miércoles, mayo 21, 2025

14 AÑOS

Hace 14 años, en una madrugada como esta, mi madre nos dejo en silencio... Pero su voz sigue aquí, entre nosotres, todos los días.

            La voz de mi madre son las canciones que escuchaba y que suenan en el día a día. La voz de mi madre es Amparo Ocho cantando “quiero ser como tú (…) para todos un abrazo (…) de la cuenca a los peñascos (…) Ser para ellos un lenguaje”, porque la voz de mi madre era, no se dude, un abrazo para todes; era y es nuestro lenguaje común.

            La voz de mi madre era también “piedra pequeña, guijarro humilde. No piedra de un palacio, de una iglesia, de una audiencia; sino hecha sólo para una honda”. La voz de mi madre era y es esa piedra pequeña que se alza contra quien debe alzarse cuando debe alzarse.

            La voz de mi madre era también la mujer que ve a otras mujeres “cumpliendo oficios que se entretejen sin tener fin. Ser costureras, cocineras, recamareras y planchadoras. Ser enfermeras y lavanderas, también meseras y educadoras”. La voz de mi madre era y es la mujer que ve a otras mujeres y sabe que son amigas y hermanas.

            La voz de mi madre le pedía a Dios “que la guerra no le fuera indiferente. Porque es u monstruo grande y pisa fuerte toda la pobre inocencia de la gente”. La voz de mi madre se alzó y se alza contra la guerra que destruye inocentes.

            Porque la voz de mi madre era y es, sobre todo, “la risa y el llanto. La dicha y el quebranto; los materiales que formaban su canto… Y el canto de todes, que aún es su propio canto”.

            Hace 14 años, en una madrugada como esta, mi madre nos dejo en silencio... Pero su voz sigue aquí; en su canto que es nuestro propio canto.

 

Mario Stalin Rodríguez

Mayo de 2025

 

In Memorian

María Teresa Cuéllar Salinas

1950 - 2011

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