miércoles, diciembre 30, 2020

VENTANA AL INTERIOR

Más allá de intentar hacer sociología del confinamiento, que mejores y peores plumas han intentado con irregulares resultados, la prolongada pandemia y las medidas de distanciamiento social que ha traído consigo, nos obligan a reflexionar sobre nuestros comportamientos personales y colectivos.

            Sin entrar en lenguajes más propios de libros de autosuperación personal que tan en boga han estado en distintos momentos del confinamiento (sobre todo al inicio de éste), afirmando sin demasiado sustento que “de ésta saldremos mejores”, lo cierto es que las reacciones individuales y sociales ante el escenario que predominó la mayor parte de este año, sí dejan lecciones sobre el nosotros que no son del todo halagüeñas.

 

Partiendo desde el surgimiento de la vocación autoritaria.

            Ésta, que sería esperable (aunque igualmente condenable) por parte de las autoridades gubernamentales de cualquier nivel, encuentra su más triste nicho en el marco del actuar privado; aparece también en la persona que se transforma a sí misma en “policía del balcón”, señalando y atacando a quienes ven andar por la calle, que exigiendo “medidas más severas” para asegurar el confinamiento (“medidas más severas” que, recordemos, costaron la vida de un albañil a manos de la policía asesina de Enrique Alfaro en Guadalajara, México, por “no usar cubrebocas”).

            Lo que resulta doblemente lamentable en un contexto en el que la solidaridad debería predominar por sobre el deseo de policializar el actuar de los demás.

 

Pasando por la proliferación de noticias falsas, que lo mismo se emplean para justificar la vocación autoritaria que ya se ha mencionado, que para atacar las medidas sanitarias implementadas por las autoridades competentes.

            Noticias falsas la mayoría de las veces producidas por medios considerados “serios” o figuras mediáticas no precisamente caracterizadas por su formación científica, que son replicadas hasta el cansancio por cuentas particulares en redes sociales (muchísimas de ellas, por supuesto, falsas y manejadas en granjas de bots).

            Todo ellos, medios “serios”, figuras mediáticas y cuentas de redes sociales, muy ligadas a ciertas ideologías políticas.

 

Y, en los últimos tiempos (pero no exclusivos de estos), llegando al egoísmo social.

            Éste, que tuvo su manifestación más ridícula en el acaparamiento de papel higiénico a inicios de la pandemia, se manifiesta en toda su ignominia en las voces que desde la derecha empresarial y los medios ligados a ésta, “exigen” que la vacuna sea puesta en manos de la “autorregulación del mercado” y no en una campaña coordinada por las autoridades nacionales.

            Todo ello enmarcado por la convicción de que los privilegios económicos les hacen más “prioritarios” socialmente hablando que cualquiera otra persona.

 

Así que no, no es evidente que de esto “saldremos mejores”... Pero sí que el actual contexto ha hecho surgir el rostro más impresentable de no pocos actores sociales.

 

Mario Stalin Rodríguez

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miércoles, diciembre 16, 2020

LOS FALSOS SUPERIORES

El hombre es la medida de todas las cosas, dijo el poeta.

El hombre es la medida de todas las cosas… Pequeñas, agregó el bufón

Joan Manuel Serrat

 

Si hay algo que unifica a las personas más allá de las diferencias ideológicas, geográficas, económicas y de otra índole, es la necesidad de sentirse cultural y, por ende, moralmente superiores a “la masa”.

            La masa, ese ente informe que aglutina, en esta óptica, toda la ignorancia, agresión y malas prácticas... La masa, ese ente amorfo y multitudinario que lo mismo “asesinó a la democracia en México” cuando, en 2018, “votó equivocadamente” sin escuchar a las preclaras mentes de la opinocracia mediática, que ahora, según las mismas “plumas destacadas”, necesita ser controlada y obligada con macanas a respetar las medidas sanitarias.

            La masa; la personificación múltiple del enemigo al que, cual Quijotes literarios, los moral e intelectualmente superiores se enfrentan en una solitaria batalla no exenta de momentos épicos.

 

Ya sea la indignada voz que en redes sociales señala a “la masa” ingente de personas que no portan cubrebocas en la calle, señalando ésta como una “práctica común” a TODAS LAS PERSONAS (que no son ella) y aprovecha para señalar esto como “responsabilidad” de un único personaje de la administración pública “por no usarlo en sus conferencias matutinas”... Omitiendo, extrañamente, que desde Marzo de este año la política federal fue recomendar el uso de cubrebocas en espacios públicos, sobre todos en aquellos cerrados en los que no es posible mantener las distancias de seguridad (de a 1.5 a 2 metros entre personas) y que, de hecho, México es uno de los países en los que más se emplea el cubrebocas a nivel internacional (muy por arriba de los otros dos países de América del Norte y de buena parte de Europa).

            O la persona que ve un claro foco de contagio en “la masa” que se arremolina en los tianguis populares, comprando y vendiendo los alimentos que ella, sabiamente, pide a domicilio a través de una aplicación de su teléfono celular con datos ilimitados y paga a través de una tarjeta de crédito para “no arriesgarse tocando dinero”, pero no así en asistir a su superexclusivo gimnasio o a la reunión social con amigos o a la “boda familiar” con más de 200 invitados, porque todos ahí son personas conscientes que piden sus compras a domicilio a través de una aplicación de su teléfono celular con datos ilimitados y pagan con tarjeta de crédito.

            Y lo mismo para el “intelectual” que se dolió, casi a niveles físicos, cuando se anunció que, durante este año, los músicos más escuchados por “la masa” en una plataforma de música en línea, fueron, principalmente, cantantes de reggaetón, en lugar de grabaciones originales de Octavio Paz leyendo su “Piedra del Sol” o audiolibros de Dostoyevski en idioma original que, cabe suponer, es con lo que se amenizan las fiestas a las que él asiste.

            Y quien espera, desde su superioridad intelectual, la temporada de muertos para recordarle a “la masa” que el “desfile de Día de Muertos” no es una tradición ancestral, sino que fue “inventado” en 2015 en una película de James Bond… Omitiendo que otras “tradiciones” tuvieron orígenes igualmente dirigidos a “la masa”, como las Catrinas, que nacieron a manera de caricatura periodística ya en el México prerrevolucionario (1873) o los alebrijes, que surgieron ya en el siglo XX de la mano de un artesano no lenguahablante (y que no se identificaba a sí mismo como parte de una población indígena) de la ciudad de México, usando una técnica de origen chino (la cartonería), con el propósito explícito de tener algo qué vender a los turistas... O bien que en distintas partes de México ya se hacían procesiones festivas del Día de Muertos desde tiempos muy anteriores a la película del 007, como la Procesión de las Catrinas en Xochimilco, que data de inicios del siglo XX; la Marcha de las Putas de la Merced, que empezó a realizarse en la década de los 70 del siglo pasado; o el propio Desfile de los Alebrijes por las calles céntricas de la ciudad de México, cuya primera edición fue durante la administración del ingeniero Cárdenas (1997-2000).

 

Todos ellos y varios ejemplos más, fácilmente localizables entre los expertos en todo de redes sociales y las “plumas destacadas” de la opinocracia mediática, tienen algo en común; el negar realidades constatables y presentar en su lugar meras apreciaciones subjetivas, a fin de sustentar una “superioridad” moral e intelectual tan ilusoria como aquella “masa” sobre la que creen erguirse.

 

Mario Stalin Rodríguez

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miércoles, diciembre 09, 2020

Me van a disculpar

 Pues eso, que la última vez que use esta imagen

Fue por allá de Octubre de 2019, así que creo que puedo omitir el sentirme culpable por recurrir a ella por primera vez en todo este extrañísimo año.

Así que, como indica el título; me van a disculpar, pero me tomo esta semana y ya la que viene volveré...

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miércoles, diciembre 02, 2020

Anuncios varios

Sigo trabajando en esto (cuando termine, va a parecer poco en comparación con todas las veces que lo he anunciado, me parece)...


La idea data de 2002 (sí, ya hace la friolera de 18 años) y aunque el concepto sigue siendo el mismo (abordar de manera no demasiado seria el género de los superhéroes), varias cosas han cambiado...


De entrada porque originalmente la historia estaba planteada para ser publicada en un título porno y limitada a 32 páginas. Además, por políticas de la editorial, se debía incluir una escena sexual al menos cada tres o cuatro páginas, lo que limitaba significativamente el poder desarrollar la historia y sus personajes...

Al final, aunque la historia fue aprobada por el editor, le hizo tal cantidad de cambios que el producto final (que no dibujé yo) no se asemejaba en nada a lo que originalmente había planteado... Así que guardé los diseños de personajes y el guion original en un cajón y me olvidé de ellos... Aunque de vez en cuando cosas como "The Boys" (el cómic -2006- y la serie de televisión -2019-) me recordaban que tenía un pequeño pendiente con las pijamas.

Así que, bueno, sigo con esto...

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