viernes, junio 21, 2024

Los Falsificadores de la Democracia 54

 BESTIAS (des)INFORMATIVAS

Que la derecha es inmune a la realidad quedó demostrado una y otra vez a lo largo de la fracasada campaña de Xóchitl Gálvez por la presidencia y su insistencia en emplear en ésta las mismas estrategias con las que fracasaron a lo largo del sexenio de López Obrador.

            Y queda reafirmado en los pueriles análisis que la comentocracia de los medios afines a la derecha ha intentado para “explicar” la histórica derrota sufrida el pasado 2 de Junio (en el que culpan a absolutamente todo del fracaso, menos a la derecha, sus candidaturas, su opinocracia y sus medios de mierda).

            Más allá de los ridículos desplantes de la gente de AtypicalTV, de una Denise Dresser cada vez más vociferante e irracional o los manoteos de un Aguilar Camín que ve perderse definitivamente los “apapachos” que recibiera durante el peñato y el sangriento espuriato de Calderón, la absurda ridiculez de la derecha queda ejemplificada en Animal Político y sus “periodistas estrella”.

 

Nacido en las postrimerías del espuriato de Calderón y con el muy “independiente” Daniel Moreno Chávez como cabeza visible (siempre y cuando se considere como “independiente” la pertenencia a grupos corporativos como el Reforma, el Universal y W Radio o ser parte de la directiva de Notimex durante el zedillato y una de las voces más notorias del afortunadamente cancelado programa de periodismo del CIDE, en donde compartía espacios con figuras igual de “independientes” como Claudio X. González), Animal Político se ha presentado siempre como un medio digital “crítico e independiente” (siempre y cuando se considere como “independiente” que parte importante de su financiamiento provenga de la USAID del Departamento de Estado de USA, la Fundación Ford y, vaya coincidencia, MCCyI de Claudio X. González).

            Para sustentarlo se aduce que bajo la dirección y guía de Moreno Chávez, sus “periodistas estrella”, Nayelí Roldán, Manuel Urestes y Mirian Castillo, “revelaron” la trama de corrupción conocida como “la estafa maestra”, investigación reconocida por el diario El País con el premio Ortega y Gasset en su edición 2018.

            Omitiendo, por supuesto, que desde la entrada en 2010 del Liberty Adquisition Holding como principal accionista del grupo Prisa (al que pertenece El País), el premio otorgado por el medio español se ha utilizado, principalmente, para recompensar a trabajos periodísticos que le son útiles a los grupos de intereses económicos internacionales ligados a las derechas locales.

            Además de que la “investigación” premiada fue, en realidad, un ejercicio de copiar y pegar que fagocitó y presentó como “propios” los resultados de numerosas investigaciones periodísticas que se ocuparon, éstas sí, de documentar profusamente la corrupción generalizada de la administración de Peña Nieto.

            Resultados que fueron recortados y tergiversados por Roldán, Urestes y Castillo, a fin de lavarle la cara al peñato y presentar como “úniques responsables” de la trama de corrupción a las figuras que, a manera de sacrificio, fueron ofrecidas como chivos expiatorios... En esta lógica, la premiada “investigación”, más que develar una trama de corrupción, sólo contribuía a tender una conveniente cortina de humo sobre la corrupción generalizada de la última administración federal del PRI, centrando la atención sobre un único caso con una narrativa controlada.

            Este tipo de simulaciones son características del trabajo periodístico de una de las firmas de la “investigación” y quien mayor provecho ha sacado de presentarse como autora de la misma; Nayelí Roldán, autodefinida como “periodista socialmente comprometida y especialista en derechos humanos y transparencia”.

            Todo el trabajo de Roldán en Animal Político ha consistido justamente en eso; presentar datos recortados, tergiversados o directamente inventados, adosados con anécdotas patetistas que contribuyen a engrosar la falaz narrativa de un “caos social-económico” en el país, producto de “las estrategias fallidas del obradorismo”.

            Lo que aplica lo mismo para su cobertura “independiente” del INAI (siempre y cuando se considere como “independiente” el tener un contrato, por adjudicación directa, de cientos de miles de pesos con el INAI parta hacer propaganda a favor del INAI), que sus acercamientos a temas del ejército (el fiasco aquel de Pegasus y los Guacamayas del que ya se ha hablado en estos bites y que se menciona un poco más adelante) y cuestiones de salud (ya sea con reportajes-ficción o panfletos impresos con títulos tan tendenciosos como “No Fuimos Dinamarca” o “La Austeridad Mata”, que sólo son re-ediciones con otra firma de las falacias difundidas por la odontóloga por Harvard, la “Comisión Independiente” de Sergio Aguayo y las notas antivacunas de Peniley Ramírez)... Además de, por supuesto, el asunto de los precios del cilantro.

 

Lo de Nayelí Roldán difundiendo precios estratosféricos (y obviamente falsos) de alimentos para después, cuando se le demostró que aquello era tan verídico como su ética profesional, borrar su publicación y hacer como si nada hubiera pasado, sería sólo una anécdota ridícula en redes sociales de una periodista ridícula, sino fuera porque refleja una de las políticas institucionales del medio que le da cobijo.

            Animal Político fue uno de los medios que mayor difusión y cobertura le dieron al fiasco de los Guacamaya-Leaks, llegando a “entrevistar” a presuntes miembres del “grupo de hakers” y dedicar un micrositio dentro de su portal a las “revelaciones” y documentos extraídos de los “6 teras”.

            La cobertura fue tal, que el propio “grupo de hakers” se apropió de imágenes generadas por les ilustradores y diseñadores de Animal Político para sus “comunicados oficiales” y las cuentas en redes de las que después “se deslindaban”.

            Incluso, cuando el asunto ya había caído, por su propio ridículo, en el olvido mediático, y coincidentemente con la llegada de Ernesto Núñez Albarrán (de quien también ya se ha hablado por acá) a la subdirección de información de este medio, junto a Aristegui Noticias, Artilcle 19 y R3D-MX, intentaron revivirlo rebautizándolo como “Sedena-Leaks” y asociándolo a una muy endeble narrativa de “AMLO te espía”.

            Toda esta cobertura, todo el revuelo; YA NO EXISTE... El equipo de Animal Político se ha encargado de eliminar cualquier contenido relacionado a los Guacamaya y Sedena-Leaks del archivo de su portal, dejando los twett con los que promocionaban sus notas, con enlaces que dirigen a contenido inexistente, como único testimonio de lo que sería, en palabras del propio Núñez Albarrán, “la tumba definitiva del obradorismo” (una de tantas).

            No es que se hayan disculpado por difundir una patraña tan evidente, no es que hayan publicado una retractación ofreciendo una explicación de qué les llevó a inflar mediáticamente una mentira tan obvia; no hicieron nada que implicara una mínima ética profesional... Simplemente borraron todo contenido relacionado a aquel fraude informativo y siguieron como si nada hubiera pasado.

 

Al final Animal Político, su directiva y sus colaboradores, son sólo parte de esa estrategia de la derecha para fingir una “apertura democrática” con voces “independientes”, que sólo siguen los discursos dictados por los poderes fácticos.

            Y se encamina al mismo basurero histórico e intrascendencia a donde se dirigen otros medios creados exprofeso para golpear al obradorismo, como Latinus (hoy en camino a la extinción), o medios anteriormente prestigiosos y hoy cooptados por los grupos de interés de la derecha, como Aristegui Noticias o Proceso.

            Entender la historia y naturaleza de este tipo de “periodismo independiente”, que no es más que una forma mal enmascarada de propaganda de la derecha, es vacunarse contra cualquier otro intento de presentar como “medio crítico” a simples vocerías de lo peor que el espectro político ofrece.

 

Mario Stalin Rodríguez

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