Los Falsificadores de la Democracia 54
BESTIAS (des)INFORMATIVAS
Que la derecha es inmune a la realidad
quedó demostrado una y otra vez a lo largo de la fracasada campaña de Xóchitl Gálvez
por la presidencia y su insistencia en emplear en ésta las mismas estrategias
con las que fracasaron a lo largo del sexenio de López Obrador.
Y
queda reafirmado en los pueriles análisis que la comentocracia de los medios
afines a la derecha ha intentado para “explicar” la histórica derrota sufrida
el pasado 2 de Junio (en el que culpan a absolutamente todo del fracaso, menos
a la derecha, sus candidaturas, su opinocracia y sus medios de mierda).
Más
allá de los ridículos desplantes de la gente de AtypicalTV, de una Denise
Dresser cada vez más vociferante e irracional o los manoteos de un Aguilar
Camín que ve perderse definitivamente los “apapachos” que recibiera durante el
peñato y el sangriento espuriato de Calderón, la absurda ridiculez de la
derecha queda ejemplificada en Animal Político y sus “periodistas estrella”.
Nacido en las postrimerías del espuriato de
Calderón y con el muy “independiente” Daniel Moreno Chávez como cabeza visible
(siempre y cuando se considere como “independiente” la pertenencia a grupos corporativos
como el Reforma, el Universal y W Radio o ser parte de la directiva de Notimex
durante el zedillato y una de las voces más notorias del afortunadamente
cancelado programa de periodismo del CIDE, en donde compartía espacios con
figuras igual de “independientes” como Claudio X. González), Animal Político se
ha presentado siempre como un medio digital “crítico e independiente” (siempre
y cuando se considere como “independiente” que parte importante de su financiamiento
provenga de la USAID del Departamento de Estado de USA, la Fundación Ford y,
vaya coincidencia, MCCyI de Claudio X. González).
Para
sustentarlo se aduce que bajo la dirección y guía de Moreno Chávez, sus “periodistas
estrella”, Nayelí Roldán, Manuel Urestes y Mirian Castillo, “revelaron” la
trama de corrupción conocida como “la estafa maestra”, investigación reconocida
por el diario El País con el premio Ortega y Gasset en su edición 2018.
Omitiendo,
por supuesto, que desde la entrada en 2010 del Liberty Adquisition Holding como
principal accionista del grupo Prisa (al que pertenece El País), el premio
otorgado por el medio español se ha utilizado, principalmente, para recompensar
a trabajos periodísticos que le son útiles a los grupos de intereses económicos
internacionales ligados a las derechas locales.
Además
de que la “investigación” premiada fue, en realidad, un ejercicio de copiar y
pegar que fagocitó y presentó como “propios” los resultados de numerosas
investigaciones periodísticas que se ocuparon, éstas sí, de documentar
profusamente la corrupción generalizada de la administración de Peña Nieto.
Resultados
que fueron recortados y tergiversados por Roldán, Urestes y Castillo, a fin de
lavarle la cara al peñato y presentar como “úniques responsables” de la trama
de corrupción a las figuras que, a manera de sacrificio, fueron ofrecidas como
chivos expiatorios... En esta lógica, la premiada “investigación”, más que
develar una trama de corrupción, sólo contribuía a tender una conveniente cortina
de humo sobre la corrupción generalizada de la última administración federal
del PRI, centrando la atención sobre un único caso con una narrativa
controlada.
Este
tipo de simulaciones son características del trabajo periodístico de una de las
firmas de la “investigación” y quien mayor provecho ha sacado de presentarse
como autora de la misma; Nayelí Roldán, autodefinida como “periodista
socialmente comprometida y especialista en derechos humanos y transparencia”.
Todo
el trabajo de Roldán en Animal Político ha consistido justamente en eso;
presentar datos recortados, tergiversados o directamente inventados, adosados
con anécdotas patetistas que contribuyen a engrosar la falaz narrativa de un “caos
social-económico” en el país, producto de “las estrategias fallidas del
obradorismo”.
Lo
que aplica lo mismo para su cobertura “independiente” del INAI (siempre y
cuando se considere como “independiente” el tener un contrato, por adjudicación
directa, de cientos de miles de pesos con el INAI parta hacer propaganda a
favor del INAI), que sus acercamientos a temas del ejército (el fiasco aquel de
Pegasus y los Guacamayas del que ya se ha hablado en estos bites y que se
menciona un poco más adelante) y cuestiones de salud (ya sea con
reportajes-ficción o panfletos impresos con títulos tan tendenciosos como “No Fuimos
Dinamarca” o “La Austeridad Mata”, que sólo son re-ediciones con otra firma de
las falacias difundidas por la odontóloga por Harvard, la “Comisión Independiente”
de Sergio Aguayo y las notas antivacunas de Peniley Ramírez)... Además de, por
supuesto, el asunto de los precios del cilantro.
Lo de Nayelí Roldán difundiendo precios
estratosféricos (y obviamente falsos) de alimentos para después, cuando se le
demostró que aquello era tan verídico como su ética profesional, borrar su
publicación y hacer como si nada hubiera pasado, sería sólo una anécdota
ridícula en redes sociales de una periodista ridícula, sino fuera porque
refleja una de las políticas institucionales del medio que le da cobijo.
Animal
Político fue uno de los medios que mayor difusión y cobertura le dieron al
fiasco de los Guacamaya-Leaks,
llegando a “entrevistar” a presuntes miembres del “grupo de hakers” y dedicar
un micrositio dentro de su portal a las “revelaciones” y documentos extraídos
de los “6 teras”.
La
cobertura fue tal, que el propio “grupo de hakers” se apropió de imágenes
generadas por les ilustradores y diseñadores de Animal Político para sus “comunicados
oficiales” y las cuentas en redes de las que después “se deslindaban”.
Incluso,
cuando el asunto ya había caído, por su propio ridículo, en el olvido
mediático, y coincidentemente con la llegada de Ernesto Núñez Albarrán (de quien también ya se ha hablado por acá)
a la subdirección de información de este medio, junto a Aristegui Noticias,
Artilcle 19 y R3D-MX, intentaron revivirlo rebautizándolo como “Sedena-Leaks” y
asociándolo a una muy endeble narrativa de “AMLO te espía”.
Toda
esta cobertura, todo el revuelo; YA NO EXISTE... El equipo de Animal Político
se ha encargado de eliminar cualquier contenido relacionado a los Guacamaya y
Sedena-Leaks del archivo de su portal, dejando los twett con los que promocionaban
sus notas, con enlaces que dirigen a contenido inexistente, como único
testimonio de lo que sería, en palabras del propio Núñez Albarrán, “la tumba
definitiva del obradorismo” (una de tantas).
No
es que se hayan disculpado por difundir una patraña tan evidente, no es que hayan
publicado una retractación ofreciendo una explicación de qué les llevó a inflar
mediáticamente una mentira tan obvia; no hicieron nada que implicara una mínima
ética profesional... Simplemente borraron todo contenido relacionado a aquel fraude informativo y
siguieron como si nada hubiera pasado.
Al final Animal Político, su directiva y
sus colaboradores, son sólo parte de esa estrategia de la derecha para fingir una “apertura democrática” con voces “independientes”, que sólo siguen los
discursos dictados por los poderes fácticos.
Y
se encamina al mismo basurero histórico e intrascendencia a donde se dirigen
otros medios creados exprofeso para golpear al obradorismo, como Latinus (hoy en camino a la extinción), o
medios anteriormente prestigiosos y hoy cooptados por los grupos de interés de
la derecha, como Aristegui Noticias o Proceso.
Entender
la historia y naturaleza de este tipo de “periodismo independiente”, que no es
más que una forma mal enmascarada de propaganda de la derecha, es vacunarse contra
cualquier otro intento de presentar como “medio crítico” a simples vocerías de
lo peor que el espectro político ofrece.
Mario
Stalin Rodríguez
Etiquetas: Apuntes sobre periodismo, Opinión, virus informáticos
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