Apuntes 07
Una
raza especial, los únicos seres vivos realmente creados por la voluntad y poder
de les dioses. Una raza con un único propósito; detener a les invasores en la
Tierra... Y fracasaron.
Muches
murieron, todes murieron y, aún así, no lograron la derrota de les invasores; sólo
sumergirles en un sueño del que fácilmente podrían despertar... Así, le últime
de elles quedó como guardián eterne de les durmientes, para evitar su despertar
y sacrificarse para ello si fuera necesario.
No recuerdo cuando creé a este personaje,
pero ya aparecía en un relató que publiqué en 1994 en el “Cactus”, revista
estudiantil del CCH-Sur.
Aquello
estaba profundamente influenciado por la obra de Lovercraft y les invasores
son, obviamente, los monstruos primigenios creados por el escritor... Aunque en
una interpretación bastante personal del asunto.
De
acuerdo al relato, les dioses humanes (todes les dioses humanes en les que la
gente de todas las apocas han creído) son reales y, de hecho, vivían en la
Tierra hasta que Cthulhu y sus vástagos llegaron a reclamar el planeta.
Muches
dioses murieron en los enfrentamientos, hasta que fue evidente que no podrían
vencer a les invasores, así que decidieron emprender la huida hacia otra realidad,
dejando tras de sí a la única raza realmente creada por las divinidades; les
kutawala (palabra suajili que, si mal no recuerdo cuando la elegí, significa “quienes
dominan”), no para defender o recuperar la Tierra, sino para evitar que les
primigenies les siguieran.
Como
queda escrito, el sacrificio de toda la raza sólo sirvió para sumergir a Cthulhu
y sus vástagos en un sueño del que, como sugiere la obra de Lovercraft y sus continuadores,
fácilmente pueden despertar... Y sólo une de les kutawala quedó para tratar de
impedirlo.
Aunque
en el relato establecía que, al ser una raza creada por les dioses, no tenían
géneros ni sexos, las imágenes que acompañaban al relato y algunas otras que
del personaje elaboré, lo mostraban claramente masculino (aunque sin pene)...
Si algún día llegara a retomar a éste o su contexto, seguramente sería una de
las cosas que cambiaría, dándole una apariencia mucho más andrógina.
Mario
Stalin Rodríguez
Etiquetas: LOV, tratado sobre la necedad