viernes, junio 07, 2024

Los Falsificadores de la Democracia 52

 2° PISO DE UNA DERROTA ANUNCIADA

(La botarga en el basurero es de la autoría de Teta-Monero)

Con el término de los cómputos distritales y habiéndose confirmado el triunfo de Claudia Sheinbaum con una inusitada ventaja de más de 30 puntos porcentuales por sobre el segundo lugar, se comprueba que la “audaz y fresca” campaña de la “disruptiva” Xóchitl Gálvez nunca fue otra cosa más que humo.

            El pretendido “fenómeno de popularidad” fue una farsa que empezó con una farsa y como una farsa terminó. La hidalguense nunca logró superar el 30% de aceptación que de por si cualquier candidatura de la derecha traía consigo y, de hecho, habiendo quedado a casi 20 millones de votos por abajo del primer lugar, su 27.44% la coloca como la peor candidatura histórica de la derecha, muy por debajo del 38% que, en conjunto, recibieran PRI y PAN en las elecciones de 2018.

            Sobre tan endebles bases es que la parte más vociferante y fanatizada de la derecha pretende “impugnar” los resultados del 2 de Junio.

 

Si bien el objetivo de la derecha siempre fue judicializar el proceso electoral y obtener en tribunales lo que las urnas les negaran, no esperaban que su derrota fuera tan apabullante.

            A este objetivo se encaminaban cuando difundían las encuestas-ficción de Massive Caller o cuando su opinocracia hacia maromas argumentativas para “demostrar” que Xóchitl Gálvez tenía alguna posibilidad de remontar la diferencia abismal que todas las encuestas serias arrojaban.

            También sobre este guion se inscribe el tempranero anuncio de un “triunfo” tan ficticio como la biografía de Xóchitl Gálvez y la cadena de publicaciones en redes sociales que ésta lanzó antes del tardío anuncio de los resultados del conteo rápido.

            A partir de entonces y conforme los números del PREP confirmaban la abismal diferencia de votación, la virulencia de las dirigencias partidistas y, muy particularmente, de los voceros mediáticos de la derecha disminuía hasta aceptar el innegable triunfo de Claudia Sheinbaum... Para decepción de la parte más vociferantemente estúpida de la derecha.

            De ahí que el anterior “consenso” de la oposición y sus voceros mediáticos se haya tornado en un coro esquizofrénico, con la comentocracia tratando de explicarse el tamaño de la derrota y lo erróneo de todas sus predicciones (ni existía un “voto oculto”, ni la “clase media” votó masivamente a favor de Xóchitl Gálvez, ni la violencia estalló el día de los comicios, ni la progresía fifí votó por “contrapesos legislativos” como sí lo hiciera en 2021 y etcétera) y, por otro lado, un sector pequeño, pero vociferante, que aduce un “fraude” sostenido sólo en sus delirios.

            Porque toda la estrategia legal de la camarilla encabezada por Claudio X. González dependía de ganar algunos bastiones emblemáticos (como la CDMX o Veracruz) y de que sus encuestas-ficción y llamados al voto diferenciado, redujeran la diferencia que las encuestas anunciaban o, al menos, complicaran el control legislativo de la candidata ganadora... Fracasaron.

            La diferencia de votación se manifestó no sólo en la elección a la presidencia, también le dio el triunfo a Morena en siete de las nueve gubernaturas en juego y le garantizó el control de las cámaras legislativas, con la mayoría calificada en la de diputados y dejándole a sólo unos curules de la de senadores.

            Por eso la tardía y más bien tibia incorporación de Xóchitl Gálvez, Santiago Taboada y los dirigentes del PRI y el PAN a la narrativa del “fraude” y su petición del conteo de “voto por voto”, no porque creyeran que todo esto tendría algún futuro, sino porque esperaban rascar algunos votos adicionales que modificaran los números en las cámaras legislativas y permitieran, cuando menos, que el PRD mantuviera su registro (no porque les importe, sólo porque aún tendrían algún uso para el cadáver andante que se esconde tras esas siglas)... También en ello fracasaron; los cómputos distritales, con todo y la reapertura de paquetes electorales, no sólo confirmaron, sino que acrecentaron la ventaja de Sheinbaum sobre Xóchitl Gálvez.

            Lo que sigue, entonces, son absurdos procesos legales en los que la derecha intentará que los tribunales juzguen y le concedan la razón sobre una supuesta “sobrerrepresentación” morenista, regalándole algunas de las curules que las urnas les negaron... Lo que depende, por supuesto, de que el poder judicial no haya dado acuse de recibo del mensaje que la masiva votación le enviaba.

            Aunque es cierto que la temprana felicitación de Norma Piña para Claudia Sheinbaum (aún antes de que empezaran los cómputos distritales) no es un buen augurio para la derecha en este sentido, será necesario que la masiva votación se refrende más allá del proceso electoral, con la movilización y tomando las acciones necesarias ante el mínimo indicio de que las cortes pretendieran traicionar la voluntad popular.

Mario Stalin Rodríguez

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