jueves, octubre 17, 2024

Labores de Parto (apéndice)

 COMO LAS ESCALERAS

Líderes sindicales; dirigencias y base trabajadora

 Él es finito, a pesar de que tiene el poder de causar mucho daño y no sufre como nosotres. 

Pero somos fuertes, cada quien con su propósito; y todes somos más fuertes juntes”.

Bram Stoker

Drácula

 Para subir al cielo se necesita

una escalera grande,

una escalera grande y otra chiquita”.

La Bamba

Canción popular

 

Ante todo aclaremos; no, aquí no hemos venido a hablar de líderes o liderazgos en tono de librito de autosuperación de esos que se ofertan en las mesas del Samborns. No abordaremos, entonces, asuntos de apretones de manos firmes, miradas fijas, proxemias, quinestesias o cualquier otra falacia de esas que se encuentran en el metro, justo al lado de “Cómo hacerse millonario en 10 pasos”, “Quién se ha robado mi queso”, “La austeridad mata”, “La historia secreta” o cualquier otro panfleto firmado por vendedores de humo.

            No, aquí no hemos venido a hablar de líderes y liderazgos en esos términos, sino de cimientos, techos y escaleras...

 

Así que hablemos, entonces, de arquitectura y de la forma correcta de construir.

            Cualquier construcción, desde la más pequeña hasta el más alto rascacielos o incluso la bíblica torre de Babel, empieza desde abajo... Y ello es cierto para edificios, puentes, carreteras y escaleras.

            Así como no se puede empezar un rascacielos desde el helipuerto, ni una casa desde el techo; las escaleras no se construyen empezando desde el escalón más alto... Y todo esto tiene qué ver con sindicatos y liderazgos sindicales.

 

¿Cómo se construye un sindicato?

            Ateniéndonos a la historia, los sindicatos surgen como una forma en que la naciente clase obrera se agrupa para defenderse de los abusos de la también naciente burguesía capitalista e ir conquistando, poco a poco y arrebatando cada paso, derechos como la reducción de la jornada laboral, las vacaciones pagadas, la jubilación y ese largo etcétera que fue haciendo de la vida de les trabajadores algo vivible.

            Los sindicatos, entonces, empiezan a construirse desde abajo y de manera colectiva... Porque sí; edificios, puentes, carreteras, escaleras y hasta la bíblica torre de Babel se construyen en colectivo.

            No por la acción inspirada de una persona inspirada, sino por la acción coordinada de mucha gente coordinada, cada quien aportando su esfuerzo y conocimiento para la obtención de un objetivo común... Y no pocas veces, casi siempre, de hecho, con la oposición de quienes están arriba.

            Y ello es cierto para edificios, puentes, carreteras, escaleras, la bíblica torre de Babel y, por supuesto, sindicatos.

 

En la bíblica fábula de Babel la gente pequeña se organizó para construir una escalera grande y otra chiquita, para subir al cielo... Desde abajo para llegar allá; arriba y arriba.

            Cuando la fábula se cuenta desde el poder (allá; arriba y arriba) nos dicen que si la gente de abajo se organiza y pretende igualarse a dios o a quien sea que esté allá; arriba y arriba, comete el “pecado de la soberbia” y debe ser por ello castigada.

            Porque les bellaques, nos dice la fábula desde el poder, no pueden aspirar a las salas VIP y no pueden organizarse para llegar allá; arriba y arriba.

            Y la fábula desde el poder nos dice que el pecado de la soberbia de les de abajo debe ser castigado... Y la fábula desde el poder nos dice que dios se dignó a bajar a la Tierra para castigar a les pequeñes, imponiéndoles pequeños lenguajes para grupos pequeños; dividiéndoles.

            Y ahí acaba la fábula que cuenta el poder... Porque es lo que quieren allá, arriba y arriba; que la gente de abajo crea que siempre serán pequeñes y estarán dividides.

            Pero abajo se cuentan otras historias... Unas en las que entre la gente pequeña surgen intérpretes, unas en las que les diferentes empiezan a encontrarse, a entender sus diferencias y a coordinarse para volver a construir, desde abajo, escaleras grandes y chiquitas para llegar allá; arriba y arriba.

            Y aquí es donde el símil bíblico encuentra su sentido en el tema que nos ocupa; en les intérpretes.

 

¿Quiénes son les “líderes sindicales”? ¿Cómo se construyen los liderazgos?

            La historia de los sindicatos en general y la historia de cualquier sindicato en particular, nos hablan de dos tipos de “líderes”; les hay quienes se imponen desde el poder, allá, arriba y arriba. Y les hay quienes surgen y se construyen, como las escaleras y los edificios, desde abajo.

            Los ejemplos de quienes se imponen desde el poder sobran, ya sea un Fidel Velázquez eternizado en la CTM o su actual sucesor, Humberto Aceves, que por primera vez en la historia reciente de México y gracias a la debacle electoral del PRI no goza de fuero legislativo, y hasta una Patricia Aguayo que “moviliza” a les trabajadores del poder judicial no para defender sus “derechos”, sino los privilegios de los que, con cargo al erario público, gozan les jueces y magistrades, es decir; sus patrones.

            Porque allá, arriba y arriba, existen un montón de poderes, no sólo el poder político... Hay poderes fácticos como el mediático que da foro a quienes defienden los intereses del poder económico o de una élite judicial que sólo sirve a quienes les pusieron sus togas, manteniendo a les de abajo fuera de las salas VIP y negándoles el acceso a la justicia.

            Y a todos estos poderes sirven les “líderes” que desde estos se imponen o se compran... Porque sí, hay liderazgos que surgen desde abajo y son cooptades desde el poder, otorgándoles pequeños regalos personales, pequeñas prebendas para sus pequeños grupúsculos y transformándoles, así, en herramientas para que quienes están abajo sigan dividides y nunca sueñen con llegar a allá, arriba y arriba.

            Pero, queda escrito, hay otro tipo de liderazgos... Liderazgos que, como las escaleras y la bíblica Babel, se construyen desde abajo y en colectivo.

 

Cuando desde el poder interesa que quienes están abajo permanezcan dividides, sin entenderse, hablando pequeños idiomas que sólo pequeños grupos entienden... A veces surgen quienes intentan entender a los otros pequeños grupos, aprender sus pequeños lenguajes y servir de puentes.

            Decíamos antes, por ejemplo, que cuando nos vimos obligades a aprender a construir nuestro sindicato, hubo voces que nos invitaban a permanecer en nuestros pequeños espacios, luchando por nuestras pequeñas demandas; sin atrevernos a luchar en terrenos más grandes.

            Y decíamos también que hubo otras voces que decían que si sumábamos a muchas pequeñas voces, podíamos construir un gran altavoz que pudiera interpelar a todos los poderes que están allá, arriba y arriba... Que podíamos, entonces, construir escaleras grandes y otras chiquitas; que la respuesta a los poderes que nos querían dividides, era unirnos y organizarnos.

            Y no, no todas estas voces estaban en los “puestos de decisión”. La mayoría de ellas, de hecho, estaban en los centros de trabajo, en sus pequeños espacios, pequeñas voces que iban encontrándose y sumándose.

            Y esto es importante, los liderazgos que se construyen desde abajo no son las personas que están en los “puestos de decisión”, porque las pequeñas personas pueden ser compradas y cooptadas con regalos y prebendas. Los liderazgos que se construyen desde abajo son todas las pequeñas voces que están atrás de quienes ocupan los “puestos de decisión”, empujándoles y vigilándoles.

            Los liderazgos que se construyen desde abajo son voces pequeñas que encuentran a otras voces pequeñas y van sumándose. A veces llegan a los “puestos de decisión”, otras veces se quedan atrás, empujándoles y vigilándoles.

            Porque no importa qué rostros o nombres ocupen los “puestos de decisión”, elles no son “líderes” sólo representantes, no son “la vanguardia” sólo intérpretes que permiten que las pequeñas voces se encuentren y se entiendan.

            Cuando quienes están en los “puestos de decisión” olvidan esto y empiezan a creer que sólo sus nombres y rostros importan, es cuando los poderes pueden comprarles y cooptarles... Y es por eso que las pequeñas voces deben siempre empujarles y vigilarles.

            Porque los sindicatos y sus liderazgos se limpian, como las escaleras, de arriba hacia abajo...

 

¿Quiénes son, entonces, les “líderes sindicales”? ¿Cómo se construyen los liderazgos sindicales?

            No, no es un asunto de apretones de manos firmes o miradas fijas, no es un asunto de nombres y rostros... Los liderazgos que sirven, les líderes que necesitamos, somos todas, somos todos, somos todes; unides y organizades para construir, desde abajo, escaleras grandes y otras chiquitas para asaltar el cielo... Allá, arriba y arriba.

 

Mario Stalin Rodríguez de la Vega Cuellar

Asistente de Asesor Educativo

Museo Nacional de Antropología

INAH

 

Texto leído en el cierre del Primer Conversatorio sobre la situación laboral y política sindical, organizado por la sección CDMX del Sector INAH del SNDTSC.

Etiquetas: ,

jueves, octubre 10, 2024

LABORES DE PARTO (revisión)

 Y VINIERON...

(Transición de la D-III-24 y Organización Nacional al SNDTSC)

“Primero vinieron por los socialistas” decía, hacia 1946, Martin Niemöller; “y guardé silencio porque yo no era socialista”, continuaba...

Luego vinieron por los sindicalistas, y no protesté porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los judíos, y no hablé porque yo no era judío.
Luego vinieron por mi... Y no quedaba ya nadie que hablara en mi nombre.

            Concluía el religioso alemán que, tras ser liberado de un campo de concentración, trataba de explicar el ascenso del fascismo en su patria y el cómo la inacción de ciertos grupos lo permitió (USHMM, 2023).

            (No, nunca fue “un poema”, el pastor improvisó estas palabras durante un sermón)

 

Sobre las frases de Niemöller me preguntaba, a finales de 2014 y principios de 2015, ¿qué haríamos cuando vinieran por nosotres? ¿Y si acaso quedaría alguien para hablar en nuestro nombre después? (Rodríguez de la Vega, 2015 a).

            Porque iban a venir por nosotres... Era obvio que vendrían por nosotres.

            Durante los sexenios del neoliberalismo el ataque, debilitamiento y aniquilamiento de lo público se había venido realizando de manera constante y sistemática... Acciones que durante el sangriento espuriato de Calderón y el Peñato se acrecentaron, como si supieran que les quedaba poco tiempo y tuvieran prisa por acabar con su obra de destrucción.

            El espurio Calderón se robó tiempo de su campaña por convertir al país en una fosa sangrienta para acabar, a golpe de decreto y de la noche a la mañana, con la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, golpeando al sindicalismo independiente al aniquilar a uno de sus más fuertes exponentes, el SME.

            Ya desde su paso por la gubernatura del Estado de México Peña Nieto había dado cuenta de su intención de impulsar por sangre y violencia sus proyectos de gobierno, cuando en 2006, con la complicidad de la administración foxista y el conveniente silencio del PAN, reprimió a les pobladores de San Salvador Atenco y sus policías abusaron sexualmente de las mujeres detenidas en aquel poblado, todo para imponer el absurdo elefante blanco de un aeropuerto en los fangosos terrenos del lago de Texcoco.

            Ya en la presidencia y arropado por el bastardo Pacto por México (firmado por el PRI, PAN y un PRD que traicionaba así las mejores causas que le dieron origen), el político de Atlacomulco implementó sus Reformas Estructurales, aprobadas sin la mínima discusión en las cámaras legislativas (no, en aquel entonces ninguna “mesa de análisis” en los principales medios se quejaba por una “mayoría artificialmente sobrerrepresentada”) y aplicadas no pocas veces sobre la sangre del pueblo y les trabajadores.

            Sobre la sangre del magisterio implementó su Reforma Educativa (Zócalo de la CDMX, 2013 y Nochixtlán, Oaxaca, en 2016). Las balas de goma y la represión fueron su respuesta a cualquier protesta callejera de 2012 a 2015, con la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa en Septiembre de 2014 como su punto más alto.

            Sí, tenían prisa por acabar con lo público y era claro que, más temprano que tarde, vendrían por nosotres... Y vinieron.

 

No hubo un “primer momento”, por supuesto; todo fue paulatino.

            Poco a poco, por ejemplo, fueron impulsando y fomentando la creación de empresas privadas que organizaban “visitas guiadas para escuelas” a museos, zonas arqueológicas y recintos culturales, lo cual fue notorio principalmente tras la llegada de Consuelo Saizar al CONACULTA en la segunda mitad del espuriato de Calderón, cuando ésta celebrara acuerdos con dichas empresas en detrimento de les trabajadores del INAH, INBAL y otras dependencias públicas que se encargaban de estas funciones.

            Esta y otras acciones que debilitaban al sector cultural estatal y desviaban el dinero público destinado a éste a manos privadas (como el FIDECINE y otros fideicomisos cuya única función real era entregar dinero público a empresas privadas) fueron reafirmadas e institucionalizadas ya en el peñato, con la llegada de Rafael Tovar y de Teresa, quien, por ejemplo, fue disminuyendo INDAUTOR hasta volverle una mera ventanilla para recibir documentos a gestorías privadas que realizaban todas las labores de las que antes se encargaba el instituto.

            También en el peñato, entre Noviembre y Diciembre de 2014, El Universal publicó una serie de “reportajes periodísticos” (que, en realidad, eran dictados desde las oficinas de María Teresa Franco) para denunciar “los privilegios de los que gozaban les trabajadores del INAH”, ventilando y descontextualizando diversas prestaciones que se habían conquistado a través de años de lucha.

            Sí, las señales estaban ahí; vendrían por nosotres... Y vinieron.

 

Y mientras tanto nosotres, tan conscientes, tan combatives, mirábamos para otro lado.

            Enfrascades en pequeñísimas rencillas internas, artificiales divisiones provocadas por mezquindades propias y fomentadas por una autoridad que aprovechaba nuestras debilidades para impulsar su agenda; nos mirábamos los ombligos.

            “Aquel compañero me miro feo”, “ella se quiere cambiar de departamento”, “esta actividad no entra en mi profesiograma”, “ese proyecto invade mi materia de trabajo” y otras frases por el estilo habían suplantado al “unides y organizades, venceremos” en nuestras charlas y reivindicaciones laborales.

            Y el enemigo no eran ya las autoridades; eran les trabajadores de contrato o por proyecto, eran les compañeres de otros centros de trabajo que por ascenso académico o comisión llegaban al nuestro y era hasta quien se sentaba a nuestro lado...

            Y las autoridades, claro, estaban encantadas y escuchaban nuestras quejas; “aquella compañera me miro feo”, “él se quiere cambiar de centro de trabajo”, “ese proyecto no entra en mi profesiograma”, “esa actividad invade mi materia de trabajo”... Porque entre más miráramos nuestros ombligos, más fácilmente vendrían por nosotres.

            Porque era evidente que vendrían por nosotres... Y vinieron.

 

En Septiembre de 2015, arropado por la dirigencias y cúpulas legislativas del PRI, PAN y un PRD ya descaradamente traidor al interés popular (no así por la recientemente creada bancada de Morena y sus aliades del PT), Peña Nieto anunciaba con bombo y platillo la iniciativa para crear la Secretaría de Cultura y mover a ésta al INAH, el INBAL y otras instituciones que anteriormente estaban en la SEP o CONACULTA.

            Y nosotres, tan conscientes, tan combatives, tuvimos que dejar de mirar nuestros ombligos (Rodríguez de la Vega, 2015 b).

            No fue fácil, por supuesto; nunca es fácil dejar de mirarse el ombligo... Las primeras reacciones fueron pequeñas, algunas pequeñas acciones con pequeñas convocatorias... Pero reaccionamos porque nos dimos cuenta de que, efectivamente, después de años de ataques sistemáticos de los regímenes del PRI y el PAN contra lo público, ya no quedaba nadie que hablara en nuestro nombre.

            Y reaccionamos e instalamos un plantón en la Cámara de Diputados, y buscamos interlocuciones (algunas más afortunadas que otras), y quisimos intervenir en un proceso legislativo que no se decidía en las cámaras, sino en los oscuros salones donde se reunían las cúpulas del PRI, el PAN y el cadáver putrefacto que usurpaba las siglas del PRD, para decidir el remate de las riquezas de México.

            Reaccionamos, sí... Pero sin nadie que acompañara nuestros caminos, en Diciembre de 2015 y tras fingir dialogar con nosotres, los verdugos aprobaban la creación de la Secretaría de Cultura... Y tuvimos que dejar de reaccionar, para empezar a accionar.

 

De acuerdo a la legislación laboral vigente en aquel entonces (Rodríguez de la Vega, 2016) un mismo sindicato no podría representar a gremios de dos distintas secretarías de Estado, lo que significaba que al ser trasladades a la Secretaría de Cultura, el SNTE, que hasta el momento había agrupado como “secciones” a las distintas representaciones gremiales del sector cultura (entre estas nuestra D-III-24), no podría seguir representando a les trabajadores del sector cultura.

            Que, al final, era parte principal de todo esto; Peña Nieto no pretendía “fortalecer el sector cultural”, sólo restar poder al gremio magisterial (en esto también se inscribía el pactado “alejamiento” de la figura de Elba Esther Gordillo, que iniciara con el montaje marca Loret de Mola del pseudo-documental “De panzazo”, pasando por el fingimiento de su arresto en 2013, que pronto se transformaría en arresto domiciliario “por motivos de salud” y finalmente liberada-exonerada por el mismo Peña Nieto y sus cómplices del poder judicial –como Norma Piña, a quien había impuesto en la SCJN- a finales de su sexenio).

            Y tuvimos que aprender, obligades, a crear sindicatos.

            No fue fácil, por supuesto, nunca es fácil aprender a dejar de mirarnos los ombligos... Y justamente sobre mirarnos los ombligos fueron las primeras disertaciones.

            Algunas voces apuntaban a que convenía crear pequeños sindicatos gremiales e institucionales, es decir; un sindicato para les trabajadores técniques y manuales del INAH, otro para les trabajadores técniques y manuales del INBAL, uno más para les docentes del INAH, uno distinto para les académiques del INBAL,  uno para les restauradores del INAH, otro para les restauradores del INBAL, uno más para les trabajadores técniques y manuales de la Dirección General de Bibliotecas y así, hasta agotar a cada gremio de cada institución.

            Ello permitiría, decían las voces, que cada gremio de cada institución negociara, de acuerdo a sus condiciones e intereses particulares, con las autoridades de cada institución... Sindicatos pequeños para negociaciones pequeñas.

            Otras voces decían que, dado que las condiciones contractuales de cada institución eran distintas, cada institución debería tener su propia organización sindical; una para el INAH que agrupara a sus ATM, docentes, restauradores, arquitéctes y etcétera. Una para el INBAL que agrupara a sus ATM, acádémiques, restauradores, arquitéctes y etcétera. Una para INDAUTOR que agrupara a sus ATM. Una para la DGB que agrupara a sus bibliotecáries y ATM... Y así, hasta agotar cada institución absorbida por la Secretaría de Cultura, para negociar cada una sus particulares condiciones contractuales.

            Organizaciones sindicales pequeñas ocupadas en mirar y cuidar sus pequeños ombligos.

            Porque en estas opciones los pequeños sindicatos podían hablar, cuando mucho, con las pequeñas autoridades de su propia pequeña institución, pero ninguno con las autoridades centrales de la naciente Secretaria más que desde la pequeña fuerza que les daban sus pequeños gremios de sus pequeñas instituciones.

            Así que otras voces hablaban de un sindicato único que pudiera hablar con las autoridades de cada institución y con la administración central de la Secretaria de Cultura... Y estas voces estaban en el INAH y el INBAL, en INDAUTOR y Radio Educación, en la DGB y en el CNA; estaban en cada institución que había sido absorbida por la Secretaría de Cultura.

            Y estás voces se encontraron y empezaron a hablar entre ellas...

 

No fue fácil, por supuesto, porque nunca es fácil dejar de mirar el propio ombligo.

            Hubo que solucionar asuntos de representación equitativa para cada gremio de cada institución. Cuestiones sobre el cómo negociar las condiciones particulares de cada gremio particular de cada institución particular, al mismo tiempo que se tendrían que negociar cuestiones generales de todos los gremios de todas las instituciones ante las autoridades de cada institución y las de la Secretaría de Cultura.

            Hubo que abordar asuntos como la representación de les trabajadores de la CDMX y los Estados en las instituciones que, como el INAH, el INBAL y otras, tenían trabajadores en distintos puntos de la república... Y el cómo equiparar a estes a les trabajadores de aquellas instituciones que sólo tenían presencia en la CDMX, sin que sus diferencias significaran detrimento en su representación al interior de la organización sindical.

            Y a ello súmensele cuestiones como las pequeñas y mezquinas rencillas que aún medraban al interior de cada gremio y hasta asuntos tan aparentemente banales como cuál sería el logo, nombre y lema de la nueva organización sindical.

            No fue fácil, por supuesto, nunca es fácil dejar de mirar nuestros propios ombligos... No fue fácil, pero en Marzo de 2016, en el Castillo de Chapultepec, nacía el Sindicato Nacional Democrático de Trabajadores de la Secretaría de Cultura.

            No fue fácil, por supuesto... Y sólo fue el primer paso.

 

Desde el principio algunas pequeñas y no tan pequeñas diferencias afloraron y, por ejemplo, les académiques e investigadores del INAH, después de unos primeros acercamientos con quienes estaban construyendo el SNDTSC, decidieron marchar por su lado y fundar su propio sindicato gremial.

            Lo mismo hicieron, por razones similares, les restauradores y arquitéctes.

            Algunos pequeños grupos que ya desde antes se habían escindido de la D-III-24, continuaron su caminar separado.

            Desde el gobierno federal, las oficinas de la Secretaría de Cultura y las direcciones de cada institución, las autoridades alimentaban las pequeñas y mezquinas rencillas para propiciar divisiones... Hacia finales del peñato y cuando ya era un hecho que el PRI y el PAN habían perdido el Gobierno Federal, lograron que algunes trabajadores del INAH salieran del SNDTSC y fundaran un más pequeño y más débil sindicato meramente institucional.

            No, no ha sido fácil; nunca es fácil evitar que la gente vuelva a mirarse el ombligo.

 

Afortunadamente en 2018 quienes tenían prisa por malbaratar el patrimonio histórico y cultural de nuestro país, desapareciendo nuestras instituciones o transformándolas en meras ventanillas gestoras de las acciones e iniciativas de empresas privadas,  perdieron el poder.

            Y afortunadamente en este 2024 no regresaron, quedando reducidos, incluso, a su mínima expresión legislativa a pesar de los berrinches con los que sus vocerías, oficiales o encubiertas, retacan los espacios de los medios de siempre.

            No, hoy los retos que enfrenta nuestro sindicato son muy distintos a los retos que enfrentamos cuando quienes querían malbaratar el patrimonio vinieron por nosotres... Y así como entonces debimos aprender a organizarnos y reorganizarnos de nuevas formas, hoy deberemos aprender a adaptarnos a nuestras nuevas circunstancias, para que unides y organizades, prevalezcamos.

 

Mario Stalin Rodríguez
Asesor Educativo
Museo Nacional de Antropología
INAH

Ponencia presentada en el marco del Primer Conversatorio sobre la situación laboral y política sindical, organizado por la sección CDMX del Sector INAH del SNDTSC.

Etiquetas: ,

viernes, octubre 04, 2024

Los Falsificadores de la Democracia 60

 LA PIÑATA DESESPERACIÓN DE LAS CORTES PIÑATAS

(La solitaria partida de Norma Piña y sus impresentables)

 Andrés Manuel López Obrador deja la presidencia rozando (por arriba) un inédito 80% de aprobación y con números muy similares arranca la administración de Claudia Sheinbaum... Mientras la derecha, la innegable perdedora de los últimos seis años, continúa encerrada en su cámara de eco; con una opinocracia que sólo se lee a sí misma y granjas de bots y trollcenters que repiten y retuitean endogámicamente “argumentos” que ya sólo convencen a les previamente convencides, alimentando su irracional odio y repitiendo, una y otra vez, las mismas estrategias con las que han fracasado durante los últimos seis años.

            No ha sido, por supuesto, una transición exenta de claro-oscuros. La propia naturaleza del triunfo ha obligado al morenismo a tejer una serie de alianzas con personalidades, cuando menos, controvertidas, a fin de impulsar las reformas que la absurda “moratoria legislativa” de la oposición había bloqueado en la pasada legislatura. Dejando a la derecha con la opción de replantearse a sí misma y repensar sus estrategias de cara a las elecciones intermedias de 2027 o refugiarse en su cada vez más estrecha trinchera mediática, confiando en que sus incondicionales en el poder judicial podrán revertir todo lo que sus minúsculos números legislativos les impidan bloquear (que será absolutamente todo; no tienen números para bloquear nada).

            De ahí, entonces, que el fascismo y su aparataje mediático vean en la “defensa del poder judicial” el último bastión al que pueden aferrarse antes de pasar a la total intrascendencia (porque la idea de replantearse y presentarse como un proyecto de país viable, les es sencillamente impensable), impulsando un absurdo “paro” (con sueldos pagados con cargo al erario público, por supuesto, no vaya a ser que “protestar” les cause alguna incomodidad) que ha generado un total de NINGUNA repercusión en la vida nacional y obtenido un total de CERO apoyos populares (más allá de les ridícules “estudiantes de derecho” que, tras demostrarse sus vínculos familiares con les jueces y magistrades cuyos privilegios defendían, desaparecieron mediáticamente tan rápido como se intentó inflarles artificialmente).

            “Paro” que, con todo y su trumpista intento de “asalto al congreso”, no pudo evitar que la reforma judicial fuera aprobada mayoritariamente en las cámaras federales y estatales, para finalmente ser promulgada a tiempo para el último informe de gobierno de López Obrador y la toma de protesta de Claudia Sheinbaum.

            Pero como la derecha es inmune a la realidad e insiste en repetir las mismas estrategias con las que ya han fracasado con anterioridad, en lugar de intentar construir una alternativa que les permita posicionarse de cara a las elecciones de les integrantes del poder judicial a realizarse el próximo año, siguen intentando revertir la reforma a través de “suspensiones” muy por arriba de las atribuciones legales de les jueces y magistrades que las han “otorgado” (por no hablar del evidente conflicto de intereses que implica el que jueces y magistrades “suspendan” una reforma que afecta a jueces y magistrades).

            Llegando al absurdo de la incompetente operadora política Norma Piña y su grupito de impresentables en la SCJN, aceptando “discutir” la constitucionalidad de una reforma constitucional que la propia Constitución y la Ley de Amparo les impide discutir... En una batalla que, a estas alturas del partido, deberían saber perdida.

            Incluso suponiendo que el voto de 8 ministres lograra imponerse sobre la voluntad que 36 millones de votos expresaron el pasado 2 de Junio, ratificada por la mayoría calificada de las cámaras federales, y la reforma fuera revertida, de acuerdo a las reglas anteriormente vigentes, Sheinbaum nombraría a les ministres que ocuparían los sillones de la SCJN que quedarían vacantes este Diciembre, modificando la composición del pleno de la sala superior, dejando a Norma Piña sin los votos necesarios para “revertir” ninguna otra reforma.

            Lo que transformaría su “victoria” en la última posible para la derecha y en un ejemplo de diccionario para “victoria pírrica”... Ello descartando de antemano que, ante el abierto golpismo de Norma Piña y su grupito de impresentables, la Presidencia y la mayoría legislativa decidieran aplicar un “zedillazo” para deponer, a través de juicios políticos, a les jueces, amgistrades y ministres que, explícita e implícitamente, se han demostrado dispuestes a todo para aferrarse a su ilegítimo coto de poder.

            Esto, por supuesto, es a lo que apuestan los intereses que sostienen e inflan artificialmente a Norma Piña y sus impresentables; orillar a la entrante Presidenta Claudia Sheinbaum y la mayoría legislativa, a tomar medidas que abonen el discurso de la derecha y su opinocracia mediática de que “se ha instaurado la dictadura”.

            Y este es sólo uno de los muchos y complejos escenarios que la actual Presidenta enfrenta al inicio de un mandato que intenta continuar y consolidar el cambio que inicio hace seis años.

 

En 2018, escribí el pasado 1° de Octubre enTwitter, colgué el lazo tricolor que durante casi 14 años porte en el pecho, en apoyo al movimiento democrático del obradorismo y en contra del fraude electoral con el que el espurio Felipe Calderón llegó al poder, además de las medidas con las que éste y su sucesor, Peña Nieto, intentaron malbaratar el futuro de México.

            No ha sido un camino fácil ni exento de contradicciones, mismas que deben ser señaladas y corregidas, sin que el hacerlo signifique abonar ni suscribir los discursos de la derecha... Continuar y consolidar el cambio iniciado hace seis años implica, necesariamente, impedir que el fascismo regrese al poder político y expulsarles de los escasos cotos de influencia de los que aún gozan.

 

Mario Stalin Rodríguez

Etiquetas: , ,