán.

Son ellos, son ellas, sí, pero sobre todo un nombre. La otra forma de escribir esperanza, la que tiene cinco letras.

A mi lado su sonrisa hace surgir el sol y el reflejo de éste en su cabello húmedo, explica la anterior tormenta. A mi lado ríe y es su música el pretexto para el mañana.

Lleva en su pecho el nombre de mi deseo y son su voz, sus ojos, sus manos y, sobre todo, su palabra el discurso de mi anhelo... Como en la esperanza que no muere, su nombre se oculta en estas líneas. Como el futuro que hemos soñado, mi anhelo se adivina en mis trazos.

Al futuro por asalto

Nadie dijo jamás que el camino emprendido fuera fácil ni corto y lo cierto es que apenas inicia. Una etapa de lucha ha terminado y el futuro que construiremos queda aún a al distancia. No importa, finalmente, no importa; los distintos hemos empezado a andar.

Sobrarán las voces que llamen a la paciencia, a la negociación; que es decir, al conformismo. Sobrarán las tentaciones de la traición, sobrarán los cínicos, los hipócritas y sus parásitos. No importa, finalmente, no importa; los distintos hemos empezado a andar.

Muchos de los que hoy partimos no llegarán al amanecer distintos, otros se unirán en el camino y algunos, desde afuera y desde adentro, intentarán detenernos. No importa, finalmente, no importa; los distintos han empezado a andar.

Los otros, los pequeños, los ignorados han empezado a andar juntos y a reconocerse como iguales, es decir; como diversos. Tienden puentes y tejen redes al lado de los hipócritas que no los entienden. Trabajan y caminan mientras las sombras, de adentro y de afuera, intentan comprarlos, venderlos, traicionarlos. No importa, finalmente, no importa; ellos sólo son noche y nosotros caminamos al mañana.

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DESPUÉS DE LA CND


con perdón de la paráfrasis
Mario Stalin Rodríguez

En el Chile anterior a Pinochet, Allende, un socialista, conquistó la presidencia con el voto popular. Su programa de gobierno, encaminado a refundar la nación, emergió de la iniciativa de la Unidad Popular; una asamblea constituida por el pueblo y para el pueblo, en donde todos encontraron voz.

Conviene retomar la experiencia, para que el futuro que empezamos a caminar se liberé del pasado que el poder ostenta, y de los cínicos y parásitos que a nuestro lado medran, esperando el tiempo de traicionarnos... Conviene retomar la experiencia y aprender de ella.


Canción del Poder Popular

(cántese con música de Inti-illimani)


Si nuestra tierra nos pide

tenemos que ser nosotros

los que levantemos la patria,

así que a poner el hombro

Vamos a llevar la rienda

de todos nuestros asuntos

y que de una vez entiendan,

hombre y mujer todos juntos

Porque esta vez no se trata

de cambiar un presidente

será el pueblo quién construya

un país bien diferente

(bis)

Todos vénganse a juntar,

tenemos la puerta abierta

y la CND

es para todo el que quiera

Echaremos fuera al yunque

y su odio siniestro

con la CND

seremos todos gobierno

Porque esta vez no se trata

...

(bis)

La patria se verá grande

con su tierra liberada,

porque tenemos la llave

ahora la cosa marcha

Ya nadie puede quitarnos

el derecho de ser libres,

y como seres humanos

sabremos hacer futuro

Porque esta vez no se trata

...

(bis)


La letra ha sido modificada, el sentimiento, el sentido, permanece.

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lunes, septiembre 11, 2006

El movimiento de AMLO ''ya ha elaborado el duelo''

Las tareas de la convención mantienen alto el espíritu
El movimiento de AMLO ''ya ha elaborado el duelo''

Aplausos para La Jornada, Monitor, Aristegui y Rocha

JAIME AVILES

Al cumplir seis semanas de diálogo continuo, cotidiano, ininterrumpido, la relación entre Andrés Manuel López Obrador y los miles de rostros, de cuerpos, de manos que abarrotan la plancha del Zócalo día tras día, a la hora que él sale a hablar desde el templete, parece un intercambio entre dos personas: cada hombre, cada mujer, se comunica directamente con él como si el resto del mundo no existiera.

Si pide que Felipe Calderón acepte el recuento de todos los votos, aunque eso ya no cambie el veredicto oficial, y añade que ''el que nada debe nada teme'', vuelven a surgir por todas partes las manitas que hacen la señal de cus-cus; si reitera que no permitirá la "imposición de un pelele", miles de brazos le responden como agujas de metrónomo oscilando de aquí para allá que no, que no. Y cuando al final de cada asamblea se despide agitando la mano derecha, miles de manos de nuevo le contestan, como si se alejaran del Zócalo a bordo de un tren.

''¿Vamos a permitir que el Ejército realice el desfile militar que tiene programado la Secretaría de la Defensa Nacional el 16 de septiembre? Los que estén de acuerdo levanten la mano'', dijo ayer, y al instante el Zócalo se nubló con la irrupción de miles y miles de dedos y uñas y anillos y pulseras y palmas y codos y ojos desmesurados y bocas abiertas que gritaban ''¡Siiiiiií!

Elena Poniatowska fue la primera en advertirlo, y contarlo, desde el mitin del sábado 8 de julio, cuando estalló la protesta contra el IFE, el PREP y el conteo distrital, esas siglas, esas palabras, que entonces las crónicas explicaban letra por letra, sílaba por sílaba, porque de ellas todo en la vida dependía, y que hoy, sólo dos meses más tarde, ya nada significan: "López Obrador habla en el Zócalo como si estuviera en la sala de su casa: ¿qué les parece si hacemos esto, vamos bien o hacemos lo otro?"

Diez semanas después de las elecciones la nueva consigna del coro, nacida apenas el jueves, proclama: "¡Es un honor estar con Obrador! ¡Es un honor estar con Obrador!". Y la muchedumbre la repite porque ya no tiene mucho caso gritar "¡voto por voto, casilla por casilla!" o, como el martes, tras el fallo del tribunal electoral, "¡jus-ti-cia, jus-ti-cia!", y ni siquiera en tono más colectivamente íntimo, "¡queeé poca madre, queeé poca madre!".

De alguna manera, como dicen los sicoanalistas, el movimiento ha "elaborado el duelo" que le produjo la decepción de la victoria no anunciada en el momento del clímax que esperó más de dos años. Las sospechas iniciales de fraude, que se tradujeron en certezas de burla, de estafa, de impotencia, y después en deseos de venganza y destrucción, han cedido su lugar a una renovada confianza en los planes de corto y largo plazos cifrados en el proyecto del "gobierno en rebeldía", que está a punto de formar la convención nacional democrática para "transformar las instituciones desde afuera y desde abajo", porque "el poder está en la gente, no en los edificios de gobierno".

Estas ideas, que López Obrador ha ido desarrollando, explicando y repitiendo, una y otras vez, durante 42 días de plantón, como un maestro sencillo y perseverante en el gran salón de clases del Zócalo, la gente las maneja ya como propias porque las ha hecho suyas, son su nueva brújula para navegar a través del futuro inmediato. Son el fruto de un larguísimo, agotador, intensivo trabajo de reflexión para evitar el estallido y preservar el gran movimiento social que nació después del 2 de julio.

Por el buen camino

López Obrador lo dijo la noche del sábado, en corto, hablando con amigos: "Estoy contento porque nosotros ya tenemos una salida política extraordinaria, que es la convención nacional democrática; los que me preocupan son ellos, nuestros adversarios; ellos están acorralados y no saben qué hacer".

Una inquietud que reiteró ayer, en la parte central de su discurso y que, además de conversar con la plaza, era un mensaje a los altos mandos del Ejército: "No es fácil encontrar las salidas, porque nos meten en una situación muy complicada: no sólo hacen el fraude sino (que) luego le dejan a uno la responsabilidad. Si uno lleva el movimiento al desbordamiento, si el movimiento se desborda, ahí está, (uno es) violento; si uno es demasiado pasivo, si no hace nada, ya se vendió, ya traicionó. Entonces fíjense qué difícil es salir de la trampa, teniendo además encima a muchos medios de comunicación que nada más están viendo si nos equivocamos para lanzarse contra nosotros. Pero este domingo, se los digo, yo estoy contento porque ya encontramos la salida. Vamos por buen camino".

Y que era un mensaje a las fuerzas armadas lo probarían las líneas que leyó algunas cuartillas más adelante, cuando trajo a colación que "la institución militar no es un órgano de gobierno, pertenece al Estado y tiene que defender a todos los mexicanos, al pueblo. (Por eso) no queremos, y esto lo planteamos de manera respetuosa desde el Zócalo, que se disfracen militares de Policía Federal Preventiva, (por)que una agresión de la PFP la vamos a tomar como una agresión del Ejército, que quede claro".

Los párrafos siguientes, en consecuencia, serán los del dando y dando: a cambio, el plantón se levantará "a las dos o tres de la mañana" del 16 de septiembre para que el Ejército realice el desfile militar, y la gente volverá al Zócalo a las tres de la tarde para iniciar los trabajos de la convención. Esa es la salida. ¿Hay otra?

La gente lo arropa cuando culmina el planteamiento: "¡Es un honor, estar con Obrador! ¡Es un honor estar con Obrador!" Pero cuando él, como todos los días, vuelve sobre el tema del "cerco informativo" y agradece a los medios que, "con honrosas excepciones saben estar a la altura de las circunstancias", de la multitud, en tímida respuesta, empiezan a salir ejemplares de La Jornada.

Y esto desencadena un reconocimiento, "aunque a lo mejor no ayuda", a este diario, a Radio Monitor, que todos los días transmite íntegro su discurso de las siete de la noche, y a periodistas como Ricardo Rocha, Carmen Aristegui, Jorge Saldaña...

López Obrador pronuncia esos nombres y voltea a ver a los dirigentes que forman una valla detrás de él en el templete, como con ganas de preguntarles quién se le está olvidando. Alguien, detrás de Martí Batres, le "sopla" gritando: "¡Zabludovsky!"

El cuchillo y los coheteros

Antes de la asamblea, alguien a un costado del templete lanza un cohetón. "¿Uno?, ha disparado por lo menos 10 durante cada uno de los 42 días que lleva el plantón, es decir, casi 500, ¿cuánta pólvora tendrá en su casa?", se preguntarán al rato muchas personas del templete comentando lo que ahora está a punto de suceder: la vara con lumbre se convierte en obús, cae en una tienda de campaña y explota adentro, ensordeciendo y quemando levemente en una mano al notario público Ismael Yáñez, que estaba de visita en el campamento.

Después de la asamblea, una familia del estado de México sube al escenario acompañando a tres personajes: una botarga inmensa con el rostro de López Obrador y dos niños chiquitos con máscaras de Vicente Fox y Felipe Calderón, que bailan al son de unos mariachis de Garibaldi. Y sobresaltándose de repente con el estallido, siempre por sorpresa, de otro maldito cohetón, una mujer le dice al cronista: ''Los cocineros de los restaurantes de alrededor del Zócalo están hasta el gorro de los cohetones: cada que truenan se cortan el dedito con el cuchillo de picar...''

Es Liliana Felipe, que de observaciones insólitas como ésa ha escrito mil canciones, incluso en las circunstancias más difíciles, como ésta, por ejemplo, cuando faltan ya sólo cinco días para la convención nacional democrática...

Y mientras todo esto ocurre:

Protegido por todo tipo de medidas de seguridad, cobijado por seis secretarios de Estado y rodeado de acarreados, el presidente electo Felipe Calderón festejó ayer haber derrotado a sus adversarios que representan el pasado que "amenazaba y aún amaga con atrapar a México en el odio y en el rencor".

"Vamos a exigir a todos los mandatarios respaldo para Oaxaca y que el presidente Vicente Fox resuelva el problema, porque no se va a solucionar con reuniones en la Secretaría de Gobernación. Ya es tiempo de actuar". El gobernador de Colima, Silverio Cavazos, aseguró que Fox tiene que arreglar el conflicto, porque "si no, y cae Ulises Ruiz, el siguiente va a ser Felipe Calderón. Eso a todos nos queda claro, porque no se puede dejar caer a uno y proteger a otro". Es decir; No tardaron mucho los gobernadores priístas en pasar la primera factura al foxismo.

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domingo, septiembre 10, 2006

A gritar al Zócalo...

Andrés Manuel López Obrador convocó este domingo a los miembros de su movimiento a celebrar el Grito de la Independencia en el Zócalo capitalino y anticipó que permitirán que se realice el tradicional desfile militar del 16 de septiembre como lo tienen programado la Secretaría de la Defensa Nacional.

Respecto a la noche del 15 de septiembre, el político tabasqueño señaló que "aquí vamos a conmemorar esa fecha histórica que tiene mucho que ver con lo que hoy estamos viviendo, no solo por la independencia, sino con la justicia, porque Hidalgo no estaba de acuerdo con la esclavitud ni con el sistema que imperaba de los hacendados".

López Obrador planteó a sus simpatizantes celebrarla noche del Grito de la Independencia en el Zócalo capitalino, y en la madrugada del 16 "nos hacemos a un lado" para que se prepare todo lo relativo al desfile militar, y al término de éste concentrarse de nuevo en la Plaza de la Constitución para iniciar los trabajos de la Convención Nacional Democrática.

"Vamos a permitir que el Ejército Mexicano lleve a cabo el desfile militar como lo tiene programado la Secretaría de la Defensa. Hemos dicho que somos respetuosos de esa institución, fundamental para la soberanía de la defensa nacional, pero también hemos sostenido que nunca mas el ejercito debe ser utilizado para sustituir las deficiencias de los regímenes corruptos y nunca más para reprimir al pueblo que lucha por los ideales de justicia, paz y democracia", precisó López Obrador.

En ese sentido, añadió que si bien la institución militar es un órgano de gobierno y tiene que defender a todos los mexicanos, "no queremos que se disfrace a militares de policía", ya que "una agresión de la Policía Federal Preventiva la tomamos cono una agresión del ejército al pueblo. Que quede claro, y ya ni hablar del Estados Mayor Presidencial, que orgánicamente depende de las fuerzas armadas".

Al hablar en el Zócalo durante la asamblea informativa de este domingo, el dirigente planteó también que "para lograr nuestro objetivo de lograr una Patria nueva sólo tenemos que superar tres escollos: no caer en la violencia, no transar ni vendernos y buscar romper el cerco informativo".

Sobre el primero, enfatizó que el movimiento tienen que evadir el acoso y mantenerse en el marco de la resistencia civil pacífica.

Y sobre el segundo escollo, expuso que enfrentarán intentos de cooptación y compra de conciencias. "Tengo algunas dudas de que le puedan agarrar la pierna, políticamente hablando a algún dirigente, pero la gran mayoría tiene una actitud de firmeza y de dignidad".

Respecto al cerco informativo, señaló que éste prevalece por parte de algunos medios de comunicación. "A lo mejor no ayuda lo que voy a decir, pero es digno de reconocimiento lo que han hecho periódicos como La Jornada, o en la radio Monitor, que todas las noches trasmite nuestras asambleas, no les pagamos, lo ven como noticias".

"Para otros medios, no somos noticia. Imagínense si no nos hubiéramos venido aquí, no seríamos noticia", añadió López Obrador.

Al inicio de su intervención reiteró los objetivos que se tratan de alcanzar a través de la Convención Nacional Democrática, y según las cifras dadas por el dirigente, hasta este domingo medió millón de personas se han acreditado como delegadas.

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viernes, septiembre 08, 2006

LO QUE VIENE

Mario Stalin Rodríguez

LO QUE VIENE

“Contentarse con la música de la orquesta en la que se toca y con la parte de ella que te toca tocar, es un error muy extendido (...) El mejor camino para una exculpación universal es llegar a la conclusión de que, porque todos tenemos culpa, nadie es culpable. Probablemente no podemos hacer nada, son los problemas del mundo (...) El mundo no tiene más problemas, que los problemas de las personas”

José Saramago

El Hombre Duplicado; Pág. 50

En estas calles algo nuevo, algo poderoso, empieza a gestarse... Las voces eternamente mudas, eternamente ignoradas comienzan su canto. Al principio es un coro sincopado; música estridente cuya única armonía es el caos.

Voces distintas, en distintos tonos, volúmenes y ritmos... En el caos, Babel despierta.

Razones 1. Los argumentos del poder

Son ellos, se dicen ante el espejo, los dueños del mañana. En sus razones y su continuidad se encuentra la estabilidad futura, la tranquilidad de los señores del capital y la política. Son ellos, entonces, la única voz correcta.

Poco importan para el poder y sus representantes los coros de Babel; las voces diminutas, la armonía discordante, no tienen derecho y, acaso, sólo un voto simbólico en los caminos del mañana. Es en las abovedadas salas donde el destino se decide, sobre las leyes que el poder impone y que al poder perpetúan.

Sobrarán los llamados a la cordura, no se dude; las voces que desde todos los puntos llamarán a la calma. “El asunto”, nos dicen, “es cosa juzgada. No es tiempo del encono, del conflicto; sino del consenso”. Llamarán a aprovechar de lo perdido, lo que aparezca, a capitalizar la “derrota” para perpetuarse.

Mentiras, finalmente, mentiras. Porque a la calma que llaman es el inmovilismo, a la tranquilidad del nada hacer... El poder y sus ecos sólo buscan la tranquilidad de la continuidad. Las leyes que invocan, las instituciones que tanto defienden son, únicamente, cadenas.

Fuera de los salones del poder, alejados de sus ecos, en la calle tomada; los distintos empiezan a encontrarse y a mirar juntos un nuevo amanecer.

Razones 2. Los ecos del poder

Son la otra máscara del poder, los aduladores de siempre, los hipócritas... Los traidores. No buscan cambiar al poder, sino cambiarse al poder. Son los cínicos de siempre y sus seguidores, los parásitos que alrededor de la infección crecen; los que reproducen en el mañana que se gesta, el pasado que les avergüenza.

Los cínicos buscan el poder por el poder en sí mismo, poco les importa desde qué lado se ejerce y si para acceder a él, hay que traicionar, hay que vender, hay que venderse. Sus seguidores, los parásitos, buscan al poder por el poder en sí mismo y se conforman con migajas, con el empleo seguro, con la céntrica oficina, con la ventana panorámica; con la promesa de que serán ellos mañana los cínicos y no sólo sus parásitos.

Otras voces, en distintos tonos, también llamarán a la inmovilidad, a la perpetuidad de la injusticia. “Mejor retirarnos”, nos dicen, “y dejar la negociación en sus manos”... “La alternativa”, continúan, ”es demasiado costosa para tomarla en cuenta”.

Tienen miedo, finalmente, tienen miedo. Pero no del poder o su aparato represivo; sino de quienes los rodean. Los cínicos y sus parásitos ven en los otros sólo herramientas, peones para obtener y conservar los privilegios que el poder les ha permitido; monedas de cambio.

Tienen miedo, finalmente, tienen miedo, de perder la céntrica oficina, la ventana panorámica, el sueldo cómodo; la posición que, en sus distintos gradiantes, les permite negociar, vender, venderse.

“No es tiempo del encono”, nos dirán; “no es tiempo del conflicto, sino del consenso. De trabajar para que pronto, en un futuro incierto, el mismo poder que nos niega el mañana, nos permita, con sus reglas, con sus instituciones y bajo sus parámetros, empezar a construir el futuro”.

Mentiras, enteramente, mentiras. Porque a la calma que llaman es a la tranquilidad de nada cambiar, porque el futuro que prometen es sólo la perpetuidad del sistema que nos condena; el mismo poder con otra máscara.

Lejos de ellos, en la ciudad de los toldos, los distintos, aún dispersos, empiezan a juntarse y a afilar la esperanza... mientras silban.

Razones 3. Los distintos

No tienen un solo rostro, ni una sola voz, son el coro de Babel y apenas empiezan a reconocerse.

Los hay más públicos y anónimos. Están en todos los niveles, se mueven a lo largo de toda la nación embrionaria, la ciudad tomada... Sus niveles de acción y conciencia son distintos, pero van aprendiendo a mirar al mismo mañana.

Otras voces, queda escrito, empiezan a alzarse. El coro de Babel; caótico, sincopado, diverso; embrionario... No buscan el poder, sino cambiar el poder; no el cambio de destinatarios del privilegio, sino el cambio de privilegios. Es decir; no la perpetuidad, sino la evolución.

Son diversos y tienen miedo, claro que tienen miedo. El miedo en forma del sistema que les condena y la posibilidad de su permanencia, el miedo en forma de uniformado que los amenaza con escudos, toletes, tanquetas; desfiles de la prepotencia.

Son diversos y tienen miedo, claro que tienen miedo. Pero no se esconden ni ocultan su temor en argumentos absurdos, en mentiras evidentes.

Son diversos y tienen miedo, claro que tienen miedo. Pero no de perder los que tienen, sino de conservar lo que les priva.

Son diversos, son el ama de casa, el adolescente, el escritor, el que camina diariamente la calle tomada, la mujer imposible (la que abandona la comodidad y, aún desconfiada y con dudas, empieza a afilar la esperanza), la compañera (su mar salado, el recuerdo innegociable).

Y tienen miedo, claro que tienen miedo... Pero, aún así, ellos empiezan a construir el mañana.

El camino por delante no es corto, ni sencillo. Habrá tiempos en los que la derrota parezca cercana, incluso deseable... Pero los distintos han empezado a andar y no habrá obstáculo que les detenga por siempre.

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ACCIONES CONCRETAS

Mario Stalin Rodríguez

ACCIONES CONCRETAS

primer acercamiento a una propuesta

1°. No es posible ni hay razón, por mesurada que parezca, para permitir que el usurpador asuma el poder.

2°. El símbolo es importante, no podemos permitir que nuestras acciones sean tergiversadas y, por lo mismo, no podemos permitirnos acciones que reproduzcan o parezcan reproducir los argumentos que el poder y sus ecos utilizan en nuestra contra.

3°. Toda acción deberá cumplir el doble objetivo del simbolismo y la efectividad. De nada nos sirven acciones visibles, pero no efectivas ni, mucho menos, acciones no visibles.

En esta lógica, se propone:

-Llamar a gobernadores, presidentes municipales y legisladores locales y federales (en funciones o electos) a desconocer públicamente a Felipe Calderón como presidente electo.

-En ese mismo sentido, que las autoridades locales cesen de ya el traspaso de fondos por recaudación impositiva a las arcas de la federación.

-Establecer contactos con organizaciones afines (como los adherentes a la Otra Campaña o integrantes de la APPO), a fin de coordinar acciones y objetivos.

-Establecer contactos para que al exterior del país, parlamentarios, partidos políticos, intelectuales, ONGs, organismos multinacionales o internacionales, municipios y, de ser posible, gobiernos extranjeros, desconozcan a Felipe Calderón como interlocutor en asuntos internacionales.

-Tomar casetas en las carreteras federales; no para cerrarlas, sino para permitir el libre tránsito a través de ellas.

-Cierre esporádico e intermitente de aeropuertos, puertos y entradas internacionales.

-Intervenir constantemente en las páginas electrónicas de la presidencia y dependencia federales (además de las de los partidos que han pretendido legitimar la imposición; PAN, PRI, PANAL, Alternativa y Convergencia), dejar en ellas la frase; “sufragio Efectivo, NO CALDERÓN”.

-Saturar los servidores y correos electrónicos de las dependencias federales, funcionarios de mayor nivel (de subdirectores para arriba) y partidos políticos con mensajes; “Sufragio Efectivo, NO CALDERÓN”

-Tomar estaciones de radio y televisión, nacionales, estatales y locales, a fin de dar a conocer a la población las demandas y motivos de nuestra lucha.

-Crear medios de información alternativos (publicaciones, estaciones piratas, comunidades electrónicas y redes telefónicas) para mantener el contacto y difundir las acciones y propuestas conforme se vallan dando.

-En caso de consumarse la imposición, bloquear el acceso a las oficinas del gobierno federal, al palacio de gobierno y a la residencia de los pinos.

-Mantener la organización y las acciones durante hasta que Calderón renuncie.

-En caso de enfrentamiento con el aparato de represión: no caer en la provocación, evitar el enfrentamiento violento y tener a la mano (o memorizados) los teléfonos y formas de contacto con abogados y equipos de emergencia.

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miércoles, septiembre 06, 2006

El que con miedo inicia...

Miles de personas ubicadas a las puertas del tribunal entonaron el Himno Nacional como señal de protesta y unión contra lo que calificaron como fraude e imposición, mientras al interior del TEPJF, a las 19:00 horas, Felipe Calderón recibía su constancia como presidente electo.

Felipe Calderón, ya ungido presidente electo, leía un breve discurso en el que hablaba sobre el respeto a la ley como la única forma de convivencia, mientras frente al Tribunal centenares de personas culminaban el himno y comenzaban a gritar “Obrador, Obrador”.

Con las primeras gotas de lluvia, instantes después magistrados, diputados y algunos invitados cruzaban rápidamente frente a la reja para llegar a la parte trasera del TEPJF, subir a sus autos e intentar salir por la calle de Mariquita Sánchez, a un costado de la sede de esta institución.

En ese punto cerca de 200 granaderos resguardaban el paso que ya era bloqueado por al menos tres camiones de transporte de la Ruta 1.

Horas antes de que Felipe Calderón arribara a esta sede utilizando uno de los helicópteros presidenciales del Estado Mayor, poco más de 3 mil 200 elementos de la Policía Federal Preventiva se encontraban ya acostados en cuatro puntos clave de la zona.

Incluso, un batallón se encontraba en las instalaciones de la Armada de México, a unas 20 calles del lugar, listos para entrar en acción si era requerido.

En tierra, el operativo de la Secretaría de Seguridad Pública capitalina, a cargo del superintendente Pedro Luna Castro, al frente de unos 600 elementos de la policía local, así como agentes vestidos de civil de la Policía Judicial y otros elementos de seguridad.

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Así empezamos a cambiar al país...


El jefe de Gobierno del Distrito Federal, Alejandro Encinas, señaló que no reconoce a Felipe Calderón como presidente electo de México, tras el fallo dado el martes por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).

"Yo no tengo porque reconocerlo, ya veremos, fijaré mi posición durante las 95 horas que me toque entre el 1 y 4 de diciembre". Además, indicó que no hay que fetejar nada ni felicitar a nadie porque no hay avances en el país.

Durante su tradicional conferencia de prensa matutina, Encinas pidió que renuncien los magistrados y los consejeros del Instituto Federal Electoral (IFE), porque no cumplieron con las expectativas que se tenían de ellos, después que el TEPJF declaró presidente electo a Caldéron.

"El dictamen bochornoso yo diría que conocimos el día de ayer, es el signo más emblemático del agotamiento del sistema político en que se encuentra el país".

Encinas dijo que con ello terminó el proceso electoral del país. Al ser cuestionado sobre cuándo terminará el plantón, afirmó que los miembros de la coalición Por el Bien de Todos están en todo su derecho de seguir con su movimiento y señaló que no hay fecha para que se levante el bloqueo y subrayó que en estos momentos no es conveniente el uso de la fuerza pública, informó Formato 21.

Sin embargo, afirmó que continúan las conversaciones con la Coalición para que levanten de la vía pública los plantones y con ello se pueda realizar el Desfile Militar del 16 de septiembre en el Zócalo.

El jefe de Gobierno capitalino indicó que no solamente dará a conocer cuánto a gastado en la asistencia humanitaria que ha dado a los plantones, sino que también informará los costos que tiene cuando manda los operativos al Informe presidencial y los que establece cuando son los festejos patrios como son el Grito y el Desfile Militar.

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martes, septiembre 05, 2006

Tienes el valor... o te vale?


Al grito de “sufragio efectivo, no imposición” y “fraude, fraude, fraude”, poco más de cien jóvenes obligaron a la producción del programa Otro Rollo, que se transmite desde Televisa San Angel, a trasladar su emisión a la llamada Plaza de las Estrellas, en las misma instalaciones del consorcio televisivo, tras el desalojo del foro 6 donde se realizaba el programa.

Pocos minutos después de iniciada la transmisión, en punto de las 21 horas, cuando el conductor Adal Ramones, iniciaba su “monólogo”, el grupo de manifestantes coreó “Calderón entiende, la gente no te quiere” o “Adal tienes el valor o te vale”.

En un primer intento por acallar al público, el conductor del programa quiso iniciar una dramatización y de un llamado a respetar un programa que es “sólo para divertirse”, pero fue avasallado ante el insistente grito de “fraude, fraude, fraude”, lo que motivó que la transmisión se interrumpiera con una pausa comercial que se prolongó por más de 10 minutos.

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SUFRAGIO EFECTIVO... NO CALDERÓN


Andrés Manuel López Obrador manifestó su rechazo a la resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), que este martes declaró presidente electo al panista Felipe Calderón, y dijo que desconoce a quien pretende ostentarse como titular del Poder Ejecutivo Federal "sin tener una representación legítima y democrática".

Por lo anterior, ratificó su propuesta para que en la Convención Nacional Democrática "constituyamos un gobierno que cuente con la legitimidad necesaria para refundar la República y restablecer el orden constitucional".

En su asamblea informativa de esta noche en el Zócalo capitalino, el político tabasqueño dio a conocer lo que llamó su declaratoria de hoy, y dijo que una minoría privilegiada ha tomado las instituciones y las mantiene secuestradas para su propio beneficio. Esa realidad "es la que tiene en la ruina al país y en la pobreza a la mayoría del pueblo", por lo que hay que transformarla.

"Ante este atentado a la legalidad constitucional y a la vida democrática", dijo, los mexicanos "debemos reasumir el ejercicio de la soberanía popular y abolir de una vez y para siempre el régimen de corrupción y privilegios que impera en nuestro país".

Argumentó que al recuperar el ejercicio de su soberanía, "el pueblo se hallará en la libertad de darse las instituciones y las políticas que le lleven a hacer vales sus derechos fundamentales".

Explicó que sus adversarios seguirán un guión conformado por cinco puntos o pasos para legitimar su gobierno, y que es necesario conocerlos para saber qué hacer para contrarrestarlos.

En su estrategia, aseguró, buscarán el reconocimiento de los gobiernos extranjeros; intentarán hallar afuera la legitimidad que no tuvieron en el país, al tiempo que acudirán a la cargada y al besamanos, los actos con los que las corporaciones empresariales y otros agrupamientos manifestarán su adhesión al "presidente espurio".

De igual modo, añadió, buscarán la subordinación de los medios de comunicación, que le quemarán "incienso al presidente espurio", mediante entrevistas especiales y poniéndose "de capote como siempre lo han hecho, con honrosas excepciones".

Tratarán, a su vez, de dar "golpes espectaculares", para demostrar que "ellos sí van a ser distintos y que las cosas ahora sí van a cambiar", y repartirán migajas para tratar de ganarse a la gente humilde, "traficando con la necesidad y la pobreza del pueblo".

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sábado, septiembre 02, 2006

La primera alegría desde el 2 de julio

Júbilo en el Zócalo al conocerse la noticia de que Fox estuvo sólo 7 minutos en San Lázaro
La primera alegría desde el 2 de julio

"El Presidente salió del Congreso por la puerta trasera de la historia", comentó Jesusa Rodríguez

JAIME AVILES


Y ahora, el pueblo
que se alza en la lucha
con voz de gigante
gritando; ADELÁNTE

El pueblo, unido,
jamás será vencido

Desde un aparatito de radio conectado a los altavoces del templete, la voz de la periodista Nora Patricia Jara anuncia que la ceremonia del Informe se acaba de cancelar y el Zócalo, que a pesar de la llovizna arde de exaltación, ruge y tiembla un instante después cuando Jesusa Rodríguez pronuncia estas palabras: "El presidente Vicente Fox está saliendo del Congreso por la puerta trasera de la historia". Y mientras la gente empieza a brincar ondeando banderas y abrazándose en el paroxismo de la dicha, los adustos pero gigantescos rostros de Hidalgo, Morelos y Allende se encienden espectacularmente sobre los palacios del Gobierno del Distrito Federal.

"¡Sí-se-pudo! ¡Sí-se-pudo!", grita el coro del gentío con los puños en alto regalándose la primera gran alegría desde la horrenda noche del 2 de julio. Pero en el templete, con un ojo al gato y otro al garabato, Isela Vega y Dolores Heredia escuchan que en San Lázaro, antes de levantar la sesión, los diputados y senadores van a cantar el Himno Nacional y se lo comunican a Jesusa diciendo las mismas palabras al mismo tiempo: "¡Nosotros también!"

Y pese a que la música y los versos de González Bocanegra y Nunó ya habían sido entonados a eso de las cuatro de la tarde con esa especie de monotonía propia de los ritos oficiales, esta vez la cosa fue muy distinta: Jesusa dio la orden y la muchedumbre empezó a gritar la estrofa inicial, con el puño izquierdo en alto y los ojos arrasados de lágrimas. Pero eso, y los aplausos posteriores, y el llamado insistente a "¡Obrador, Obrador!", que por supuesto no iba a regresar al escenario -¿para qué, después de tanta elegancia?-, no sirvió para calmar un poco los ánimos de nadie. Y entonces, para fortuna del movimiento, a Julia Arnaud se le ocurrió poner la vieja y siempre entrañable grabación de los Inti-Illimani que retrocedió el reloj hasta los años del gobierno de la Unidad Popular, allá en Chile.

El efecto fue inmediato. Al reconocer que de las bocinas salían los primeros acordes al compás de los tambores, la gente se tomó de las manos y con los brazos arriba, formando cadenas, y desde luego sin desentonar, sacó de su ronco y masivo pecho palabras como "de pie, marchar, que el pueblo va a triunfar", y cuando llegó la oportunidad del estribillo el Zócalo entero exclamó, como ha venido haciéndolo desde hace más de 30 días y noches de frío, lluvia, insolación, granizo, mentadas de madre y fe inquebrantable en su propia lucha: "¡El pueblo, unido, jamás será vencido!"

Alerta roja

Flotando en los charcos, pisoteadas por la multitud que circulaba alrededor de la plaza, en el suelo había una que otra portada del periódico de la tarde que por tratar de meterle miedo a la gente y quitarle agua a la pecera del Peje había titulado en su portada a ocho columnas y letras enormes: "Alerta roja". Otra vez, como en la histórica mañana del 7 de abril del año pasado, cuando la televisión matutina advirtió a través de sus levantacejas que "dentro unas cuantas horas López Obrador puede destruir la economía nacional", y se llevó el chasco de su vida porque antes de ir a "entregarse" a la Cámara de Diputados que lo iba a desaforar, Andrés Manuel pronunció un discurso que subió tres puntos la Bolsa de Valores; otra vez, decía, como entonces, los estrategas políticos de Vicente Fox volvieron a tragarse la carnada, el anzuelo y la caña.

Al anunciar con varias semanas de antelación que ayer, primero de septiembre, el pueblo impediría que Fox leyera su sexto y último Informe, el espanto que esa iniciativa política insufló en el círculo compacto del Ejecutivo hizo el resto. Sacaron las tanquetas antimotines, disfrazaron soldados de policías federales, desplegaron barreras metálicas a lo largo de tres kilómetros alrededor de San Lázaro y se fortificaron como si esperaran el asalto al Palacio de Invierno de las hordas bolcheviques de San Petersburgo o, como suele decir la gente ahora, de San Pejesburgo.

Fox y su gabinete habían caído redonditos, aunque no lo sabían aún, pero entonces los señores coordinadores de las bancadas parlamentarias del PAN y del PRI se sacaron de la chistera un conejo completamente inesperado: excluyeron a los diputados del PRD de todas las comisiones legislativas, clausurando profilácticamente la mera posibilidad de que algunos representantes del movimiento fueran cooptados con la promesa de participar en grandes negocios turbios a corto plazo, una posibilidad siempre real pero cuya sola mención, después de lo de ayer, podría ser tomada como una ofensa.

Así que nanay: con el cerco militar que hizo de México el único país del mundo que hasta anoche tenía el recinto de su Poder Legislativo en manos de las fuerzas armadas, y con los diputados y senadores cohesionados doblemente en torno del plan a seguir, ayer en la mañana, mientras las rotativas del diario arriba citado imprimían miles de ejemplares con las palabrotas "Alerta roja" a todo trapo, en San Lázaro, con un cuaderno en el que tenía toda clase de flechas, rayas y nombres, el güero Javier González Garza, flamante coordinador de los diputados perredistas, explicaba a sus muchachos, de uno por uno, cómo iban a acercarse a la tribuna, de qué lado y en qué orden, para tomarla hasta que se retirara del palacio el señor Fox y las fuerzas armadas volvieran a sus cuarteles.

Más septiembre que nunca

En estas condiciones, a las cuatro de la tarde y ante un Zócalo inquieto y bullicioso que lo esperaba sin saber aún si la orden del jefe sería marchar a San Lázaro o -como especulaba un bromista- a Los Pinos "para meterse hasta la recámara de Fox", López Obrador salió de su tienda de campaña donde tiene su catre, su mesa, sus libros y una bandera nacional detrás de la silla donde se sienta, y formuló un llamado al Ejército. "Las fuerzas armadas no pueden volver a reprimir al pueblo como en 1968 o en otras ocasiones. Los militares no deben volver a ser usados, nunca más, para resolver los problemas creados por la ineptitud de los políticos. A cambio, nosotros nos vamos a quedar aquí y no vamos a buscar el enfrentamiento ni la violencia porque somos un movimiento pacífico y tenemos la razón. Sabemos que ganamos la Presidencia de la República y no vamos a permitir la imposición de un pelele".

Era un exhorto, en verdad, pero también la oferta de un trueque: no represión a cambio de paz en la tierra. Y preguntó a la gente: "¿Nos quedamos o vamos a San Lázaro? Que levanten la mano los que quieran que vayamos", y, conste, no fueron pocas las manos que ascendieron por el aire. Después indicó: "Bájenlas. Y ahora levántelas los que quieran que nos quedemos". Y como si a un puercoespín se le hubieran puesto todos los pelos de punta, decenas de miles de brazos crecieron como súbitas hojas de pasto en una cancha de futbol.

"¡Nos quedamos! Gracias. ¡Qué gusto me da siempre estar con ustedes", comentó, para retirarse. Luego comenzó la espera. Debajo del templete no había forma de subir a la pantalla grande una imagen de la televisión que transmitía por Internet. La llamada integración tecnológica según la cual en Europa ya pueden ver televisión en los celulares y chatear con la lavadora de ropa, aquí no lograba el milagro que todos esperaban: recibir las imágenes en vivo y en directo desde San Lázaro.

Y de pronto, cuando se soltó la lluvia, un amigo me habló desde Monterrey y me dejó un mensaje en la contestadora del teléfono con palabras como "tengo el cuero chinito de felicidad", mientras una voz de mujer, por la otra oreja, me informaba: "¡Ya tomaron la tribuna! Parecen miles y se ve chidísimo. No va a poder Fox".

En el Zócalo, mientras tanto, la gente aplaudía y gritaba consignas de apoyo a sus diputados y senadores, a los que nunca había sentido tan suyos. Y alguien dijo que éstos, desde la tribuna de San Lázaro, estaban coreando: "El Congreso no es cuartel, fuera Ejército de él", rima que la multitud asumió como propia y la vociferó sin desgañitarse. Pero la tensión estaba creciendo. Jesusa Rodríguez dijo a la plaza con alarma: "La televisión está diciendo en cadena nacional que Andrés Manuel va caminando a San Lázaro al frente de una turba. ¡Es mentira! ¡Andrés Manuel está aquí, trabajando en su tienda de campaña!"

Sonrisas y gestos de angustia, gritos de catarsis y manos que se tronaban los dedos. ¿Por qué había dicho eso la televisión, para incitar al Ejército, como si éste no fuera el primero en saber lo que estaba pasando? Pero entonces sobrevino el anuncio de que Fox estaba entregando su Informe en el vestíbulo de San Lázaro, y Claudia Sheinbaum tenía una microtelevisión donde el Ejecutivo, en efecto, colocaba una caja blanca sobre las manos de un legislador pero ya no parecía el jefe de las instituciones sino un elegante repartidor de pizzas, y poco después Jesusa decía que el hombre acababa de irse "por la puerta de atrás de la historia" y entonces, mientras el secretario de Gobernación huía de San Lázaro -¿a Los Pinos, a Bucareli, al aeropuerto?-, mágicamente, el gobierno de Alejandro Encinas encendió la iluminación de las fiestas patrias y todo septiembre entró de repente, otra vez, en la historia de México, y parecía más septiembre que nunca.

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Fox sólo estuvo 7 minutos en San Lázaro

El PAN se quedó sin fijar su posición en la sesión de apertura
Atendido en el vestíbulo, Fox sólo estuvo 7 minutos en San Lázaro

Sin interpelaciones dio su mensaje pregrabado ante las cámaras de televisión

ROSA ELVIRA VARGAS

Siete minutos en San Lázaro y una palmada en la espalda que le dio Martha Sahagún cuando se disponía a subir a la camioneta. Así se escribió ayer el epílogo del último Informe del presidente Vicente Fox. Así quedó retratado su ocaso. Y entonces, regresó a Los Pinos. Llegó seguramente a verse a sí mismo en la televisión. A lamerse el orgullo lastimado.

Se recreó en su monólogo y, desde las cámaras destinadas exclusivamente a recoger la imagen presidencial, armó a sus anchas y sin interpelaciones, una pieza didáctica -supondrá él- digna de ese instrumento que presume como su gran aporte al sistema educativo mexicano: el "pizarrón electrónico, digital, computarizado conectado a Internet" o Enciclomedia, para abreviar.

Lo había grabado desde la víspera, y así, pudo buscar sin recato, alguna de las cámaras que lo tomaban, para dar su "mejor ángulo", detenerse para enmendar cualquier error de lectura. Corregir el énfasis y hasta recibir retoque en el maquillaje. Todo solo para él.

Así, y por la vía de los hechos, Fox Quesada daba anoche categoría de Congreso sustituto a la televisión mexicana.

Sin embargo, hasta el último minuto confió en que la bancada del PAN pudiera salvar la situación y permitirle llegar y usar la tribuna.

Así se los comentó a los legisladores que conformaron la Comisión de Cortesía que esta vez fueron por él a Los Pinos.

"A ver si había forma de convencerlos (a los de la coalición Por el Bien de Todos) de que lo dejaran leer el Informe. Que se expresaran sí, pero que le dieran oportunidad de dar su mensaje", comentaba, cuando ya todo había pasado, Guillermo Anaya, panista de Coahuila.

Dio pormenores del momento en el cual a Fox Quesada "no le quedó de otra" que aceptar la recomendación del presidente de la Cámara, Jorge Zermeño Infante, ante el hecho de que no había condiciones y era "imposible" que pudiera subir a la tribuna.

No obstante, el diputado todavía interpretaba el semblante del mandatario: "se veía de muy buen ánimo, muy tranquilo y, la verdad, es que muy sereno".

Pues sí, pero entonces la pregunta es: ¿dónde quedó la estrategia del PAN que presumieron la víspera? ¿Por qué lucían esa expresión de pasmo y de engarrotamiento cuando los de la coalición se hicieron de la tribuna? ¿En qué parte ubicar las baladronadas de Juan de Dios Castro ostentándose como "dictador" a todo pulmón si a cambio de militarizar el recinto y sus alrededores conseguiría el micrófono para su jefe? Quién sabe.

Esta vez los legisladores del PRD consiguieron ser discretos. A las 14:45 horas concluía una primera reunión en sus oficinas y todos esquivaban las grabadoras. Cuando mucho, adelantaban que tendrían otra encerrona por ahí de las 16:30 horas para acordar los últimos detalles.

Todo lo tenían listo. Pero se suponía que también los panistas.

Los primeros sólo aceptaban mostrar su determinación de no permitir que Fox Quesada hablara porque, decían, la única obligación del Presidente es entregar el Informe, "pero decir el mensaje no está en la Constitución y eso es lo que vamos a impedir".

Estaban tan seguros de lograrlo, que alguno hasta se atrevió a poner en prenda la renuncia de toda la bancada si el jefe del Ejecutivo lograba tomar la palabra.

Y en el otro lado, contentos y hasta confiados, los panistas también tenían sus reuniones, recibían línea para bloquear el extremo izquierdo -viendo de frente a la mesa directiva- de acceso hacia la tribuna, y formar un cinturón que permitiera únicamente el arribo de Vicente Fox. Así pensaban salvarla.

Pero no pudieron ni se esforzaron por poner en práctica algún plan de contrataque. Porque si al inicio de la revuelta no reaccionaron, cuando aquello alcanzó su cúspide y posterior desenlace, tampoco se veían muy molestos.

Sólo era evidente el malestar de Ricardo García Cervantes, pero los demás obedecieron sin chistar la declaratoria de final de sesión y dejaron las curules.

Así, no hubo quien en el propio recinto reclamara ante el hecho de que el coordinador de los diputados del PAN, Héctor Larios no pudo leer el "posicionamiento" partidista, con el cual tendría que haberse cerrado la participación de las fracciones partidistas, después de Carlos Navarrete, del PRD.

De ese modo, y de nuevo por la vía de los hechos, el jefe del Estado mexicano cumplió estrictamente el texto constitucional y se presentó ante los legisladores a entregarles el Informe del estado que guarda la nación y se fue.

Ya quedará para interpretaciones legalistas si la fugaz permanencia en el vestíbulo del recinto legislativo puede interpretarse como asistencia "a la apertura de sesiones ordinarias del primer periodo del Congreso", según reza el artículo 69 constitucional.

Al mismo tiempo, y con evidente y bien planeada distribución previa, los legisladores de la coalición -excepto los de Convergencia- permanecían instalados en la tribuna; coreaban sus consignas del "voto por voto, casilla por casilla'' y "Obrador, Obrador". En la parte baja instalaron una formación de mujeres en la cual, a la izquierda, Rosario Ibarra y María Rojo portaban una gran bandera mexicana, otros mostraban los conocidos carteles que señalaban: "Fox, traidor a la democracia'', pero añadían uno más, tamaño gigante, aquel con una foto de Fox diputado en que se colocó boletas electorales como orejas de burro; y hasta alguien se apareció por ahí con un retrato de Benito Juárez.

Y más cosas traían. Cuando de súbito en el interior del salón de plenos se escuchó la voz del mandatario para dar cuenta del cumplimiento de su obligación y declarar que la "actitud de un grupo de legisladores" -a quienes más tarde ante la televisión y en un fragmento que se incorporó de último momento, ubicó como del PRD- le impedía leer el mensaje preparado para la ocasión, se oyeron los silbatazos.

A los gritos de "Vicente, Vicente", surgidos del área de invitados más que de la propia bancada panista, los de la coalición respondieron con otro parque. Esta vez con agudísimos silbatos que, oh ironía, tenían la marca Fox 40 Classic, y entonces aquello fue un duelo de gritos contra silbidos, con un tercer actor cumpliendo su anunciado papel de convidado de piedra: el PRI.

Sí, los mismos que se acabaron los calificativos para denunciar ante la prensa la presencia policiaca y militar en torno a San Lázaro; los que calificaron de involución republicana y un atentado a la ciudadanía de veinte colonias y una afrenta para su condición de legisladores los incontables retenes y revisiones que debieron pasar para llegar a su curul, ayer sólo enmudecían ante el espectáculo de la toma de la tribuna.

A ellos lo que se les da es la polaca. Dígalo si no Ricardo Canavatti que prácticamente nunca ocupó su lugar, hablaba y saludaba a todo el que pasaba frente a él. O todos aquellos que buscaban incesantemente a su gobernador en las tribunas de invitados.

Pero también estaban Manlio Fabio Beltrones, Heladio Ramírez o José Murat, prestos a declarar contra el cerco, el "secuestro", la toma, el "estado de sitio" y todas las definiciones que encontraron para referirse a la afrenta sufrida por el Poder Legislativo; y que no obstante haber enviado a Martha Hilda González Calderón a denunciar este hecho en el discurso del PRI en tribuna, no fueron capaces de secundar la protesta de la coalición, pese a que ese, precisamente, fue el argumento esgrimido para interrumpir la sesión de Congreso.

Así son ellos. Y esa fue su estrategia.

Y afuera, en la explanada de San Lázaro, con la duda de si detenerse a declarar o apresurarse para no perder el autobús que los había llevado hasta ahí, caminaban los invitados de la familia Fox, empresarios, banqueros, militares y hasta ministros de la Corte (que nunca entraron al salón de plenos).

Fox, para entonces, desandaba el camino resguardado por elementos del Estado Mayor Presidencial, la Policía Federal Preventiva, granaderos capitalinos y todas aquellas corporaciones de las que se pudo echar mano.

Caía entonces el telón de su sexenio. Y se fue.

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Fox llegó, entregó el último Informe y se fue

Sombrío y luego de surcar el enorme cerco policiaco cumple el trámite
Sin honores protocolarios Fox llegó, entregó el último Informe y se fue

Del mandatario socarrón y retador de otras ceremonias sólo quedó un rostro impávido

ARTURO CANO

Atrás de la valla que estoy informando.

Unos 40 miembros del Estado Mayor Presidencial (EMP) hacen un rectángulo de seguridad y una nubecilla de funcionarios y legisladores rodean a Vicente Fox. El Presidente baja la cabeza, habla pausado, hace tiempo. A la mitad del vestíbulo del edificio del salón de sesiones, ha llegado el mandatario sin honores protocolarios y tras surcar el más enorme cerco policiaco militar al Congreso de la historia reciente. El último y se va, muy lejos del Fox de los primeros años ante el Congreso, aquel Fox socarrón y retador.

Atrás de la valla que estoy entregando mi informe por escrito.

Mala cara la del Presidente. El primero de diciembre de 2000, cuando arremedó burlón a los priístas ("Sí, jóvenes, Juárez, Juárez"), ha quedado en la prehistoria. Fox aprieta los gestos para no hacer visible su enojo. Macetones y rejas metálicas, aquí prudentemente cubiertas con paños oscuros, separan al titular del Ejecutivo de la prensa y el escaso público que le dedica un tímido aplauso. El Presidente y su séquito aguantan mientras, adentro, los perredistas se solazan en la toma de la tribuna.

Atrás de la valla que este arroz ya se coció.

De pronto, del mar de torsos y brazos que rodea a Fox, surge un micrófono. En el salón de sesiones, los perredistas parafrasean al propio mandatario en su conversación con Fidel Castro. Gritan: "¡Entregas y te vas! ¡Entregas y te vas!" Fox toma el micrófono y despacha el trámite en 58 palabras que terminan: "Ante la actitud de un grupo de legisladores, que hace imposible la lectura del mensaje que he preparado para esta ocasión, me retiro de este recinto", dice. Es decir, entrega y se va.

En el recinto, donde se oye el breve mensaje presidencial, los perredistas hacen sonar silbatos deportivos.

Atrás de la valla que esta vez no hay dictador que valga.

El consejero jurídico de la Presidencia, Juan de Dios Castro, arriba poco antes que el guanajuatense. "A mí me tocó poner un búnker igual a éste y Pablo Gómez me reclamó que era yo un dictador". Castro se refiere a 2004, cuando siendo presidente de la Cámara ordenó un cerco para ahuyentar la protesta de los trabajadores del Seguro Social. Y completa: "Puedo ser un dictador, pero a mí no me van a meter un caballo al recinto". Pues no entra el caballo, pero sí 200 y tantos encabritados legisladores. Y el Presidente no.

Nada le hace. No tenemos ni devaluación ni crisis económica, presume Castro. "El Presidente cierra bien".

Atrás de la valla que aquí lloverán los insultos.

En el mensaje que no leyó sino en cadena nacional, el presidente Fox será congruente con sus informes pasados. A falta de otros logros, presumirá como propio el avance conjunto. "La democracia vale la pena". Una buena parte de los legisladores no comparten con él la idílica visión de su sexenio. Y no son sólo los perredistas quienes recetan calificativos de grueso calibre. Los representantes de todos los partidos -con excepción del PAN que no llega a la tribuna- se despachan en los discursos previos a la llegada de Fox y le llaman cínico, mentiroso, traidor, bonachón incompetente, hombre sin palabra, torpe, ejemplo de la falta de oficio político. A ratos, PRD y PRI se unen en el aplauso. Los panistas callan.

Atrás de la valla que estoy enrejando al país.

Nada nuevo en la seguridad de Fox, que ha apretado desde el 2 de julio. Un país enrejado va con él a todas partes. La multiplicación de las rejas metálicas o la principal aportación del general Armando Tamayo, jefe del Estado Mayor Presidencial, a la ciencia castrense. Las vallas a donde vaya el presidente. Hoy, hasta un helicóptero hicieron aterrizar en los patios de San Lázaro. ¿Para despistar al enemigo?

Atrás de la valla que estoy reinventando México.

Así fue en 2000, en su socarrona toma de posesión (el "hijos míos" antes del Honorable Congreso), el día en que acuñó una de las frases que habría de hacer mentira sexenal: "El Presidente propone y el Congreso dispone".

Esta vez, por primera vez, una parte del Congreso fue la que dispuso.

La madera de los perredistas

Carlos Navarrete asegura que no le dijeron ni una palabra cuando anunció que él y sus correligionarios se quedaban en la tribuna. Poco antes cita el artículo 29 constitucional, sobre la suspensión de garantías individuales, y pregunta: "¿Por qué a las afueras de este Palacio Legislativo y a varios kilómetros a la redonda se han suspendido de facto las garantías que establece nuestra Constitución?"

Luego anuncia que los perredistas han de quedarse en posesión de la tribuna hasta que se retire la fuerza pública y se restablezcan las garantías constitucionales. El país entero puede seguir por televisión la toma y lee los letreros que han acompañado las acciones de "resistencia civil" desde los primeros días de julio. El ajuar perredista, y petista, lo completan ejemplares de la Constitución.

Los priístas callan y aprovechan para mandar saludos y abrazos en el aire a los gobernadores que están en las galerías. El Niño Verde se carcajea con varios diputados panistas. Estos callan y por ningún lado asoma su estrategia de diez puntos para enfrentar a los del sol azteca.

Los legisladores del PRD y sus aliados lanzan sus consignas de las últimas semanas (del "¡voto por voto!" al "¡Obrador!") y reciclan algunas de la vieja izquierda: "El Congreso no es cuartel, fuera Ejército de él".

La protesta es corta. Entre el momento en que los legisladores perredistas dejan sus curules y la salida de Vicente Fox transcurre apenas media hora.

Jorge Zermeño, presidente de la mesa directiva, decreta un receso a las 19:21. Los panistas aplauden unos segundos. "Ya estuvo", resopla Alberto Cárdenas, el otrora caballo negro, y se va, como la mayoría de los diputados del PAN.

"Que se retire la fuerza pública", demanda el priísta Emilio Gamboa Patrón, como si no fuera a irse esta misma noche.

Abatido, Zermeño abandona el salón poco después. ¿No es un fracaso que no haya habido mensaje del Presidente? "No señor, de ninguna manera", dice Zermeño, y acota que debe valorarse que todo estuvo en paz y, pues, "no hubo nada que lamentar".

Del otro lado, la preocupación es cuáles serán los saldos de la toma de la tribuna. "Por supuesto que nos van a echar a la hoguera mediática, pero el hecho es que un presidente no pudo hablar frente al Congreso. ¿En qué país pasa eso?", dice el senador Graco Ramírez.

Carlos Navarrete juzga que en el gobierno y el PAN "ganó el ala dura" que Vicente Fox se aferró a venir al Congreso porque le decían que "de lo contrario iba a revivir un movimiento que ya está moribundo". Los perredistas ven cerrazón y necedad del otro lado. Dicen que ofrecieron no realizar una acción como la toma a cambio de que Fox no leyera su mensaje y que se votara la salida de la fuerza pública. Tenían consigo a los senadores del PRI, pero Emilio Gamboa Patrón, coordinador de los diputados, se opuso.

El salón se ha quedado solo con legisladores de la coalición Por el Bien de Todos y reporteros. Javier González Garza, coordinador de los diputados del PRD, reúne a sus compañeros para informar que sólo espera una llamada que confirme el retiro de los militares y policías.

Luego, cita a sus compañeros unas líneas del mensaje que Fox no pudo leer: "Hemos convertido la ley en el primer instrumento de gobierno y la mayor garantía de las libertades y derechos ciudadanos. El respeto a la legalidad no es ni podrá ser nunca discrecional".

González Garza termina la cita y sigue: "No podíamos quedarnos sentaditos oyendo esto, porque él es el ilegal, el que tiene años de estarse confabulando... Los compañeros del Zócalo decidieron no venir porque no queremos exponer a nadie. Tenemos un movimiento de resistencia civil pacífica y así va a seguir".

Pasado el trance, perredistas, panistas, priístas y todos los demás comienzan a cavilar sobre lo que sucederá el primero de diciembre.

Vicente Fox estará ahí para entregar la banda presidencial. Ya no tendrá oportunidad de leer nada. Ni de comerse palabras, como hizo en 2004, cuando omitió leer la frase ''es hora de asumir costos'', incluida en su informe escrito. A saber por qué no quiso leerla. Hoy se le apareció de nuevo y quizá pensó en ella cuando iba bajando la escalinata rumbo a los kilómetros de vallas metálicas que lo resguardaron en su despedida.

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