Altar de Ocotepec, Morelos
OFRENDA DE DÍA DE MUERTOS 2024
Declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2014, la celebración del día de Muertos en la comunidad de Ocotepec en las inmediaciones de Cuernavaca, Morelos, se reviste de características muy particulares que hacen de esta fiesta no sólo una forma de recordar a las personas ausentes, sino de construir una comunidad viva y activa.
La
ofrenda característica de este poblado consiste en colocar sobre una mesa un
montículo formado por panes de muerto y plátanos, el cual es cubierto por un
mantel blanco sobre el que se coloca una muda de ropa simulando el cuerpo de la
persona homenajeada y un cráneo de azúcar de tamaño natural simula la cabeza.
Alrededor
de este cuerpo simulado se colocan las ofrendas de alimentos, frutas, bebidas,
dulces y objetos, además de las velas, veladoras y las fotografías de la o las
personas homenajedas y en las paredes las imágenes de santos, vírgenes o
Cristos a quienes la familia rinden culto, muchas veces son acompañadas de
mensajes que se le dedican a quienes están ausentes (para esta ofrenda se
solicitó a les asistentes de la Noche de Catrinas y talleres vespertinos del
Departamento de Comunicación Educativa del Museo Nacional de Antropología que
escribieran mensajes en cráneos de cartón, mismos que fueron colocados a los
costados del altar).
El
altar así conformado se coloca en un cuarto de la casa u ocupando una parte
importante del patio, de este surge un camino de pétalos de cempasúchil que va
desde el domicilio hasta la tumba de la persona homenajeada en el panteón
municipal.
Las
casas de la comunidad que colocan altares permanecen con sus puertas abiertas
durante la tarde y noche que van del 1° al 2 de Noviembre, para que quien
quiera pueda visitar los altares, para ello la mayordomía del pueblo vende unas
velas decoradas que la gente ofrece a las familias, que les dan a cambio café,
chocolate, pan de muerto, tamales o alimentos más elaborados, de acuerdo a sus
posibilidades económicas.
En
los días posteriores a la celebración las familias pueden intercambiar las
velas que así hayan reunido por parte de lo recaudado con su venta, a fin de
recuperar un poco de lo invertido en la elaboración del altar.
DEDICATORIA
A nuestras ausencias, a sus presencias; a las memorias.
El
Día de Muertos no es sólo una forma de honrar a quienes ya se fueron, es
también la forma en que sus familias y amistades se abrazan, la forma en que
las comunidades se confirman a sí mismas y refuerzan sus lazos.
Las
ofrendas son memoria y vida compartidas; una forma de mantener fuertes los
lazos que nos unen con quienes están ausentes y entre quienes aquí les extrañan...
Honramos a quienes se fueron y honramos también los caminos, días y
experiencias que compartimos.
A nuestras ausencias.
Por
la parte de ellas que continúa en la forma en que aprendimos a mirar el mundo; a
entenderlo.
A sus presencias.
Porque
continúan aquí mientras caminemos los caminos que compartimos, con los pasos
que de quienes están ausente aprendimos.
A las memorias.
Porque,
como escribió Elena Garro, somos memoria y la memoria que de nuestro caminar se
conserva.
El Departamento de Comunicación Educativa
del Museo Nacional de Antropología dedica la ofrenda de Día de Muertos de este
año, entonces, a todas aquellas personas que se adelantaron en el camino, pero
permanecen aquí en nuestros pasos y en la forma en que de ellas aprendimos a
caminar el mundo.
Mario
Stalin Rodríguez
Asesor Educativo
Etiquetas: 12 Uvas, Académico, Entrada programada, off topic
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