jueves, junio 26, 2025

Historias Caminantes 00

 LOS PASOS ETERNOS

(a manera de introducción)

 México es un país de migrantes, lo cual es cierto no sólo en el contexto actual en el que poco más de 12 millones de mexicanes en otros países residen de manera legal o ilegal en otros países (la mayoría, obviamente, en territorio de Estados Unidos); la historia de nuestra nación es la historia de les caminantes... La historia de la humanidad es la historia de les caminantes; desde los primeros grupos de homínidos, pasando por quienes poblaron por primera vez el continente americano y conformaron las grandes civilizaciones que habitaban estas tierras durante la llegada de les conquistadores europées, hasta el complejo panorama actual ya brevemente descrito.

            Ser conscientes de la historia de las migraciones, de la historia de nuestras migraciones, es pertinente siempre y más ahora en que a lo largo de la orbe posiciones retrógradas reocupan puestos del poder a los que nunca debieron haber regresado... Posiciones retrógradas que han encontrado pronto eco entre los grupos más despreciables del medio ambiente mediático y político de América Latina en general y de México en particular.

            Ello fue evidente durante las recientes protestas en contra de la fascista política migratoria que ha implementado Donald Trump (que, en realidad, es sólo la continuidad de la fascista política migratoria que han implementado las distintas administraciones estadounidenses desde mucho tiempo atrás, pero con más gritos, “acciones ejecutivas” y alharaca mediática). Política que ha sido recibida lo mismo con la bastarda sumisión de las administraciones de Bukele en el Salvador, Noboa en Ecuador o Milei en Argentina, que con la resistencia de administraciones progresistas como las de Petro en Colombia y Sheinbaum en México.

            Política que encontró el pronto aplauso de la derecha política y mediática mexicana, que vio en las fascistas acciones del errático Trump una herramienta más para su continuo golpeteo en contra de la administración de la 4T (con el resultado previsible de no haber logrado ninguna mella en la aprobación de Sheinbaum, que se mantiene por arriba del 80%).

            Conocer la historia de nuestras migraciones nos permite entender el contexto actual: somos caminates, hijes de caminantes...

Mario Stalin Rodríguez

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sábado, junio 07, 2025

Los Falsificadores de la Democracia 67

 EL FINAL DE LAS PIÑATAS


 Con sus casi 13 millones de votos, la elección judicial del pasado 1° de Junio puso fin a lo que fue, en tiempos recientes, el último bastión de una derecha reducida a su mínima expresión... Y lo era, justamente, porque la composición del poder judicial nada tenía que ver con la realidad del país.

            Al margen de discusiones bizantinas sobre si 13 millones de votos son pocos o muchos para un ejercicio que nunca antes se había realizado, lo cierto es que con el número que fuera (incluso uno aún menor, mucho menor), las personas seleccionadas para cualquiera de los puestos gozan de mayor legitimidad que quienes ocupaban los mismos cargos en el sistema anterior; donde les integrantes de la SCJN eran nombrades por una única persona; quien ocupara la silla presidencial (incluso aquelles ministres impuestes por “mayoría legislativa” provenían de una terna propuesta por el poder ejecutivo en turno) y en el que el resto de las personas juzgadoras ocuparan sus puestos gracias a una “carrera judicial” que sólo era un eufemismo para la compra de nombramientos, el nepotismo, el amiguismo y corruptelas varias.

            Y sí, en algo tienen razón las plañideras mediáticas que lloran el final de este sistema; la historia de la incompetente Norma Piña resume en su togada figura todos los vicios y porquerías que caracterizaban al poder judicial, incluidos el servilismo y entreguismo a los más oscuros poderes del espectro político mexicano.

            Todo ello se ha acabado tras una elección en donde, con sus gradientes (algunos muy significativos), las personas electas son, previsiblemente, más cercanas a posiciones progresistas que a los intereses a los que servían les anteriores jueces, ministres y magistrades.

            Resultado previsible, sí, pero no por el asunto de los mal llamados “acordeones” (cuya naturaleza, ya fuera como ejercicio ciudadano legítimo o estrategia de un aparataje político establecido, ha sido más que discutida), sino por el propio principio fundamental de la inédita elección; cambiar al poder judicial... Y siendo éste el objetivo, era de esperarse que quienes acudieran a votar (independientemente del número que fueran o de los instrumentos que usaran para decidir su voto) no lo harían por perfiles “en funciones” en el poder judicial que se pretendía cambiar o propuestos por el mismo.

            Y sí, la derecha sabía que tenía perdida la elección judicial y que al intentar movilizar a su exigua base electoral, sólo recibiría una humillación similar a las que ha arrastrado desde 2018 y a la fecha... Así que, con perdón del símil futbolero, prefirieron perder por ausencia que por goliza, esperando que en una elección poco concurrida, alguna persona cercana a sus intereses lograría colarse en algún puesto útil.

            Por eso, desde el principio, su narrativa fue la adjudicarse el porcentaje de abstención como “victoria”, aunque esta obedeciera a un sinnúmero de razones que poco o nada tuvieran que ver con sus llamados a quedarse en casa, entre las que se cuenta, en una proporción no despreciable, cierta desidia de personas que apoyando el cambio en el poder judicial, juzgaron innecesario votar en una elección ya ganada porque la derecha no se presentaba en ésta.

            No, la abstención no refleja el poder de convocatoria de la derecha; éste está mucho mejor representado en la ridícula manifestación a la que citaron el mismo 1° de Junio, en la que difícilmente lograron rayar (por lo bajo) el millar de participantes (incluso su exageración de “más de 3 mil personas” resulta lamentablemente exigua).

            Y así como pretenden apropiarse de toda la abstención, también lo intentan con los votos nulos; vendiendo a través de sus medios, opinócratas, granjas de bots y trollcenters, la absurda narrativa de que todos estos son por “rechazo al proceso”... Sin ninguna prueba, por supuesto, porque las afirmaciones de fe nunca resisten la mínima confrontación con la realidad.

            Si bien, al contrario de lo que afirmara el idiota de Jorge Alcocer en ese espacio de propaganda fascista que Carmen Aristegui mal llama “noticiero”, el conteo oficial de votos nulos no diferencia aquellos que contenían alguna frase “de rechazo” de los que se confundieron en el llenado de boletas inusualmente complejas, de acuerdo a declaraciones de funcionaries del INE y de les ciudadanes que realizan los conteos distritales, la inmensa mayoría de boletas anuladas corresponde a la segunda categoría, siendo la primera a penas anecdótica.

            A esta realidad la derecha opone menos de medio centenar de fotografías de boletas con “frases de rechazo” (las cuales, por supuesto, corresponden a aún menos votantes, si consideramos que cada persona recibió entre 6 y 13 boletas distintas, dependiendo de su entidad federativa y distrito electoral), las cuales son repetidas una y otra vez por los medios, opinócratas, granjas de bots y trollcenters de la derecha, en sus notas, reportajes, artículos de opinión y publicaciones en redes sociales (en estas últimas es notorio el cómo cientos de “personas reales que no son bots” escribieron las mismas “frases de rechazo” en las mismas boletas, con la misma letra y hasta idénticas faltas de ortografía).

            A este escenario se suman las obvias “denuncias legales” de la derecha, que pretende lograr una “anulación” que sabe imposible y un informe de la OEA que, tras apoyar los golpes de Estado en Bolivia y Perú y validar las fraudulentas reelecciones de Bukele y Noboa en el Salvador y Ecuador, pretende dar lecciones de “democracia”.

            Así el ambiente que marca el final de un poder judicial cuya última encarnación estuvo marcada por la liberación de criminales, la protección a delincuentes, la sumisión al poder económico y la inconmensurable torpeza política de Norma Piña, su camarilla y aplaudidores.

Mario Stalin Rodríguez

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