Y
VINIERON...
(Transición
de la D-III-24 y Organización Nacional al SNDTSC)
“Primero vinieron por los socialistas”
decía, hacia 1946, Martin Niemöller; “y guardé silencio porque yo no era
socialista”, continuaba...
Luego vinieron por los sindicalistas, y no protesté
porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los judíos, y no hablé
porque yo no era judío.
Luego vinieron por mi... Y no quedaba ya
nadie que hablara en mi nombre.
Concluía
el religioso alemán que, tras ser liberado de un campo de concentración,
trataba de explicar el ascenso del fascismo en su patria y el cómo la inacción
de ciertos grupos lo permitió (USHMM, 2023).
(No,
nunca fue “un poema”, el pastor improvisó estas palabras durante un sermón)
Sobre las frases de Niemöller me
preguntaba, a finales de 2014 y principios de 2015, ¿qué haríamos cuando
vinieran por nosotres? ¿Y si acaso quedaría alguien para hablar en nuestro
nombre después? (Rodríguez de la Vega, 2015 a).
Porque
iban a venir por nosotres... Era obvio que vendrían por nosotres.
Durante
los sexenios del neoliberalismo el ataque, debilitamiento y aniquilamiento de
lo público se había venido realizando de manera constante y sistemática...
Acciones que durante el sangriento espuriato de Calderón y el Peñato se
acrecentaron, como si supieran que les quedaba poco tiempo y tuvieran prisa por
acabar con su obra de destrucción.
El
espurio Calderón se robó tiempo de su campaña por convertir al país en una fosa
sangrienta para acabar, a golpe de decreto y de la noche a la mañana, con la
Compañía de Luz y Fuerza del Centro, golpeando al sindicalismo independiente al
aniquilar a uno de sus más fuertes exponentes, el SME.
Ya
desde su paso por la gubernatura del Estado de México Peña Nieto había dado
cuenta de su intención de impulsar por sangre y violencia sus proyectos de
gobierno, cuando en 2006, con la complicidad de la administración foxista y el
conveniente silencio del PAN, reprimió a les pobladores de San Salvador Atenco
y sus policías abusaron sexualmente de las mujeres detenidas en aquel poblado,
todo para imponer el absurdo elefante blanco de un aeropuerto en los fangosos
terrenos del lago de Texcoco.
Ya
en la presidencia y arropado por el bastardo Pacto por México (firmado por el
PRI, PAN y un PRD que traicionaba así las mejores causas que le dieron origen),
el político de Atlacomulco implementó sus Reformas Estructurales, aprobadas sin
la mínima discusión en las cámaras legislativas (no, en aquel entonces ninguna
“mesa de análisis” en los principales medios se quejaba por una “mayoría
artificialmente sobrerrepresentada”) y aplicadas no pocas veces sobre la sangre
del pueblo y les trabajadores.
Sobre
la sangre del magisterio implementó su Reforma Educativa (Zócalo de la CDMX,
2013 y Nochixtlán, Oaxaca, en 2016). Las balas de goma y la represión fueron su
respuesta a cualquier protesta callejera de 2012 a 2015, con la desaparición de
los 43 normalistas de Ayotzinapa en Septiembre de 2014 como su punto más alto.
Sí,
tenían prisa por acabar con lo público y era claro que, más temprano que tarde,
vendrían por nosotres... Y vinieron.
No hubo un “primer momento”, por supuesto;
todo fue paulatino.
Poco
a poco, por ejemplo, fueron impulsando y fomentando la creación de empresas
privadas que organizaban “visitas guiadas para escuelas” a museos, zonas
arqueológicas y recintos culturales, lo cual fue notorio principalmente tras la
llegada de Consuelo Saizar al CONACULTA en la segunda mitad del espuriato de
Calderón, cuando ésta celebrara acuerdos con dichas empresas en detrimento de
les trabajadores del INAH, INBAL y otras dependencias públicas que se
encargaban de estas funciones.
Esta
y otras acciones que debilitaban al sector cultural estatal y desviaban el
dinero público destinado a éste a manos privadas (como el FIDECINE y otros
fideicomisos cuya única función real era entregar dinero público a empresas
privadas) fueron reafirmadas e institucionalizadas ya en el peñato, con la
llegada de Rafael Tovar y de Teresa, quien, por ejemplo, fue disminuyendo
INDAUTOR hasta volverle una mera ventanilla para recibir documentos a gestorías
privadas que realizaban todas las labores de las que antes se encargaba el
instituto.
También
en el peñato, entre Noviembre y Diciembre de 2014, El Universal publicó una
serie de “reportajes periodísticos” (que, en realidad, eran dictados desde las
oficinas de María Teresa Franco) para denunciar “los privilegios de los que
gozaban les trabajadores del INAH”, ventilando y descontextualizando diversas
prestaciones que se habían conquistado a través de años de lucha.
Sí,
las señales estaban ahí; vendrían por nosotres... Y vinieron.
Y mientras tanto nosotres, tan conscientes,
tan combatives, mirábamos para otro lado.
Enfrascades
en pequeñísimas rencillas internas, artificiales divisiones provocadas por
mezquindades propias y fomentadas por una autoridad que aprovechaba nuestras
debilidades para impulsar su agenda; nos mirábamos los ombligos.
“Aquel
compañero me miro feo”, “ella se quiere cambiar de departamento”, “esta
actividad no entra en mi profesiograma”, “ese proyecto invade mi materia de
trabajo” y otras frases por el estilo habían suplantado al “unides y
organizades, venceremos” en nuestras charlas y reivindicaciones laborales.
Y
el enemigo no eran ya las autoridades; eran les trabajadores de contrato o por
proyecto, eran les compañeres de otros centros de trabajo que por ascenso
académico o comisión llegaban al nuestro y era hasta quien se sentaba a nuestro
lado...
Y
las autoridades, claro, estaban encantadas y escuchaban nuestras quejas;
“aquella compañera me miro feo”, “él se quiere cambiar de centro de trabajo”,
“ese proyecto no entra en mi profesiograma”, “esa actividad invade mi materia
de trabajo”... Porque entre más miráramos nuestros ombligos, más fácilmente
vendrían por nosotres.
Porque
era evidente que vendrían por nosotres... Y vinieron.
En Septiembre de 2015, arropado por la
dirigencias y cúpulas legislativas del PRI, PAN y un PRD ya descaradamente
traidor al interés popular (no así por la recientemente creada bancada de
Morena y sus aliades del PT), Peña Nieto anunciaba con bombo y platillo la
iniciativa para crear la Secretaría de Cultura y mover a ésta al INAH, el INBAL
y otras instituciones que anteriormente estaban en la SEP o CONACULTA.
Y
nosotres, tan conscientes, tan combatives, tuvimos que dejar de mirar nuestros
ombligos (Rodríguez de la Vega, 2015 b).
No
fue fácil, por supuesto; nunca es fácil dejar de mirarse el ombligo... Las
primeras reacciones fueron pequeñas, algunas pequeñas acciones con pequeñas
convocatorias... Pero reaccionamos porque nos dimos cuenta de que,
efectivamente, después de años de ataques sistemáticos de los regímenes del PRI
y el PAN contra lo público, ya no quedaba nadie que hablara en nuestro nombre.
Y
reaccionamos e instalamos un plantón en la Cámara de Diputados, y buscamos
interlocuciones (algunas más afortunadas que otras), y quisimos intervenir en
un proceso legislativo que no se decidía en las cámaras, sino en los oscuros
salones donde se reunían las cúpulas del PRI, el PAN y el cadáver putrefacto
que usurpaba las siglas del PRD, para decidir el remate de las riquezas de
México.
Reaccionamos,
sí... Pero sin nadie que acompañara nuestros caminos, en Diciembre de 2015 y tras
fingir dialogar con nosotres, los verdugos aprobaban la creación de la
Secretaría de Cultura... Y tuvimos que dejar de reaccionar, para empezar a
accionar.
De acuerdo a la legislación laboral vigente
en aquel entonces (Rodríguez de la Vega, 2016) un mismo sindicato no podría
representar a gremios de dos distintas secretarías de Estado, lo que
significaba que al ser trasladades a la Secretaría de Cultura, el SNTE, que
hasta el momento había agrupado como “secciones” a las distintas
representaciones gremiales del sector cultura (entre estas nuestra D-III-24),
no podría seguir representando a les trabajadores del sector cultura.
Que,
al final, era parte principal de todo esto; Peña Nieto no pretendía “fortalecer
el sector cultural”, sólo restar poder al gremio magisterial (en esto también
se inscribía el pactado “alejamiento” de la figura de Elba Esther Gordillo, que
iniciara con el montaje marca Loret de Mola del pseudo-documental “De panzazo”,
pasando por el fingimiento de su arresto en 2013, que pronto se transformaría
en arresto domiciliario “por motivos de salud” y finalmente liberada-exonerada
por el mismo Peña Nieto y sus cómplices del poder judicial –como Norma Piña, a
quien había impuesto en la SCJN- a finales de su sexenio).
Y
tuvimos que aprender, obligades, a crear sindicatos.
No
fue fácil, por supuesto, nunca es fácil aprender a dejar de mirarnos los
ombligos... Y justamente sobre mirarnos los ombligos fueron las primeras
disertaciones.
Algunas
voces apuntaban a que convenía crear pequeños sindicatos gremiales e
institucionales, es decir; un sindicato para les trabajadores técniques y
manuales del INAH, otro para les trabajadores técniques y manuales del INBAL,
uno más para les docentes del INAH, uno distinto para les académiques del
INBAL, uno para les restauradores del
INAH, otro para les restauradores del INBAL, uno más para les trabajadores
técniques y manuales de la Dirección General de Bibliotecas y así, hasta agotar
a cada gremio de cada institución.
Ello
permitiría, decían las voces, que cada gremio de cada institución negociara, de
acuerdo a sus condiciones e intereses particulares, con las autoridades de cada
institución... Sindicatos pequeños para negociaciones pequeñas.
Otras
voces decían que, dado que las condiciones contractuales de cada institución
eran distintas, cada institución debería tener su propia organización sindical;
una para el INAH que agrupara a sus ATM, docentes, restauradores, arquitéctes y
etcétera. Una para el INBAL que agrupara a sus ATM, acádémiques, restauradores,
arquitéctes y etcétera. Una para INDAUTOR que agrupara a sus ATM. Una para la
DGB que agrupara a sus bibliotecáries y ATM... Y así, hasta agotar cada
institución absorbida por la Secretaría de Cultura, para negociar cada una sus
particulares condiciones contractuales.
Organizaciones
sindicales pequeñas ocupadas en mirar y cuidar sus pequeños ombligos.
Porque
en estas opciones los pequeños sindicatos podían hablar, cuando mucho, con las pequeñas
autoridades de su propia pequeña institución, pero ninguno con las autoridades
centrales de la naciente Secretaria más que desde la pequeña fuerza que les
daban sus pequeños gremios de sus pequeñas instituciones.
Así
que otras voces hablaban de un sindicato único que pudiera hablar con las
autoridades de cada institución y con la administración central de la
Secretaria de Cultura... Y estas voces estaban en el INAH y el INBAL, en
INDAUTOR y Radio Educación, en la DGB y en el CNA; estaban en cada institución
que había sido absorbida por la Secretaría de Cultura.
Y
estás voces se encontraron y empezaron a hablar entre ellas...
No fue fácil, por supuesto, porque nunca es
fácil dejar de mirar el propio ombligo.
Hubo
que solucionar asuntos de representación equitativa para cada gremio de cada
institución. Cuestiones sobre el cómo negociar las condiciones particulares de
cada gremio particular de cada institución particular, al mismo tiempo que se
tendrían que negociar cuestiones generales de todos los gremios de todas las
instituciones ante las autoridades de cada institución y las de la Secretaría
de Cultura.
Hubo
que abordar asuntos como la representación de les trabajadores de la CDMX y los
Estados en las instituciones que, como el INAH, el INBAL y otras, tenían
trabajadores en distintos puntos de la república... Y el cómo equiparar a estes
a les trabajadores de aquellas instituciones que sólo tenían presencia en la
CDMX, sin que sus diferencias significaran detrimento en su representación al
interior de la organización sindical.
Y
a ello súmensele cuestiones como las pequeñas y mezquinas rencillas que aún medraban
al interior de cada gremio y hasta asuntos tan aparentemente banales como cuál
sería el logo, nombre y lema de la nueva organización sindical.
No
fue fácil, por supuesto, nunca es fácil dejar de mirar nuestros propios
ombligos... No fue fácil, pero en Marzo de 2016, en el Castillo de Chapultepec,
nacía el Sindicato Nacional Democrático de Trabajadores de la Secretaría de
Cultura.
No
fue fácil, por supuesto... Y sólo fue el primer paso.
Desde el principio algunas pequeñas y no
tan pequeñas diferencias afloraron y, por ejemplo, les académiques e
investigadores del INAH, después de unos primeros acercamientos con quienes
estaban construyendo el SNDTSC, decidieron marchar por su lado y fundar su
propio sindicato gremial.
Lo
mismo hicieron, por razones similares, les restauradores y arquitéctes.
Algunos
pequeños grupos que ya desde antes se habían escindido de la D-III-24,
continuaron su caminar separado.
Desde
el gobierno federal, las oficinas de la Secretaría de Cultura y las direcciones
de cada institución, las autoridades alimentaban las pequeñas y mezquinas
rencillas para propiciar divisiones... Hacia finales del peñato y cuando ya era
un hecho que el PRI y el PAN habían perdido el Gobierno Federal, lograron que
algunes trabajadores del INAH salieran del SNDTSC y fundaran un más pequeño y
más débil sindicato meramente institucional.
No,
no ha sido fácil; nunca es fácil evitar que la gente vuelva a mirarse el
ombligo.
Afortunadamente en 2018 quienes tenían
prisa por malbaratar el patrimonio histórico y cultural de nuestro país,
desapareciendo nuestras instituciones o transformándolas en meras ventanillas
gestoras de las acciones e iniciativas de empresas privadas, perdieron el poder.
Y
afortunadamente en este 2024 no regresaron, quedando reducidos, incluso, a su
mínima expresión legislativa a pesar de los berrinches con los que sus
vocerías, oficiales o encubiertas, retacan los espacios de los medios de
siempre.
No,
hoy los retos que enfrenta nuestro sindicato son muy distintos a los retos que
enfrentamos cuando quienes querían malbaratar el patrimonio vinieron por
nosotres... Y así como entonces debimos aprender a organizarnos y
reorganizarnos de nuevas formas, hoy deberemos aprender a adaptarnos a nuestras
nuevas circunstancias, para que unides y organizades, prevalezcamos.
Mario
Stalin Rodríguez
Asesor Educativo
Museo Nacional de Antropología
INAH
Ponencia presentada en el marco del Primer Conversatorio sobre la situación laboral y política sindical, organizado por la sección CDMX del Sector INAH del SNDTSC.
Etiquetas: off topic, tratado sobre la necedad