miércoles, noviembre 28, 2018

LOS INDIGNOS CENSORES


Aclaremos, ante todo, qué es o no censura.
            La censura es un acto de coerción desde el poder, que amenaza la integridad de una obra y representa un peligro para la seguridad, libertad y vida de quien la haya creado y/o difundido.
            En este sentido, censura son los funcionarios gubernamentales que, durante los tiempos de la guerra sucia en México, leían previamente las notas y artículos periodísticos para decidir qué y cómo se publicaba.
            Censura es, también, la presión que mediante la publicidad oficial, principal sustento económico de los medios impresos en México, se ejercía sobre periódicos y revistas, retirándola cuando estos publicaban algo que al poder no le gustaba o aumentándola cuando la línea editorial agradaba al gobierno.
            Censura es, por supuesto, la visita que las autoridades del entonces Distrito Federal y del gobierno federal hicieron a las oficinas del periódico el Excelsior, en los tiempos de Julio Scherer al frente de éste, para amenazar a la persona y familia de uno de sus periodistas.
            Censura es el secuestro y destrucción de materiales impresos por parte de las fuerzas gubernamentales (policías, ministerios públicos o militares) que cotidianamente se llevaba a cabo en México durante la guerra sucia, en las dictaduras militares de América Latina o el franquismo en España.
            Censura es encarcelar a un grupo de teatro guiñol, sólo porque en el contexto de una obra sobre la cotidianidad política del país Vasco, una de sus marionetas portara una pancarta en la que se leía la palabra “ETA”.
            Censura es abrir un proceso legal en contra de un cantante de rap, sólo porque en la letra de una de sus canciones se llamara de todo (menos bonito) a la familia real española.
            Y censura es, claro, someter a un proceso legal a un comediante sólo porque en uno de sus espectáculos fingiera sonarse la nariz con la bandera de un país.
            Todo ello es censura; actos de coerción desde el poder que amenazan a integridad de una obra y representan un peligro para la seguridad, libertad o vida de quien la haya creado y/o difundido.

Por el contrario, censura no es llamar racista, homófobo, transfóbo, machista o etcétera a una persona que hace un espectáculo público, así sea en tono de comedia, cuyo contenido es esencialmente racista, homófobo, transfóbo, machista o etcétera. Todo ello sólo implica que quien así le califica está ejerciendo exactamente la misma libertad de expresión que la primer persona reivindica para sí al ser racista, homófobo, transfóbo, machista o etcétera.
            No, censura tampoco es llamar desde cualquier colectivo a un boicot en contra de una figura pública si se considera que sus contenidos son agresivos o discriminatorios en contra de cualquier colectivo. Finalmente, el sumarse o no a este boicot es completamente voluntario.
            En esta lógica, censura no es señalar una obra o a quien la haya creado como racista, homófobo, transfóbo, machista o etcétera, porque contextualizar social y temporalmente a una obra y/o a quien la creara no pone en riesgo ni la integridad de la obra ni representa un peligro para la seguridad, libertad y vida de quien la creara y/o la difunde.
            Mucho menos es censura que instituciones públicas, académicas o colectivos sociales no abran foros para que alguien difunda su mensaje, cuando este mensaje es un discurso de odio contra personas por su condición social, identidad de género, sexo, nacionalidad de origen, etnicidad o condición racializada... No, tampoco cuando este mensaje es demostradamente falaz o representa una estafa evidente, como es la homeopatía o el movimiento antivacunas.
            No abrir foros o cancelar un evento previamente programado, no niega el derecho de estas personas a sostener su posición y difundir su mensaje falaz o de odio por los medios que tenga a su disposición, simplemente es no darle medios adicionales para que lo haga.
            Censura no es responder públicamente a una posición asumida públicamente, mostrándola como falaz, racista, homófoba, transfóba, machista o etcétera. Cuando alguien reivindica la libertad de expresión para emitir públicamente un discurso falaz o de odio hacia un colectivo por su condición social, identidad de género, sexo, nacionalidad de origen, etnicidad o condición racializada, la misma libertad de expresión ampara a quien públicamente lo señala como mentiroso, racista, homófobo, transfóbo, machista, fascista o etcétera.
            Y, por supuesto, censura tampoco es modificar el final de una obra o hacer una versión de otra, cambiando el género de sus personajes incidentales, secundarios o protagonistas y hasta el lenguaje en el que la original fuera escrita, porque nada de esto pone en riesgo ni la integridad de la obra original ni representa un peligro para la seguridad, libertad y vida de quien la creara y/o la difunde.

Diferenciar qué es o no censura no es difícil, basta con saber distinguir si se trata de un acto de poder desde el poder o una respuesta pública a una posición asumida públicamente.
            Ante ello, resulta curioso que ciertos autoproclamados “defensores de la libertad de expresión”, insistan en llamar al silencio a quienes públicamente señalan como falaces o discursos de odio a posiciones asumidas públicamente e intenten equiparar esto a las acciones de censura real.
            Equiparar acciones de poder desde el poder que amenazan la integridad de una obra y representan un peligro para la seguridad, libertad y vida de quien la haya creado y/o difundido, con la respuesta pública a un discurso falaz o de odio emitido públicamente, es una falacia de falsa equivalencia de manual.
            Es defender el “derecho” del rey a salir desnudo por la calle, porque éste es libre de creer que porta un traje que sólo los listos pueden ver, pero llamar al silencio a quien públicamente señala la desnudez del monarca.
            Es decir; equiparar un acto de coerción que se ejerce desde el poder con la respuesta pública que se da desde un colectivo oprimido a un discurso de odio, es, en palabra llanas, ser cómplice del poder.
            Finalmente, equiparar los discursos de odio con la respuesta que desde los colectivos aludidos se da a estos para intentar detenerlos, es complicidad manifiesta con el racismo, homofobia, trasnfobia y machismo que aún medran y crecen en nuestra sociedad.

Mario Stalin Rodríguez

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jueves, noviembre 22, 2018

Paparruchas 02


LA FALSA INDIGNACIÓN

Contamíname
Pero no con humo
Que asfixia el aire
Ven, pero sí con tus ojos y con tus bailes
Ven, pero no con la rabia y los malos sueños
Ven, pero sí con los labios que anuncian besos
Contamíname, mézclate conmigo
Que bajo mi rama
Tendrás abrigo
Ana Belén y Victor Manuel
Contamíname

México es un país de migrantes.
            El propio mito fundacional es una historia de migraciones. Nuestra identidad es la síntesis de pueblos migrantes. Nuestras ciudades crecen y cobran forma de la mano de los migrantes rurales. Nuestra economía se sostiene de las remesas de nuestros migrantes en tierras extranjeras.
            México es un país de migrantes... Entonces, ¿por qué la xenofobía ha encontrado en estas tierras un suelo tan fértil?

Al paso de las recientes caravanas de migrantes centroamericanos por nuestro país (ni las primeras que caminan por nuestros suelos, ni las últimas que lo harán), las noticias falsas sobre estos han pululado por las redes sociales, minándoles el camino.
            Aunque difícil, es posible rastrear el origen de la mayoría de éstas. Al igual que las que se crearon y multiplicaron durante la emergencia social provocada por los sismos de 2017 o aquellas que, en contra de la figura del principal candidato opositor y eventual ganador, marcaron la contienda electoral de este año, las “informaciones” falaces sobre los migrantes centroamericanos se originan, en su mayoría, en páginas de “información” dudosa y perfiles “robot” de redes sociales.
            No, esto no es nuevo. Tampoco lo es que, en lo que parecería una copia barata de las campañas orquestadas contra los migrantes árabes y africanos en Europa, las “notas” sobre “migrantes malagradecidos que rechazan comida-ropa” y similares, encuentren un eco natural entre los grupos de derecha y sus simpatizantes.
            Lo que sí es nuevo, aunque no demasiado, es la viralidad que estos contenidos han alcanzado en redes sociales y la forma en que han sido repetidos incluso por grupos y personas que se identifican como “progresistas”.
            Como queda escrito, el fenómeno no es per se “nuevo”, ya durante los sismos de 2017 algunos voluntarios y grupos sociales, se creyeron y repitieron notas falsas sobre “intereses oscuros detrás de los rescatistas internacionales”. Ya en este año, las noticias falsas contra López Obrador eran alegremente repetidas por grupos de izquierda “no electoral”.
            Sin embargo, en ambas ocasiones la repercusión de las notas falaces fue limitada por fuera de las redes sociales... No es el caso actual.

Si bien es cierto que el único intento, hasta el momento, de articular un movimiento por fuera de redes sociales, las “manifestaciones antimigrantes” de días pasados en Tijuana, tuvieron una respuesta mucho menos numerosa de la que sus organizadores esperaban, reuniendo a entre 150 y 200 personas en los cálculos más exagerados.
            También es cierto que estas manifestaciones han dejado ver un grado de violencia que bien podría equipararse a la que ejercen los grupos de ultraderecha en Estados Unidos... Y, como estos, pueden considerarse minoritarios, pero, como estos, su discurso de odio puede encontrar eco en un ambiente social altamente precarizado (que, al final, es parte de la explicación del triunfo de Trump en la contienda por la presidencia del vecino del Norte y el de Bolsonaro en Brasil recientemente).
            Es, justamente, por esto que el fenómeno de las notas falsas en contra de las caravanas migrantes no puede ser obviado; porque en el peor de los escenarios previsibles, marcan el primer paso hacia el surgimiento de grupos de ultraderecha mucho más violentos y activos...
            Y es por ello que cada nota falsa que se detecte debe ser señalada y desmentida, sin importar quién la haya compartido en redes sociales; conocidos, amistades o familiares.

Mario Stalin Rodríguez

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lunes, noviembre 12, 2018

In Memorian

Sí, no es el día habitual de actualizaciones, pero las circunstancias lo ameritan...
IN MEMORIAN

STAN LEE
(1922-2018)

QUE LA TIERRA LE SEA LEVE

Hasta siempre y gracias.
EXCELSIOR.

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jueves, noviembre 08, 2018

Toca esperar

Pues eso, que desde Septiembre que no vemos por aquí a la imagen más repetida de este blog
Y es que la ilustración de esta semana me tomó mucho más tiempo del que había calculado y no pude terminar el texto... Así que tocará esperar hasta la próxima semana.

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jueves, noviembre 01, 2018

XANTOLO


y el Asalto al Cielo

Movimiento estudiantil de 1968
A los caídos, a quienes aún luchan
El museo, en tanto espacio de memoria y construcción de la cultura, dedica la ofrenda mortuoria de este año al movimiento estudiantil de 1968, cuyo desarrollo, demandas y participantes marcaran la historia de la segunda mitad del Siglo XX en México.

Lo que empezó con una riña entre los estudiantes de una preparatoria particular y una pública, rápidamente escaló para transformarse en un movimiento de proporciones nacionales, en el que se conjuntaba lo mismo la defensa de la autonomía universitaria, la exigencia para construir una verdadera democracia en el país y el reclamo social hacia el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz.

Fue, específicamente, la vocación autoritaria del gobierno federal y de las autoridades del entonces Distrito Federal, lo que explica la constante represión ejercida contra los estudiantes y quienes les apoyaban, así como las mentiras que, desde los medios oficialistas, se contaban para intentar disminuir el cada vez mayor apoyo popular al movimiento.

Muchos son los momentos claves de este año: La toma de la preparatoria número 1 en la que el ejército destruyó la histórica puerta de San Ildefonso; el izamiento de la bandera a media asta en Ciudad Universitaria, la marcha del silencio encabezada por el entonces rector de la UNAM, Javier Barros Sierra; las tomas militares del Casco de Santo Tomás, CU y la vocacional número 7; la represión de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Guadalajara en Jalisco, el linchamiento de los trabajadores de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla en San Miguel Canoa, Puebla y otros; hasta desembocar en los trágicos sucesos del 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, Ciudad de México.

¿Cuál es el número de víctimas que la represión cobró a lo largo de aquellos meses? Imposible saberlo, tan sólo en la tarde y noche del 2 de octubre y madrugada del 3, las cifras oficiales reconocen casi medio millar de caídos, a los que habrán de sumarse los centenares de desaparecidos a manos del ejército y la policía capitalina en las acciones anteriores y posteriores.

A 50 años de estos hechos, la ofrenda del Departamento de Comunicación Educativa del Museo Nacional de Antropología, se dedica a la memoria de los jóvenes que abanderaron las demandas de libertad, participación democrática y reconocimiento a sus aspiraciones vitales, mismas que aún hoy están presentes en la vida cotidiana de la juventud mexicana, que representa la tercera parte de la población del país (la cifra más alta en nuestra historia).

La fiesta de todos los santos
El Miccailhuitlo (Fiesta de los Muertos) de la Huasteca Hidalguense es mayormente conocido como Xantolo (deformación nahua del latín Sanctorum; todos los santos) que, en la región de Jaltocán, Hidalgo, cobra formas muy particulares.

Las actividades arrancan a partir del 29 septiembre cuando se realiza una pequeña ofrenda con chocolate y pan, continúan el 18 de octubre con la cosecha de los racimos de plátanos que se pondrán en las ofrendas y cuyo montaje se realiza el 30 de ese mes: inicia desde temprano con la construcción y decorado del arco para que, por la tarde, se coloquen todos los elementos que conforman la ofrenda.

Del 31 de octubre al 2 de noviembre se realizan diversos actos públicos entre los que destacan:las topadasque son los encuentros de huapangueros y las danzas de los Huehues (viejos) y Tlachikileuani (los que viven en el panteón), en esta última la gente se disfraza con la ropa de los difuntos y cubren sus rostros con máscaras o pañuelos.

Además, la comunidad visita el panteón para limpiar las tumbas de los seres queridos, adornarlas con arcos de flores y convivir con la familia y personas cercanas; todo esto acompañados por huapangos tocados por los músicos tradicionales de esta zona.

En los domicilios la ofrenda incluye un arco de bejucos de caña adornado con hojas de palma, flores de cempoalxochitl y mano de león. En ésta se colocan, además de los tradicionales alimentos (panes, chocolate, tamales y frutas), velas de cera, veladoras e imágenes de los difuntos.

Las festividades continúan el 30 de noviembre cuando se coloca la última ofrenda y, quienes participaron en el Tlachikileuani, realizan un último baile nocturno a través de los barrios para desprenderse de sus disfraces a la medianoche.

El 1° de diciembre por la mañana, los arcos de flores son retirados de las tumbas, dando así por finalizadas las festividades en honor a los muertos.

Museo Nacional de Antropología
Departamento de Comunicación Educativa
Jefa del Departamento: Mtra. Alejandra Razo Valdez
Coordinación y diseño del proyecto: Jezlia Pacheco Sierra
Mario Stalin Rodríguez
Asesores Educativos

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