miércoles, septiembre 24, 2008

permanezca atento a su monitor

Estamos experimentando fallas técnicas...
Volveremos la próxima semana (espero)

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jueves, septiembre 18, 2008

Sección Memes...

Yo, para ser feliz, quiero un camión...

Mario Stalin Rodríguez


O un avión, o un barco, o una cabra pintada de morado a lunares amarillos; no importa. Tratar de resumir la felicidad propia a una sola cosa a un listado de ellas es tan absurdo como cualquiera de las anteriores peticiones. Ser feliz es un asunto mucho más complejo, mucho más simple.


Para ser feliz necesito mis lágrimas, mis soledades y mis enojos. Los días en que ni mis muros y barreras son refugio, las noches en que mis sábanas son frías y extrañas, todos los baches del camino; para ser feliz, necesito, sobre todo, poder ser infeliz.


Para ser feliz necesito mis risas, mis compañías y mis contentos. Los días en que las calles y prados son invitaciones, las noches en que mi cama es tormenta de un mar salado, todos los caminos que me componen; para ser feliz, necesito, sobre todo, poder construir mi felicidad.


Aquí, entonces, el meollo del asunto; la felicidad, la que vale la pena, no existe como un estado acabado, sino como proceso. La felicidad, la que vale la pena, se escribe en gerundio; somos felices en la justa medida que somos capaces de estar construyendo nuestra felicidad.


Somos, queda escrito, porque la felicidad se construye de los otros, de sus compañías y ausencias, de sus cercanías y distancias. Del reflejo del sol en el cabello deseado, de su risa sincopada, de los ojos de Elena para rendirle nuestros imperios; de su compañía y sus distancias.


Si la felicidad se compone en gerundio y en compañía, también se construye de cosas simples; de caminar junto a ella bajo la lluvia y sin paraguas... Incluso, la felicidad puede ser también, un pingüino por los bulevares.


P.D. que se explica
Aquí, hoy, debería ir la segunda parte de la serie Soledades, porque finalmente mi soledad es varias soledades... pero Nani me endilgó este meme... Así que nada, no es precisamente lo que se pide, pero es que así somos los animalitos fantásticos.

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jueves, septiembre 11, 2008

Soledades (primera)

MARIANA:


¿Qué hacer ahora que tu imagen es lejana? ¿Qué hacer ahora que a tu memoria la acompañan otras risas? Aprovecho el pretexto para recordarte, para trazarte con mis letras, hoy; que mi soledad no es más tu ausencia.

¿Cómo dibujarte sino desnuda? Con la risa a flor de labios, tu risa Mariana, la que destrozó las murallas de mi Jericó. Tu risa Mariana, la que extraño, pero ya no tanto. Sentada en la cama me mirabas; tus cabellos de brillos azules caían sobre tu espalda, despeinados. Aún agotados, Mariana, reíamos como niños tras una travesura.

Tu piel casi blanca, cubierta de ese bello casi invisible, como de durazno, respondía al frío de la mañana y las caricias insistentes. Arqueabas la espalda, Mariana, te frotabas enérgicamente el brazo, me mirabas y reías. En tus ojos casi negros me reflejaba Mariana.

Te recuerdo hoy Mariana, y tu memoria, antes única, es acompañada por la imagen de quienes hoy también son soledades, distantes y ausentes de mis sábanas. Porque mis letras, al retratarte, por contraste también de ellas hablan.

No busco ya tu grácil caminar Mariana, ese levantarte de las sábanas sin tocar nada, sin perturbar el orden de las cosas, sin mover nada que en tu camino se atravesara.

No me malinterpretes Mariana: extraño tu pecho, que con altivez buscaba el cielo; extraño tu sexo y el bosque en el que me refugiaba; extraños tus labios dulces, delgados. Es sólo que en sus pechos, en sus sexos y en sus labios busco nuevas constelaciones y no, como sí lo hice con otros pasados, tu copia.

Te dibujo desnuda Mariana, y en tu desnudez hablo de sus ausencias, de mis soledades. Te dibujo desnuda Mariana y en estas líneas a ti dedicadas, el nombre de ellas acompaña tu recuerdo.


Mario Stalin Rodríguez


P.D. que crece
Pues eso, que en la lista de aquí al lado se integra Céfiro de

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miércoles, septiembre 03, 2008

DESPEDIDA

Mario Stalin Rodríguez

A veces habla con extraños; los encuentra en una fila, en una sala de espera, como chóferes de un taxi, vecinos de asiento en el transporte colectivo, compañeros desconocidos de copas; extraños, confidentes efímeros.

-“Olvídame”, dijo ella... Pero ¿cómo hacerlo?

No sería correcto decir que llora sus tristezas en el hombro solidario... Tanto más, celebra sus tristezas en el hombro desprevenido. No habla de reproches ni cuenta la historia de la manera en que le favorece. Explica, por el contrario, la forma en que su sonrisa hacía amanecer y su risa derribaba murallas... El cómo su mar salado fue, lentamente, transformándose en ausencia.

-“Olvídame”, dijo ella como quien regaña a un niño listo, pero algo distraído.

Otras veces habla de verla bailar... Pero no a ella, no a quien es ausencia. Porque verla bailar es saber que la noche tiene sentido en el brillo de su cabello alborotado y en el color de su risa, la sonrisa de Elena por la que se pierden imperios... Que las constelaciones forman los dibujos de los lunares de su cuerpo.

-“Olvídame”, dijo ella... Sin saber que su recuerdo y ausencia son parte de éste, que en ciertas noches la ve bailar (no a ella, no a quien es ausencia), y se ríe con ella... De éste que a veces ensaña chistes sólo para oírla reír (no a ella, no a quien es ausencia)... Para provocar esa risa un tanto estridente, bastante sincopada; la música que los ángeles envidian.

A veces habla con extraños. De sus recuerdos, de la ausencia de ella. De encontrar nuevas risas y otras constelaciones. De cómo distancias y cercanías le construyen distinto y coherente... A veces habla con extraños, que es una buena manera de seguir caminando.

Novena Uva... Regresa Nadia

P.D. Que se da palmaditas en la espalda
Y bueno, esto es sólo para agradecer a nani por el coso éste... Que, obviamente, ya acompaña ami magra colección de trofeos.

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