martes, abril 27, 2010

La creación 2 de 3

Entrada Programada 1 de 2

Para que los dioses lo sean, es menester que haya quien los adore y les de ofrendas. Fue así que los dioses decidieron crear al hombre.

De acuerdo al mito de los cinco soles, el primer mundo fue gobernado por Tezcaltlipoca, Dios de la Guerra (en otras versiones del mito, este primer sol será el propio Hutizilopochtli), quien creó a unos hombres grandes y torpes. Estos no hacían nada, por lo que el dios se enojó y se transformó en un jaguar gigantesco que devoró a las personas.

El segundo sol, 4 viento, fue Ehecatl. Él creo a los hombres gráciles, quienes dedicaban sus días al juego y la fiesta sin sembrar, sin construir templos; sin adorar a los dioses. El dios del viento se enojó con ellos y bajo como huracán, los hombres, para sobrevivir, se aferrarón a los troncos del los árboles y fueron convertidos en monos.
El tercer sol fue Tlaloc. En este mundo vivieron los hombres listos, quienes no hacían otra cosa que no fuera discutir entre ellos por todo. Tlaloc se transformó en una lluvia de fuego y convirtió a los hombres listos en guajolotes.
El cuarto sol fue Chalchiutlicue. Ella creó a los hombres tontos, quienes constantemente maravillados por el mundo que les rodeaba no hacían absolutamente nada. La diosa se enfureció con sus creaciones y, convertida en inundación, los transformó en peces.
Decepcionados tras estas experiencias, los dioses decidieron no volver a crear al hombre y, para asegurarse de no caer en la tentación de hacerlo de nuevo, ocultaron los huesos de los ancestros en el inframundo, bajo el cuidado de Mictlantecutli.
Sin embargo, Quetzalcoatl sabía que la grandeza del mundo sólo podría ser construida por los hombres, así que, disfrazado como hormiga, bajó al inframundo, engañó al señor de esas tierras y robó los huesos de los ancestros. Salió huyendo… Y se tropezó, esparciendo y confundiendo los huesos.
Sin saber qué hueso era de hombre o mujer, cual de anciano o joven, si de sabio o ignorante, el dios molió todos y con el polvo resultante y su sangre, formó un barro con el cual moldeó al nuevo hombre y la nueva mujer.

Continuará la próxima semana

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miércoles, abril 21, 2010

La Creación 1 de 3

Nota importante: La propia dinámica imperial de los mexicas, que los llevó a imponer sus mitos, dioses y cosmovisión a los pueblos conquistados, implicó que éstos fueran retomados y resignificados por los subyugados. Así mismo, la dinámica imperialista de España borró muchas de las fuentes documentales que podrían haber evitado muchas de las lagunas que aún tenemos sobre la historia, los mitos, los dioses y la cosmovisión de los pueblos precolombinos.
Así, existen múltiples versiones de los mitos que se narran en esta serie sobre la creación del mundo desde la cosmovisión mexica, lo que aquí presentado es únicamente una versión estándar.

Según el mito, tras parir 400 hijos (los centzonhuitznahuac) y una hija (la Coyolxauhqui), Coatlicue se retiró a atender su templo, alejándose del resto de los dioses.
Un día, barriendo el templo, una bola de plumas de colibrí le cayó sobre su pecho. La diosa contempló las plumas y decidió hacerse un collar con ellas, por lo que las abrazó y se dirigió a su casa. Una vez ahí abrió los brazos y se encontró con que las plumas habían desaparecido, pero se encontraba embarazada.
Consternada, la diosa acudió por consejo y consuelo con su hija, ella no le creyó. La Coyolxauhqui reunió a sus hermanos y les arengó para castigar a su madre por una supuesta infidelidad, los 400 dioses tomaron la decisión de matarla. Al verlos llegar la diosa madre salió huyendo, hasta que se encontró ante el precipicio que hay en la sima del monte de las serpientes (Cohuatepec).
Ante la disyuntiva de morir por la caída o ser muerta por su hija, Coatlicué dio a luz en ese mismo lugar a su hijo Huitzilopchtli (representado por el color azul), quien nació ya adulto, ataviado como guerrero y con arma y escudo. Éste dio muerte a su hermana y hermanos, a quienes decapitó para colocar sus cráneos en un Tzompantli que colgó del cielo para formar las estrellas.

Así fue que Huitzilopochtli se proclamó Rey de los Dioses.


P.D. que presenta y suma
Con ustedes dos muy recientes descubrimientos:
Amante Bandida
(a quien ya conocía, pero no sabía que tenía blog)
y
Nat de Fragmentos de un diario
(que actualiza diario y bien)

P.D. que avisa para no ser traidora
La entradas de las próximas dos semanas ya están programadas y se publicarán, espero, en el horario habitual... El que esto escribe se va desde el Viernes 23 hasta el Sábado 8 a hacer una gira por España, Alemania y (creo) Francia... Si alguien, por cualquier razón, cree buena idea poder encontrarnos en alguno de esos puntos, estaré más que encantado de ello, sólo habra que ponernos de acuerdo a través del correo electrónico (en mi perfil).

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miércoles, abril 14, 2010

GARZÓN

de la memoria como justicia

No soy súbdito de corona alguna, sino ciudadano de una república de nombre cuya práctica aún está por construirse. Mi relación con a metrópoli ibérica es sólo tangencial. No viví el franquismo sino a través de los exiliados de la Guerra Civil, de las historias de heroísmo que trajeron a estas tierras.

Baltasar Garzón es, en e mejor de los casos, una figura ambivalente no exenta de claroscuros, sus posiciones irreductibles en torno a, por ejemplo, el asunto vasco, son difícilmente compartibles. Sin embargo, lo que está en juego en la causa por prevaricato que actualmente se le sigue, no es la simpatía que puede o no despertar un juez tal vez demasiado enamorado de los reflectores, sino la validez de la memoria.
Los herederos del generalísimo, aquellos que su muerte guardaron las casacas militares y regresaron a los vestuarios cortesanos, los eternos beneficiados del gatopardismo, apuestan por el olvido; los muertos, muertos son y el pasado, en el pasado está.
Son, finalmente, los voceros locales de la posición de los usurpadores de todos los tiempos. Para ellos la memoria es peligrosa, remover el pasado, dicen, sólo puede traer encono y enfrentamiento. Lo que omiten, es que ello se debe a que remover el pasado también exhibe sus mentiras.

Baltasar Garzón es, en el mejor de los casos, una figura ambigua... Sin embargo, por la memoria, por la justicia, en este momento sólo puede ser apoyado.

Mario Stalin Rodríguez

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miércoles, abril 07, 2010

GAJES DEL OFICIO

Mario Stalin Rodríguez

Dos hechos ocupan casi la totalidad del tiempo y espacio en los medios de comunicación mexicanos, hechos sin conexión entre sí, pero que revelan, cada uno por sus características, la perversión y función del periodismo en nuestra sociedad.
La cobertura mediática que la trágica desaparición y muerte de la niña Paulette Gebara Farah ha recibido, particularmente por parte de los medios electrónicos, contrasta con el silencio que privó y priva alrededor de la muerte de 43 infantes en la guardería ABC a mediados del año pasado.
Al margen de las lagunas, contradicciones, ocultamientos y perversiones varias que saltan a la vista en la mínima revisión del caso. Más allá de señalar la patente (y sospechosa) incompetencia de las autoridades ministeriales y policíacas del Estado de México, los medios electrónicos parecen más preocupados en explotar el morbo que en torno al caso se teje, si no es que directamente lo fabrican.
Toda muerte es lamentable, tanto más la de una niña con discapacidades en tan obscuras circunstancias... Y sin embargo... Los 43 niños de bajos recursos de la guardería ABC, calcinados en buena medida a causa de la negligencia de las autoridades estatales y federales, aquellos cuya muerte tiene responsables con nombre y apellido señalados, incluso, por un fallo de la Suprema Corte de Justicia (entre ellos, el entonces responsable del Instituto Mexicano del Seguro Social y actual secretario de la cartera de comunicaciones del gobierno federal, Juan Molinar Horcasistas), no recibieron nunca la atención mediática que recibe diariamente la hija de una de las pocas familias privilegiadas de este país.
Sus padres nunca fueron entrevistados mientras lloraban, tumbados en sus camas, rodeados de sus juguetes, su sepelio no fue trasmitido en directo... Sus muertes fueron anónimas; la impunidad de los culpables parece garantizada.

Por otro lado, en el marco de la ineficiente, asesina y, cuando menos, sospechosa guerra contra el narcotráfico, Julio Scherer García publica en días recientes una entrevista con Ismael el Mayo Zambada, cabeza visible de uno de los más importantes cárteles de la droga en México.
El crimen organizado no puede (no debe) combatirse desde el principio de la fuerza, sus mecanismos y estrategias se encuentran fuertemente enraizados en las circunstancias reales de las zonas en las que se mueve, de la población que emplea y de la que se nutre. Conocer a sus partícipes y la visión que de sí mismos tienen debería ser considerado, cuando menos, un ejercicio de mínima inteligencia.
Fuera de ello, la administración de Calderón y los medios que son sus voceros (lamentablemente, la mayoría en México), se ocupan en calificar al periodista de traidor por dar voz al enemigo o humanizar al monstruo.

Dos hechos aislados entre sí que muestran las caras de una profesión que se debate entre el espectáculo vergonzante de explotar el morbo del hombre que muerde al perro y la indispensable tarea de explicar por qué el hombre muerde al hombre.

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jueves, abril 01, 2010

La mentira contra el poder

Nota: Es un poco largo, aunque no tan largo como el de la semana pasada y definitivamente no tan pesado... Prometo que la próxima semana las cosa vuelven a estar un poco más ligeras.


A lo largo de la historia mítica de la humanidad, el embaucador, el mentiroso ha jugado siempre el papel del rebelde real:
Se burla de la autoridad y escapa de ella (...) En contra de la voluntad de los dioses, puede traer la luz a los mortales robando el sol o la caja que contiene la luz del día (...) Puede ser inventor de cepos, trampas y redes, dispositivos para el engaño que otorgan a los mortales la habilidad de autoalimentarse. Sabe cosas que desconocen los mortales y las utiliza para provocar cambios (...) Abre puertas insospechadas, hace cosas nuevas, es un artista del timo que suele ser demasiado inteligente para su propio bien (Sullivan; 2003).
Prometeo, Gilamesh, Hum-Hunanpu y su hermano Ixbalanque, Loki, Hermes y Krishna (por mencionar sólo algunos) juegan con los dioses a la manera en que bugs bunny se enfrenta al cazador armado hasta los dientes; con astucia, con mentiras. Arrebatan de los dioses y los reyes aquello que les da poder y potestad sobre los otros; “el embaucador es una fuerza perturbadora que cambia el mundo, redistribuye capacidades y bienes” (ídem).

La historia real no carece de figuras de similar valía, si bien sus acciones no suelen ser tan espectaculares y sus procesos mucho más tardados, el resultado, finalmente, la transformación del mundo; cambiar el orden existente por otro distinto.
El embaucador es, según palabras de Lewis Hyde (...) <<>> (...) Identifica al embaucador como la personificación de la creatividad en sí misma, el inventor de las realidades potenciales alternas que se han creado (ídem).
La historia real, entonces, se encuentra plagada de estas figuras (algunas públicas, otras anónimas); los rebeldes de todos los tiempos, los creadores de ficciones. Aquellos que abren las ventanas hacia otros mundos posibles y permiten ver a través de ellas a todo aquel que se les acerque.
No es éste el papel de todas las ficciones ni, mucho menos, su motivación primera. Sin embargo; “los medios de ensoñación comienzan a revelar, aún sin quererlo, que el rey, en efecto, va desnudo y sólo se viste de la ansiedad de poder de quienes desean servir, en vez de vivir” (Delhumeau; 1984).
Por eso los múltiples rostros de Hegemon a lo largo de la historia han pretendido, dominar no sólo las acciones de los hombres sino sus sueños, sus proyectos y su memoria.
Constituía un placer especial ver las cosas consumidas, ver los objetos ennegrecidos y cambiados. Con la punta de bronce del soplete en sus puños, con aquella gigantesca serpiente escupiendo su petróleo venenoso sobre el mundo, la sangre le latía en la cabeza y sus manos eran las de un fantástico director tocando todas las sinfonías del fuego y de las llamas para destruir los guiñapos y ruinas de la Historia (Bradbury; 1993).

Queda escrito, Hegemon se proclama único usufructuario del lenguaje, del contexto y de la memoria. De esta manera, el Gran Hermano inventa y reinventa el pasado, por él se legitima y lo utiliza como coartada para sus errores (para sus horrores).
Sin embargo, los individuos a lo largo de la historia han encontrado siempre la manera de soñar más allá de los límites de Hegemon y retratarlo en toda su ridiculez, su insignificancia, sus ineficiencias; su ineptitud.
Porque en las mentiras que cuentan los rebeldes de todos los tiempos, reconocemos nuestras propias limitaciones, nuestras propias aspiraciones, nuestros propios sueños. A través de las ficciones vivimos la vida no como es, sino como la deseamos.
Vivir la vida que uno no vive es fuente de ansiedad, un desajuste con la existencia que puede tornarse rebeldía, actitud indócil frente a lo establecido (...) Salir de sí mismo, ser otro, aunque sea ilusoriamente, es una manera de ser menos esclavo y de experimentar los riesgos de la libertad (Vargas Llosa; 1990).

Las ficciones, sus mentiras, cumplen la función de enseñarnos a sentir; de abrir nuestra mente a otra realidad posible. En metáfora escultórica, a través de las ventanas que la literatura abre ante nosotros, dejamos de ser estatuas y nos transformamos en individuos:
Que en la conciencia de la estatua haya un olor único, y ya tendremos la atención; que perdure un olor cuando haya cesado el estímulo y tendremos la memoria; que una impresión actual y una del pasado ocupen la atención de la estatua y tendremos la comparación; que la estatua perciba analogías y diferencias y tendremos el juicio; que la comparación y el juicio ocurran de nuevo y tendremos la reflexión; que un recuerdo agradable sea más vívido que una impresión desagradable, y tendremos la imaginación. Engendradas las facultades del entendimiento, las facultades de la voluntad surgirán después: amor y odio (atracción y aversión), esperanza y miedo (Borges; 1995).

A través de las ventanas adquirimos la conciencia (conSciencia) del ser, del haber sido y, sobre todo, del desear ser. La noción del YO, del retroyecto (memoria) y del proyecto (deseo).
Por supuesto, la literatura no es ventana única ni única visión, sino visiones; ventanas. Múltiples caminos para múltiples realidades posibles, de las cuales apropiamos, elegimos, aprehendemos, resignificamos, aquello de lo que construimos nuestra propia realidad posible.

Mario Stalin Rodríguez
Editado del capítulo V de La Verdad Detrás. El papel de la mentira en la comunicación; 2001.

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