jueves, noviembre 22, 2018

Paparruchas 02


LA FALSA INDIGNACIÓN

Contamíname
Pero no con humo
Que asfixia el aire
Ven, pero sí con tus ojos y con tus bailes
Ven, pero no con la rabia y los malos sueños
Ven, pero sí con los labios que anuncian besos
Contamíname, mézclate conmigo
Que bajo mi rama
Tendrás abrigo
Ana Belén y Victor Manuel
Contamíname

México es un país de migrantes.
            El propio mito fundacional es una historia de migraciones. Nuestra identidad es la síntesis de pueblos migrantes. Nuestras ciudades crecen y cobran forma de la mano de los migrantes rurales. Nuestra economía se sostiene de las remesas de nuestros migrantes en tierras extranjeras.
            México es un país de migrantes... Entonces, ¿por qué la xenofobía ha encontrado en estas tierras un suelo tan fértil?

Al paso de las recientes caravanas de migrantes centroamericanos por nuestro país (ni las primeras que caminan por nuestros suelos, ni las últimas que lo harán), las noticias falsas sobre estos han pululado por las redes sociales, minándoles el camino.
            Aunque difícil, es posible rastrear el origen de la mayoría de éstas. Al igual que las que se crearon y multiplicaron durante la emergencia social provocada por los sismos de 2017 o aquellas que, en contra de la figura del principal candidato opositor y eventual ganador, marcaron la contienda electoral de este año, las “informaciones” falaces sobre los migrantes centroamericanos se originan, en su mayoría, en páginas de “información” dudosa y perfiles “robot” de redes sociales.
            No, esto no es nuevo. Tampoco lo es que, en lo que parecería una copia barata de las campañas orquestadas contra los migrantes árabes y africanos en Europa, las “notas” sobre “migrantes malagradecidos que rechazan comida-ropa” y similares, encuentren un eco natural entre los grupos de derecha y sus simpatizantes.
            Lo que sí es nuevo, aunque no demasiado, es la viralidad que estos contenidos han alcanzado en redes sociales y la forma en que han sido repetidos incluso por grupos y personas que se identifican como “progresistas”.
            Como queda escrito, el fenómeno no es per se “nuevo”, ya durante los sismos de 2017 algunos voluntarios y grupos sociales, se creyeron y repitieron notas falsas sobre “intereses oscuros detrás de los rescatistas internacionales”. Ya en este año, las noticias falsas contra López Obrador eran alegremente repetidas por grupos de izquierda “no electoral”.
            Sin embargo, en ambas ocasiones la repercusión de las notas falaces fue limitada por fuera de las redes sociales... No es el caso actual.

Si bien es cierto que el único intento, hasta el momento, de articular un movimiento por fuera de redes sociales, las “manifestaciones antimigrantes” de días pasados en Tijuana, tuvieron una respuesta mucho menos numerosa de la que sus organizadores esperaban, reuniendo a entre 150 y 200 personas en los cálculos más exagerados.
            También es cierto que estas manifestaciones han dejado ver un grado de violencia que bien podría equipararse a la que ejercen los grupos de ultraderecha en Estados Unidos... Y, como estos, pueden considerarse minoritarios, pero, como estos, su discurso de odio puede encontrar eco en un ambiente social altamente precarizado (que, al final, es parte de la explicación del triunfo de Trump en la contienda por la presidencia del vecino del Norte y el de Bolsonaro en Brasil recientemente).
            Es, justamente, por esto que el fenómeno de las notas falsas en contra de las caravanas migrantes no puede ser obviado; porque en el peor de los escenarios previsibles, marcan el primer paso hacia el surgimiento de grupos de ultraderecha mucho más violentos y activos...
            Y es por ello que cada nota falsa que se detecte debe ser señalada y desmentida, sin importar quién la haya compartido en redes sociales; conocidos, amistades o familiares.

Mario Stalin Rodríguez

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