jueves, octubre 17, 2024

Labores de Parto (apéndice)

 COMO LAS ESCALERAS

Líderes sindicales; dirigencias y base trabajadora

 Él es finito, a pesar de que tiene el poder de causar mucho daño y no sufre como nosotres. 

Pero somos fuertes, cada quien con su propósito; y todes somos más fuertes juntes”.

Bram Stoker

Drácula

 Para subir al cielo se necesita

una escalera grande,

una escalera grande y otra chiquita”.

La Bamba

Canción popular

 

Ante todo aclaremos; no, aquí no hemos venido a hablar de líderes o liderazgos en tono de librito de autosuperación de esos que se ofertan en las mesas del Samborns. No abordaremos, entonces, asuntos de apretones de manos firmes, miradas fijas, proxemias, quinestesias o cualquier otra falacia de esas que se encuentran en el metro, justo al lado de “Cómo hacerse millonario en 10 pasos”, “Quién se ha robado mi queso”, “La austeridad mata”, “La historia secreta” o cualquier otro panfleto firmado por vendedores de humo.

            No, aquí no hemos venido a hablar de líderes y liderazgos en esos términos, sino de cimientos, techos y escaleras...

 

Así que hablemos, entonces, de arquitectura y de la forma correcta de construir.

            Cualquier construcción, desde la más pequeña hasta el más alto rascacielos o incluso la bíblica torre de Babel, empieza desde abajo... Y ello es cierto para edificios, puentes, carreteras y escaleras.

            Así como no se puede empezar un rascacielos desde el helipuerto, ni una casa desde el techo; las escaleras no se construyen empezando desde el escalón más alto... Y todo esto tiene qué ver con sindicatos y liderazgos sindicales.

 

¿Cómo se construye un sindicato?

            Ateniéndonos a la historia, los sindicatos surgen como una forma en que la naciente clase obrera se agrupa para defenderse de los abusos de la también naciente burguesía capitalista e ir conquistando, poco a poco y arrebatando cada paso, derechos como la reducción de la jornada laboral, las vacaciones pagadas, la jubilación y ese largo etcétera que fue haciendo de la vida de les trabajadores algo vivible.

            Los sindicatos, entonces, empiezan a construirse desde abajo y de manera colectiva... Porque sí; edificios, puentes, carreteras, escaleras y hasta la bíblica torre de Babel se construyen en colectivo.

            No por la acción inspirada de una persona inspirada, sino por la acción coordinada de mucha gente coordinada, cada quien aportando su esfuerzo y conocimiento para la obtención de un objetivo común... Y no pocas veces, casi siempre, de hecho, con la oposición de quienes están arriba.

            Y ello es cierto para edificios, puentes, carreteras, escaleras, la bíblica torre de Babel y, por supuesto, sindicatos.

 

En la bíblica fábula de Babel la gente pequeña se organizó para construir una escalera grande y otra chiquita, para subir al cielo... Desde abajo para llegar allá; arriba y arriba.

            Cuando la fábula se cuenta desde el poder (allá; arriba y arriba) nos dicen que si la gente de abajo se organiza y pretende igualarse a dios o a quien sea que esté allá; arriba y arriba, comete el “pecado de la soberbia” y debe ser por ello castigada.

            Porque les bellaques, nos dice la fábula desde el poder, no pueden aspirar a las salas VIP y no pueden organizarse para llegar allá; arriba y arriba.

            Y la fábula desde el poder nos dice que el pecado de la soberbia de les de abajo debe ser castigado... Y la fábula desde el poder nos dice que dios se dignó a bajar a la Tierra para castigar a les pequeñes, imponiéndoles pequeños lenguajes para grupos pequeños; dividiéndoles.

            Y ahí acaba la fábula que cuenta el poder... Porque es lo que quieren allá, arriba y arriba; que la gente de abajo crea que siempre serán pequeñes y estarán dividides.

            Pero abajo se cuentan otras historias... Unas en las que entre la gente pequeña surgen intérpretes, unas en las que les diferentes empiezan a encontrarse, a entender sus diferencias y a coordinarse para volver a construir, desde abajo, escaleras grandes y chiquitas para llegar allá; arriba y arriba.

            Y aquí es donde el símil bíblico encuentra su sentido en el tema que nos ocupa; en les intérpretes.

 

¿Quiénes son les “líderes sindicales”? ¿Cómo se construyen los liderazgos?

            La historia de los sindicatos en general y la historia de cualquier sindicato en particular, nos hablan de dos tipos de “líderes”; les hay quienes se imponen desde el poder, allá, arriba y arriba. Y les hay quienes surgen y se construyen, como las escaleras y los edificios, desde abajo.

            Los ejemplos de quienes se imponen desde el poder sobran, ya sea un Fidel Velázquez eternizado en la CTM o su actual sucesor, Humberto Aceves, que por primera vez en la historia reciente de México y gracias a la debacle electoral del PRI no goza de fuero legislativo, y hasta una Patricia Aguayo que “moviliza” a les trabajadores del poder judicial no para defender sus “derechos”, sino los privilegios de los que, con cargo al erario público, gozan les jueces y magistrades, es decir; sus patrones.

            Porque allá, arriba y arriba, existen un montón de poderes, no sólo el poder político... Hay poderes fácticos como el mediático que da foro a quienes defienden los intereses del poder económico o de una élite judicial que sólo sirve a quienes les pusieron sus togas, manteniendo a les de abajo fuera de las salas VIP y negándoles el acceso a la justicia.

            Y a todos estos poderes sirven les “líderes” que desde estos se imponen o se compran... Porque sí, hay liderazgos que surgen desde abajo y son cooptades desde el poder, otorgándoles pequeños regalos personales, pequeñas prebendas para sus pequeños grupúsculos y transformándoles, así, en herramientas para que quienes están abajo sigan dividides y nunca sueñen con llegar a allá, arriba y arriba.

            Pero, queda escrito, hay otro tipo de liderazgos... Liderazgos que, como las escaleras y la bíblica Babel, se construyen desde abajo y en colectivo.

 

Cuando desde el poder interesa que quienes están abajo permanezcan dividides, sin entenderse, hablando pequeños idiomas que sólo pequeños grupos entienden... A veces surgen quienes intentan entender a los otros pequeños grupos, aprender sus pequeños lenguajes y servir de puentes.

            Decíamos antes, por ejemplo, que cuando nos vimos obligades a aprender a construir nuestro sindicato, hubo voces que nos invitaban a permanecer en nuestros pequeños espacios, luchando por nuestras pequeñas demandas; sin atrevernos a luchar en terrenos más grandes.

            Y decíamos también que hubo otras voces que decían que si sumábamos a muchas pequeñas voces, podíamos construir un gran altavoz que pudiera interpelar a todos los poderes que están allá, arriba y arriba... Que podíamos, entonces, construir escaleras grandes y otras chiquitas; que la respuesta a los poderes que nos querían dividides, era unirnos y organizarnos.

            Y no, no todas estas voces estaban en los “puestos de decisión”. La mayoría de ellas, de hecho, estaban en los centros de trabajo, en sus pequeños espacios, pequeñas voces que iban encontrándose y sumándose.

            Y esto es importante, los liderazgos que se construyen desde abajo no son las personas que están en los “puestos de decisión”, porque las pequeñas personas pueden ser compradas y cooptadas con regalos y prebendas. Los liderazgos que se construyen desde abajo son todas las pequeñas voces que están atrás de quienes ocupan los “puestos de decisión”, empujándoles y vigilándoles.

            Los liderazgos que se construyen desde abajo son voces pequeñas que encuentran a otras voces pequeñas y van sumándose. A veces llegan a los “puestos de decisión”, otras veces se quedan atrás, empujándoles y vigilándoles.

            Porque no importa qué rostros o nombres ocupen los “puestos de decisión”, elles no son “líderes” sólo representantes, no son “la vanguardia” sólo intérpretes que permiten que las pequeñas voces se encuentren y se entiendan.

            Cuando quienes están en los “puestos de decisión” olvidan esto y empiezan a creer que sólo sus nombres y rostros importan, es cuando los poderes pueden comprarles y cooptarles... Y es por eso que las pequeñas voces deben siempre empujarles y vigilarles.

            Porque los sindicatos y sus liderazgos se limpian, como las escaleras, de arriba hacia abajo...

 

¿Quiénes son, entonces, les “líderes sindicales”? ¿Cómo se construyen los liderazgos sindicales?

            No, no es un asunto de apretones de manos firmes o miradas fijas, no es un asunto de nombres y rostros... Los liderazgos que sirven, les líderes que necesitamos, somos todas, somos todos, somos todes; unides y organizades para construir, desde abajo, escaleras grandes y otras chiquitas para asaltar el cielo... Allá, arriba y arriba.

 

Mario Stalin Rodríguez de la Vega Cuellar

Asistente de Asesor Educativo

Museo Nacional de Antropología

INAH

 

Texto leído en el cierre del Primer Conversatorio sobre la situación laboral y política sindical, organizado por la sección CDMX del Sector INAH del SNDTSC.

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