A mi madre, que sigue en el camino que
recorro, que recorremos... En los pasos que camino; que caminamos todas, todos,
todes.
A la familia, la de sangre y la elegida,
que forma parte de lo que soy, de lo que somos... Que forma mucho de la mejor
parte de lo que soy, de lo que somos.
A Rufina, que a su manera y con sus formas
me ayudó a re-entender el mundo, a re-entenderme en el mundo cuando, hace años,
nos cambiaron las reglas del juego demasiado sin aviso, demasiado injustamente
y demasiado rápido.
A nuestras amistades, a la gente cercana; a
todas las personas que caminaron parte de su camino junto a mis pasos, junto a
nuestros pasos... A todas, a todos, a todes cuyos caminos fuero y son nuestros
caminos, cuyos pasos fueron y son nuestros pasos.
A los rostros sin nombre, a los nombres
anónimos... A toda la gente con quienes nunca cruce palabras, de quienes nunca conocimos
sus anhelos y cotidianidades, pero cuyos pasos fueron y son también mis pasos y
sus caminos fueron y son nuestros caminos.
A las infancias caídas bajo las bombas de
la ocupación, las balas de la usurpación y el silencio cómplice de la
indiferencia... A las infancias cuyas breves vidas fueron siempre prisioneras del
tirano que se viste de “víctima”, del asesino que se viste de “religión” y “promesa
divina”.
A las infancias de Palestina y Líbano, a
las inocencias de todas aquellas tierras manchadas por la ocupación israelí...
Hoy también hablemos de Palestina; NUNCA DEJEMOS DE HABLAR DE PALESTINA.
A sus memorias todas, a sus ausencias
todas, a sus presencias todas... A sus pasos y sus caminos, que fueron y son
nuestros pasos y nuestros caminos.
Mario Stalin Rodríguez
Noviembre
de 2024
Etiquetas: 12 Uvas, Entrada programada, in memorian
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