Siempre Mujeres (Apéndice III)
SIRENAS
Mitos falsificados
Así,
si bien la Eréndira histórica podría no haber existido, lo que sí es
comprobable es que este nombre ha sido de los más usados entre los pueblos
indígenas de la región, incluso desde los tiempos de la Colonia y con mayor
auge a partir del cardenismo y la reivindicación que de la figura hiciera el
general.
Ello
permite suponer, entonces, que si la Eréndira histórica no fue real, sí
existían uno o varios mitos orales que, durante la Colonia, empleaban figuras
femeninas con este nombre como una forma de reivindicar y conservar su
identidad frente al dominio europeo y la imposición de la fe católica.
De
ahí que, en algún momento durante la Colonia, las autoridades eclesiásticas
consideraran necesario el transformar a esta o estas Eréndiras míticas en
una figura funesta.
En
la versión del mito que se contaba durante la catequización de los indígenas
Eréndira habría sido una princesa a quien su le habría impuesto la condición de
que sólo podría desposarse de un guerrero que pudiera derrotar a los enemigos
de su pueblo. Enamorada de un guerrero de clase baja, le comunicó la condición
a su enamorado, quien logró derrotar al ejército mexica y se presentó
victorioso ante el padre de su amada. Sin embargo, éste siguió negándose al
matrimonio de su hija, así que le impuso por nueva condición el que lograra derrotar
también a su propio ejército.
Tras
una dura batalla el guerrero logró imponerse, presentándose de nuevo victorioso
ante el padre de su amada, quien le dijo que aún quedaba un guerrero al que
debía derrotar antes de desposarla; el rey mismo.
Es
entonces que Eréndira intervino pidiéndole a su amado que abandonara su propósito,
porque si perdía no podrían desposarse y si ganaba, ella no podría amarlo más,
pues siempre le vería como el asesino de su padre.
Tras
la partida de su amado, Eréndira huyo de casa y se refugió en un valle rodeado
de montañas en el que lloró su pérdida hasta que sus lágrimas formaron un lago
(el de Zirahuen, en Michoacán), transformándose entonces en una sirena que
busca a su amado en todos los hombres, a quienes engaña atrayéndolos al agua
para ahogarles.
Como
sucede con otros mitos indígenas falsificados (como el de los volcanes),
esta versión está llena de referencias occidentales que nada tiene qué ver con
las distintas cosmovisiones indígenas, empezando por el cliché del amor trágico
y terminando en el hecho de que las sirenas como mujeres con aletas de pez que
tientan a los marineros para ahogarles, es una deformación del medievo europeo
de un mito de la Grecia clásica.
Pero
así como la iglesia deformó uno o varios mitos referentes a Eréndira, los
indígenas también tomaron esa versión moral contada durante los catecismos y la
transformaron, para retomar el espíritu de reivindicación que originalmente se
asociaba al nombre.
En
una versión posterior del mito Eréndira sigue siendo la hija de un cacique
purépecha, de cuya belleza queda prendado un capitán de los conquistadores
europeos, a quien ella rechaza. Dolido el militar la rapta y la oculta en su campamento,
ubicado en un valle entre montañas.
Antes
de ser violada Eréndira imploró por salvación a sus dioses, quienes permitieron
que sus lágrimas formaran el lago de Zirahuen, ahogando a su captor y todo su
ejército. Sin embargo; ella quedó aprisionada en un pedrusco en medio del
recién formado lago, por lo que los dioses transformaron sus piernas en aletas
de pez... En esta versión Eréndira aún nadaría en las aguas del lago, buscando
a los hombres que abusan de su poder para ahogarles.
Si
bien la contaminación europea sigue siendo más que evidente, es principalmente
sobre esta versión que Eduardo Ruíz Álvarez basó su novela, en la que retomó
diversas referencias a mujeres guerreras aparecidas en las “Crónicas de
Michoacán” (códice colonial que narra la genealogía y cosmovisión purépecha) y,
muy particularmente, la imagen de una de ellas que aparece al lado de un
caballo, para dar forma a su Eréndira.
Mario
Stalin Rodríguez
Asesor Educativo
Departamento de
Comunicación Educativa
Museo Nacional de Antropología
Fuentes:
Gobierno de México (2017); “El lago encantado de Zirahuen”
Ramírez Barreto A. (2009); “Eréndiras de leyenda
y carne y hueso”.
Etiquetas: Académico, Entrada programada, tratado sobre la necedad
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