La tira de la Peregrinación 00 (reloaded)

Por lo demás... Todo bien, aún no me he transformado en zombie...
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"En el viejo mundo,
en la vieja Europa,
el antiguo cacique
cambia de ropa."
Hechos Contra el Decoro
Radio Rabiamuffin
Dos visiones de Europa deben plantearse, a saber; aquella que ve a Europa como única y la de quienes le ven como la suma de sus diferencias.
Ambas visiones fundan sus argumentos en la historia: la primera ve en ella las similitudes y las penas compartidas; la otra mira en el pasado la llegada de los diferentes, el entendimiento de éstos y la conservación, pese a todo (o precisamente por ello), de sus particularidades.
La diferencia radica, entonces, en ver al ciudadano europeo primero como europeo o verlo primero como vasco, español, francés o cualquier otro gentilicio.
Aquí la aclaración pertinente; Europa es, a no dudarlo, un sólo territorio de sangre y memoria compartida. Pero es también la suma de sus diferencias y, sobre todo, el compendio de todos los diferentes que en ella habitan.
Pretender, como lo hacen quienes la primera visión defienden, la hegemonía de un sólo origen y escuela de pensamiento es, en el mejor de los casos, visión simplista que ignora la multiplicidad de historias y la multitud de orígenes de la población europea actual.
Baste recordar que la gloria de Europa se funda, sobre todo, en el trabajo de los no europeos. Las calles, plazas y edificios del viejo continente se encuentran inundados de no europeos; de quienes no comparten la idílica historia inventada por los simplistas de la memoria, pero sí el presente y futuro de aquellas tierras.
No puede, ni debe, pretenderse fundar una idea de Europa sobre la falacia del europeo puro. A Europa la componen, también, los inmigrantes (principalmente africanos o árabes, pero no pocos americanos).
Europa se perfila como comunidad, pero esto no puede forjarse sobre la imposición de la homogeneidad, sino sobre el reconocimiento de las diferencias.
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Sí, lo sé... Otro de esos megaposts que nadie comenta...
Mario Stalin Rodríguez
Intro
¿Qué es descripción? Uno describe tantas cosas; la misma palabra merece ser descrita y puede uno describir la descripción. Lo anterior, además de frase efectista, pretende dejar en claro la duda, no despejarla.
Describimos las calles que transitamos y las que inventamos, las personas que conocemos y las que ignoramos, incluso las voces jamás escuchadas son descritas. Describimos su forma física y sus destellos metafóricos. Tantas cosas describimos y tantas formas hay de hacerlo que cualquier definición encontraría forzosamente su contradicción.
Existen diversas formas de descripción y el tratar de englobarlas en categorías estrictas y de límites fijos, sería tarea poco menos que titánica. Para efectos prácticos diremos que existen dos clases de descripción; la literaria y la periodística.
Nuestras categorías, claro está, no son del todo definidas y la una inunda a la otra en la misma medida en que es invadida por ella. Encontramos ejemplos de descripción periodística en las novelas y descripciones que son ejemplos de literatura en notas olvidadas en la página 34 de un periódico.
La descripción literaria es la más difícil de explicar, la que más libertad ejerce y reclama. La literatura describe personas y paisajes, reales o imaginarios. Un ejemplo de descripción literaria es:
“Imagina, amada mía, imagina los que implica tu cuerpo (bello cuerpo). Para retratar el aura de felicidad que te rodea debería usar colores no inventados aún. Para explicar ese mismo halo, debería recordar que a tus senos firmes les reservo los besos del amante fogoso y a tu entrepierna las caricias de manos temerosas pero alegres.”
Del anterior ejemplo podemos deducir que la descripción literaria emplea no solo los rasgos físicos de lo que describe, también usa elementos meramente subjetivos, sentimientos y pensamientos, del autor o del objeto descrito, adivina por la descripción su historia.
Si lo anterior parece complicado, la cosa no se pone más sencilla conforme avanzamos. Permítaseme usar la descripción que de Kid Azteca (boxeador mexicano) hace Cortázar en
"Un boxeador que conocí en Buenos Aires hacia los años cuarenta y que frente al caos santefecino del adversario de esa noche armaba una ausencia perfecta a base de imperceptibles esquives, dibujando una lección de huecos donde iban a deshilacharse patéticas andanadas de ocho onzas"
El autor de Rayuela no platica la morfología del boxeador, nos los explica por su forma de luchar, y aún así una imagen del púgil nos viene a la mente.
Pero hasta el momento hemos hablado sólo de las descripciones de personas. Para los lugares me permito tomar por ejemplo a Italo Calvino, de Las Ciudades Invisibles:
"De la ciudad de Dorotea se puede hablar de dos maneras: decir que cuatro torres de aluminio se levantan en sus murallas flanqueando siete puertas de puente levadizo de resorte que franquea el foso cuyas aguas alimentan cuatro verdes canales que atraviesan la ciudad y la dividen en nueve barrios, cada uno de trescientas casa y setecientas chimeneas; y teniendo en cuenta que las muchachas casaderas de cada barrio se casan con jóvenes de otros barrios y sus familias intercambian las mercancías de la que cada una tiene la exclusividad; bergamotas, huevas de esturión, astrolabios, amatista, hacer cálculos a base de estos datos hasta saber todo lo que se quiera de la ciudad en el pasado el presente el futuro; o bien decir como el camellero que allí me condujo: Llegué en la primera juventud, una mañana, mucha gente iba rápida por las calles rumbo al mercado, las mujeres tenían hermosos dientes y miraban derecho a los ojos, tres soldados tocaban el clarín en una tarima, todo alrededor giraban ruedas y ondulaban carteles de colores. Hasta entonces yo sólo había conocido el desierto y las rutas de las caravanas. Aquella mañana en Dorotea sentí que no había bien que no pudiera esperar de la vida. En los años siguientes mis ojos volvieron a contemplar las extensiones del desierto y las rutas de las caravanas; pero ahora sé que éste es sólo uno de los tantos caminos que se me abrían aquella mañana en Dorotea"
Así pues, la descripción literaria también es metáfora; inferimos de ella mucho más de lo que sus palabras nos dicen.
Pero no sólo se describen personas y paisajes, también situaciones; tomo de nuevo los párrafos de Las Ciudades Invisibles, de Calvino, para ejemplificar:
"Recién llegado y buen conocedor de las lenguas del levante, Marco Polo no podía expresarse sino extrayendo objetos de sus maletas: tambores, pescado salado, collares de dientes de facocero, y señalándolos con gestos, saltos, gritos de maravilla o de horror, o imitando el aullido del chacal y el grito del búho"
La descripción que Calvino hace de la comunicación entre Marco Polo y el Monarca es magistral y también todo un tratado sobre el lenguaje.
En resumen; la literatura no usa la descripción para el sólo ubicarnos en un lugar y tiempo o para comentar como físicamente es un persona u objeto, la emplea como metáfora y como medio de reflexión.
La descripción periodística, que bien podríamos llamar meramente objetiva, tiene el sentido de apegarse lo más posible al objeto descrito, sea éste una persona, un animal, una calle, una situación o cualquier otro etcétera; sin adjetivar y pretendiendo dejar de lado las interpretaciones subjetivas.
Los ejemplos de esta categoría abundan y, sin embargo, no son tantos como podríamos imaginar, ya que la literatura también se mete en los diarios y las noticias; retomo aquí fragmentos de la nota que sobre un concierto de Raphael, en el centro de espectáculos El Patio, hace Carlos Mosiváis en Días de Guardar:
"Como todo fenómeno de los sesentas, Raphael es su valor intrínseco y su vocación y su leyenda y su gacetilla de prensa y su equipo promocional"
Hay en estos cortos renglones juicios morales, no solo la descripción objetiva.
Otro asunto es cuando en la descripción objetiva omitimos intencionalmente datos que contradicen la imagen que queremos dar; describir un contingente en una marcha sólo por sus miembros más violentos, ignorar las marcas de golpes en el cadáver del presunto secuestrador y el etcétera crece hasta el infinito. Los ejemplos abundan, para qué perder el tiempo con ellos.
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