Los Falsificadores de la Democracia 63
LA PERSISTENCIA DE LAS BESTIAS CARROÑERAS
Ninguna
postura mínimamente decente puede objetar el derecho de familias y colectivas
de madres buscadoras a actuar ante lo que juzgan como inoperancia u omisión de
las autoridades ante las organizaciones criminales que desaparecieran a sus
familiares.
Familias
y madres buscadoras han caminado desiertos y montes... Y documentado el baño de
sangre en el que la absurda guerra del espuriato de Calderón sumió al país ante
el silencio cómplice de los medios corporativos, que alegremente firmaron un
pacto de silencio con la administración PANista que tenía al narcotraficante García
Luna como Secretario de Seguridad.
Pacto
de silencio que continuaron durante el peñato, como continúo el absurdo baño de
sangre durante aquella última administración del PRI... Y hoy la derecha, sus
medios de mierda y su opinocracia pretenden montarse en el trabajo y el luto de
las familias y colectivas de madres buscadoras, para utilizar carroñeramente a
las víctimas de la violencia que la propia derecha desencadenó.
No se trata sólo de montajes absurdos como
los que la absurda figura de Ceci Flores intentó durante la absurda campaña de
la absurda Xóchitl Gálvez, con sus “crematorios clandestinos” con huesos de
animales e identificaciones de personas vivas, “fosas” con huesos barnizados
comprados ilegalmente a alguna escuela de medicina forense y “secuestros” que,
al final, sólo fueron una resaca mal llevada en la recámara de su propia casa.
No,
a pesar de su eco mediático (entrevistada diariamente y varias veces al día por
los mismos medios que firmaron pactos de silencio con el espurio Calderón y
Peña Nieto), Ceci Flores no representa a las familias ni a las colectivas de
madres buscadoras, que se han deslindado una y otra vez de la desprestigiada “activista”.
Se
trata, sí, de la persistencia de la misma política carroñera que la derecha ha
implementado desde hace ya años.
La
que ensayaron durante los sismos de 2017 para intentar torpedear las
aspiraciones de quien era en ese entonces la candidata natural de la izquierda
a la jefatura de gobierno de la CDMX.
La
que se inventó hospitales saturados, fallecides e “ineficacia” o desabasto de
vacunas durante la pandemia de COVID en 2020-21.
La
que llevó a la dirigencia del PAN capitalino a apersonarse en medio de la
tragedia de la línea 12 del metro cuando aún el polvo no se había ni asentado, para
hacer campaña electoral en 2021.
La
que se transformó en feminismos de ocasión encarnados lo mismo en Denise
Dresser que en Chumel Torres o Alessandra Rojo.
La
que llevó a la absurda Xóchitl Gálvez a arrancar su absurda campaña electoral
en las calles de una Acapulco que aún intentaba ponerse de pie tras el paso del
huracán Otis.
La
que llevó a la absurda Xóchitl Gálvez a invitar a la absurda Ceci Flores a su
actos de campaña, tratando de capitalizar electoralmente el dolor y el luto de
las familias y colectivas de madres buscadoras.
Es
esa misma política carroñera que hoy presenta titulares amarillistas y
artículos llenos de “indignación” en los medios de la derecha, para intentar
capitalizar los hallazgos en el rancho de Teuchitlán.
Lo
han intentado antes, lo siguen intentando y lo intentaron en la movilización
del pasado 14 de Marzo, donde los medios de la derecha hicieron un conveniente
vacío a los actos realizados en Jalisco al grito de “Alfaro sí sabía”, pero
cubrieron con profusión las acciones de un minúsculo grupo en zócalo de la
CDMX.
Acciones
que obligaron a las familias de les desaparecides y a las colectivas de madres
buscadoras que habían convocado a la movilización, a deslindarse de los hechos
y a abandonar el acto para no legitimar con su presencia a quienes sólo
pretendían usar carroñeramente su dolor para su agenda política.
Y es por ello que, más allá de las obvias y
múltiples lagunas que el novelesco relato mediático presenta, lo ocurrido durante
el espuriato de Calderón y la administración peñista en el paraje jalisciense
debe ser esclarecido, como esclarecido debe ser el silencio cómplice y la
ceguera voluntaria que parece haber caracterizado a las administraciones
locales emanadas del PRI y Movimiento Ciudadano desde entonces y hasta la
actual.
Debe
ser esclarecido con ciencia e investigaciones serias e irrefutables y de cara a
las familias y colectivas de madres buscadoras... Sin “verdades históricas” ni
resultados a modo, pero, sobre todo, sin comprar un discurso mediático más
propio de una pésima novela policiaca o de un “reportaje” de “cocinas de
fentanilo” con cervezas y salsa Valentina, que de una investigación criminal
real.
Y
debe ser esclarecido porque las víctimas, sus familias y colectivas de madres
buscadoras merecen la verdad y la justicia... Y no que su dolor y legítimos
reclamos sean utilizados por una derecha carroñera y la “verdadera izquierda
indignada” o las “nuevas voces críticas” que a ésta parecen servir.
Mario
Stalin Rodríguez
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