Los Falsificadores de la Democracia 57
LA MISMA VIEJA CANCIÓN
Al observar el finalizado proceso electoral
de Venezuela, podría creerse que se está viendo una versión en clave comedia de
lo absurdo del proceso electoral mexicano de este mismo año, o del proceso
electoral colombiano que diera el triunfo a Petro, o del peruano que le diera
el triunfo a Castillo antes del golpe de Estado... Porque la derecha parecería
tener un único guion.
No
es sólo que todas y cada una de las candidaturas de la derecha fueran de
impresentables, es que aplicaron las mismas estrategias y prácticas, desde
utilizar los medios que le son afines para sembrar la idea de una “victoria
incuestionable”, pasando por la utilización de encuestas-ficción (la “massivecallerización
de la política” que diría Teresa Rodríguez de “la Mesa Roja”), hasta declararse
“vencedores” a pesar de la realidad, asumiéndose como “víctimas” de un “fraude”
que sólo se sustenta en sus delirios.
Si
bien en un principio la diferencia de votos entre el vencedor Maduro y el
prestanombres de la golpista María Corina, permitió que se instalara más o
menos rápidamente la narrativa del “fraude electoral” incluso entre ciertos
sectores pseudo-progresistas de América Latina (como el cada vez más
desdibujado ideológicamente régimen de Boric en Chile), la torpeza y ridiculez
de la derecha venezolana desbarató muy pronto esa versión.
En
las primeras horas tras la elección pasaron, sin solución de continuidad, de
declararse “vencedores” a afirmar que no podían dar a conocer los resultados
porque el régimen había “secuestrado las actas de la elección” y a volver a
declararse “vencedores” porque tenían “todas las actas que lo probaban”,
mientras volvían a acusar al gobierno bolivariano de “esconder” las actas que
afirmaban tener.
Después
habilitaron un oscurísimo sitio electrónico para el cotejo de “las actas”, en
el que menos de la tercera parte de los documentos que subieron pudieron ser
validados como aparentemente auténticos, el resto eran “actas” con resultados
matemáticamente imposibles, firmas de “testigos” idénticas, nombres y números
de ID de estos completamente sin sentido y un largo etcétera, hasta sumar un
curiosamente exacto resultado del 70% a favor del personero de María Corina y
un 30% para Maduro, sin ningún voto para alguna candidatura de las otras ocho
que se presentaron.
También
citaron a una manifestación para “defender su triunfo”, cuya convocatoria fue
tan minúscula que prácticamente ningún medio, ni siquiera sus incondicionales,
se atrevió a mostrar una imagen panorámica de ésta y hasta en sus cuentas
oficiales debieron usar una fotografía de un evento anterior, pésimamente
photoshopeada, para poder “celebrar” el “éxito” de la movilización.
Aquello
ha sido tan abiertamente estúpido, incluyendo la negativa de la derecha a presentar
sus “pruebas irrefutables” ante las instancias judiciales correspondientes, que
hasta el gobierno de Estados Unidos ha debido desdecirse de su temprano “reconocimiento”
al “triunfo” de la derecha, para sumarse al llamado encabezado por los
gobiernos de México, Colombia y Brasil, de respetar el proceso venezolano y la decisión
reflejada en las urnas.
Y
así, hasta que ya sólo medios de mierda como CNN, el Washington Post y el País a
nivel internacional, y Aristegui Noticias, Proceso, el Reforma y etcétera en
México, siguen dando foro a las declaraciones cada vez más delirantes de una
fachiza venezolana, que ha visto diluirse el apoyo de gobiernos y organismos internacionales
por el que apostaban para implementar su golpista estrategia de
desestabilización o, al menos, volverse una especie de Guaidó 2.0 que, visto lo
visto, ni los gobiernos ni organismos internacionales que apoyaron a éste, están
demasiado dispuestos a financiar una nueva versión... Previsiblemente igual de
inútil que la primera para apropiarse de los recursos venezolanos añorados por
estos gobiernos y organismos internacionales.
Porque
al final e independientemente de consideraciones particulares sobre el régimen
de Maduro y la necesaria observancia internacional sobre éste, lo que se juega
en Venezuela es, precisamente, la posibilidad de que los poderes económicos
sigan influyendo en los procesos políticos de los países de América Latina para
apropiarse de los recursos de éstos; detener a la derecha en Venezuela es
detener a estos poderes económicos.
Mario
Stalin Rodríguez
Etiquetas: Apuntes sobre periodismo, El patético usurpador, Notas, tratado sobre la necedad, virus informáticos
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