Sextiembre 2025_01
PROVOCACIÓN
Pero
aquí está con todo y las calcetas blancas hasta casi las rodillas.
Y
aún así, sonríe, ni siquiera es lo más ridículo que ha hecho; todavía recuerda
aquella campaña de... De... De... ¿De qué era? ¿Un perfume? ¿Pastillas para el
aliento? El concepto era "frescura”, de eso está casi segura: 16 mujeres
en sus últimos veintes, vestidas con microbikinis, fingiendo una pelea de
almohadas en medio de un bosque nevado.
El
resfriado le duró casi una semana.
Y
aquí está, años después, en uniforme escolar en un salón de clases simulado,
adornado con carteles “escritos” en algo que no es coreano, ni japonés, ni
ningún otro idioma conocido, pero que simula “escritura asiática” (sobrantes,
seguramente, de alguna campaña “de estética k-pop” o “manga”).
Ojalá
fuera cosa de “libertad creativa” o “licencia artística”, sigue pensando
mientras ubica su marca en el set, justo al lado de un gato que se estira como
si fuera dueño del escenario (¿será parte del concepto de la campaña? ¿O
simplemente se coló y nadie ha podido sacarlo? Se pregunta).
No,
continúa pensando para sí; nada de esto tiene que ver con “creatividad
artística” o “visión estética”, cada aspecto de cada campaña ha sido decidido
por paneles de “personas expertas” en escritorios, que miran en sus
computadoras incontables gráficas de “hábitos de consumo”, “tendencias de
búsquedas en redes”, demografías de destino y un etcétera de tecnicismos tan
largo como un brazo.
Y
últimamente, además, frunce el ceño mientras se coloca en su marca (el gato la
mira indiferente y no se mueve ni un centímetro), las agencias han dejado de
consultar a las “personas expertas” y se limitan a “analizar los datos con
inteligencia artificial”... Así llega ella aquí; en un salón de clases simulado
con un brasier que le queda pequeño (y eso que sus senos nunca han sido
particularmente grandes).
Estuvo
a punto de rechazar la campaña... Hasta que vio quien haría la fotografía,
sonríe.
La
fotógrafa entra, como es su costumbre, ya con la cámara preparada y empieza a
gritar órdenes a su equipo técnico; bajar la intensidad de aquella luz,
redirigir aquel reflector, activar el ventilador a mínima velocidad... Ella
sonríe y se recarga en el “escritorio magisterial” (le parece conocido, ya lo
habían utilizado antes en la campaña de “ahorro para el retiro”, cuando la
hicieron correr con una pijama de “dragón de peluche” en una “oficina”),
dejando que su falda suba hasta casi descubrir el nacimiento de sus muslos.
La
fotógrafa empieza a disparar su cámara desde distintos ángulo, entre toma y
toma se detiene para comprobar el resultado y ordenar algún ajuste. Ella la
mira sugerente mientras va desabrochándose la camisa.
Después
de un flashazo la fotógrafa se detiene, mira las últimas tomas con
desconcierto; nada de esto estaba en el “guion conceptual” que le hicieron
llegar desde la agencia. Alza la mirada y, por primera vez en la tarde, ve a
ella directamente; su mirada y su sonrisa.
Llama
a su asistente; le dice algo en voz baja. La asistente se acerca a cada persona
del equipo técnico, les dice algo en voz baja y empiezan a abandonar el set,
pronto sólo quedan ella y la fotógrafa.
Se
miran, se sonríen, se acercan...
Mario
Stalin Rodríguez
Etiquetas: 12 Uvas, Big Culo Day, off topic, SEXTIEMBRE2021, SEXTIEMBRE2023, tratado sobre la necedad
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