miércoles, octubre 01, 2025

Historias Caminantes y 06

 LOS PASOS ACTUALES II

(Sobre la representación de una guerrera Mixteca del cerro de las Flores en el códice Nuttall)

México es un país de caminantes, de hijes de caminantes, de nietes de caminantes.

            Como se ha visto la migración ha sido una constante desde los tiempos anteriores a la conquista europea y como tal se mantuvo durante la consolidación territorial de la Nueva España y el difícil nacimiento del México independiente. En buena medida marcada por los constantes conflictos sociales que se dieron durante estos periodos históricos, sí, pero también motivada por las propias dinámicas políticas de los regímenes imperantes.

            La migración agrícola de temporada tiene su origen en el periodo virreinal, cuando el despojo de tierras a comunidades indígenas y la entrega de éstas a les colonizadores, obligaron a las personas a moverse de hacienda en hacienda, de tierra de cultivo en tierra de cultivo, sin tener más propiedad que la de su fuerza de trabajo.

            La independencia no significó un cambio real en esta situación, tanto más; los conflictos sociales derivados de las distintas intervenciones extrajeras y, finalmente, la política agraria abiertamente represiva hacia las comunidades indígenas, la entrega de territorios a las mineras y ferroviarias y la agresiva “modernización” del porfiriato, acrecentaron la injusticia a la que las comunidades jornaleras eran sometidas.

            La consolidación de los regímenes de la “revolución institucionalizada” y su política agraria marcada por el clientelismo y la corrupción, así como la llegada del neoliberalismo y el fin del régimen ejidal, precarizaron aún más a las comunidades agrícolas en general y a la población jornalera en particular.

            En la actualidad las comunidades jornaleras son uno de los segmentos de población más precarizados y víctimas de violencias por parte de la agroindustria y el crimen organizado (que muchas veces son la misma cosa).

El hogar de la proletaria es el mundo, el mundo entero, con todo su dolor y su alegría, con su fría crueldad y su ruda grandeza. La proletaria es esa mujer que migra, que acampa en barrancas y seca pañales cantando, mientras la dinamita hace volar las rocas por los aires. Es la jornalera rural, la empleada estacional que descansa durante la primavera sobre su modesto montón de ropa en medio del ruido, en medio de los trenes y las estaciones, con un pañuelo en la cabeza y esperando pacientemente un tren que la lleve de un lado a otro. Con cada ola de miseria, esa mujer emigra, instalada en el entrepuente de los barcos.

             Escribía Rosa Luxemburg en 1914 y el texto describe no sólo a las comunidades jornaleras actuales, sino a las personas migrantes todas...

 

Conforme el abandono de las comunidades agrícolas crecía en el México independiente y post revolucionario, también creció la ola de caminantes que huían del campo y buscaban refugio en las ciudades...

Y en la capital
Lo halle en un mercado
Con su mecapal
Descargando un carro.

Le dije: 'padrino, le andaba buscando'
Se echó un trago'e vino
Y se quedó pensando

Me dijo: 'un favor vo'a pedirle ahija'o
Que a naiden le cuente que me ha encontra'o
Que yo ya no quero volver pa'lla
Al fin ya no tengo ni'onde llegar.

(...)

'Sin lo que más quero ya nada es igual
Cobija y sombrero serán mi hogar
Por eso, por eso mi ahija'o regrese en paz
Y a naiden le cuente que estoy acá'.

             Escribió Zitarrosa en 1970 como reflejo de una realidad patente desde mucho tiempo atrás.

            La migración rural-urbana ha estado presente desde el nacimiento de las grandes urbes con su promesa de mejores servicios y calidad de vida, incluso desde tiempos prehispánicos.

            En el México independiente se ve acrecentada en el porfiritaro con la violencia que el régimen del dictador ejerce en contra de las comunidades rurales. Y ya en la época moderna en las décadas de los 30-40, debido a las fallidas promesas de prosperidad que la industrialización de auge petrolero trajo consigo.

            Esta ola migratoria, ininterrumpida hasta nuestros días, hizo crecer los cinturones de miseria en la periferia de las grandes urbes; las ciudades dormitorio en las que se hacina la población precarizada que mantiene funcionando las grandes urbes.

            A ello debe sumarse, en tiempos más actuales, el desplazamiento de población popular urbana obligado por la gentrificación que les expulsa de sus barrios y calles hacia las ciudades dormitorio de las periferias, lejos de los bienes y servicios que su trabajo mantiene.

            Un fenómeno análogo sucede en el campo, donde, además de las condiciones de violencia institucional o criminal ya descritas, procesos gentrificadores y de turistización (como los llamados “pueblos mágicos”) expulsan a las personas de sus comunidades y tierras, hacia las ciudades y hacia el extranjero.

 

La migración México-Estados Unidos no es nueva y no se detendrá por el capricho de un idiota naranja, por mucho poder que este ostente en la nación vecina. El fenómeno tiene mucho qué ver con la perdida de territorio del siglo XIX y se acrecienta en las décadas de los 30-40 del XX, cuando la metrópoli requirió de las manos mexicanas para mantener su producción agrícola.

            En la actualidad la economía de los estados de la frontera Sur de Estados Unidos e incluso territorios tan internos como Chicago o Kansas no se sostiene sin el trabajo de las manos migrantes. El idioma más hablado en California, Arizona, Nuevo México, Texas e incluso Luisina y Florida es el español, con una gran presencia, además, en regiones tan internas como las Virginias y Nueva York.

            Y allá donde les caminantes llegan, llegan también sus músicas, gastronomías y costumbres. Las manos migrantes sostienen no sólo la economía del gigante del Norte, enriquecen también su cultura... Y ninguna alharaca de ningún imbécil naranja cambiara esto.

 

Mario Stalin Rodríguez

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jueves, septiembre 25, 2025

Sextiembre 2025_04

 SHORTS


A veces ella sueña.

           Enfundada en algo que sólo un INCEL desarrollador de videojuegos podría considerar “ropa para hacer arqueología”, ella (que no es ella, sino una versión caricaturizada de una ella más joven) recorre una selva que es sólo una versión cliché de una selva, hasta encontrar un edificio que no es un templo maya, ni teotihuacano, ni mexica, ni mixteco, ni zapoteco, ni olmeca ni de ninguna cultura que ella pueda reconocer, sino lo que el mismo desarrollador de videojuegos INCEL creería que es un templo de alguna de esas culturas (porque, obviamente, para un desarrollador de videojuegos INCEL todas las arqueólogas son jóvenes, recorren la selva en microshortsitos y llegan a templos que son exactamente el mismo templo para todas las culturas).

            Sí, a veces ella sueña... Bueno, no tan “a veces”; de hecho llevaba años sin soñar ese sueño... Y esa pequeña parte de ella que ve el sueño y lo analiza, se pregunta ¿por qué esta soñando este sueño hoy?

            Descarta la pregunta por ridícula; a veces los sueños sólo son sueños y, a veces, ella sueña.

            Se echa para atrás el cabello, que luce unos brillos rubios que ella no ha usado desde la mitad de sus veintes. Extrañamente le gusta como se le ven a esta versión caricaturizada de ella... Una versión de ella que no necesita reacomodar la entrepierna de sus microshorts a cada paso.

            De pronto, a contraluz, ve al felino al final de un pasillo cuyas paredes están adornadas por algo que sí son símbolos mayas, pero colocados sin ningún sentido... Y esa pequeña parte de ella que ve el sueño y lo analiza, se reprocha por distraerse en cosas como símbolos mayas.

            Se recarga en la pared (sí, en la de los símbolos mayas)... Ve al felino acercarse y ni por un segundo considera desenfundar las pistolas ridículamente grandes que lleva en los muslos.

            El felino se acerca y a veces es un jaguar moteado y otras es un jaguar negro y otras ni siquiera es un jaguar, sino un dios... Al final es un hombre que conoce, aunque en realidad no es ningún hombre que conoce o haya conocido, sólo un hombre que, en este sueño, conoce.

            Mira al hombre que se acerca... Sonríe; esta es la parte del sueño que le gusta, todo lo demás sólo son preámbulos.

 

Mario Stalin Rodríguez

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sábado, septiembre 20, 2025

20-09-2025

 
Sigo pintando mis días, madre, de sus pasos.

            Todavía hoy, madre, 14 años después, mi primera pregunta es ¿cómo caminaría mi madre este camino? ¿Con qué pasos cruzaría estos puentes? ¿Qué música marcaría su caminar? Sí; sigo pintando mis días, madre, de sus pasos.

            Y caminamos en estos días, madre, días que nunca caminó y que son, sin embargo y sobre todo, también frutos de sus pasos... Estos días inéditos en los que nombramos de manera correcta y completa memorias largo tiempo negadas, en los que buscamos nuevas palabras para nuevos conceptos, son, no se dude, parte del camino que sus pasos nos marcaron.

            Estos días inéditos, madre, son el mañana que fue construyendo días a día con sus pasos.

            Sí; sigo pintando mis días, madre, de sus pasos... Porque todavía hoy, 14 años después, son mis pasos, madre, en parte (en la mejor parte) también sus pasos.

 

Mario Stalin Rodríguez

 

Hoy mi madre habría cumplido 75 años

IN MEMORIAN
MARÍA TERESA CUÉLLAR SALINAS
1950 - 2011

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miércoles, septiembre 17, 2025

Sextiembre 2025_03

 SILENCIO


 Baja el volumen de la música y mira su obra terminada; hace tiempo que la casa no lucía tan habitable, sin juguetes regados por doquier, sin material escolar desordenado sobre la mesa del comedor, sin ropa infantil en los sillones ni la cocina... Vaya; de verdad está exhausta.

            Sube a su habitación y ve al gato dormido en la cama destendida... Maldición, piensa; iba a tenderla muy temprano en la mañana, pero primero tuvo recoger la ropa y lavarla cuando vio la cantidad de prendas infantiles que se acumulaban junto a la lavadora... Y se dio cuenta de los trastes sucios que se acumulaban en la tarja cuando subió por el detergente y del estado del piso de la cocina... Y de la situación en la sala... Parecería que la limpieza no se hiciera desde hace semanas y no sólo desde su último “día de descanso”.

            Las tareas del hogar se fueron encadenando una tras otra y en algún momento antes de mediodía puso su “playlist para el quehacer” mientras se recogía el pelo... Y la cama quedo sin hacer.

            La mira; una tarea del hogar más... Mira su teléfono, piensa en volver a subir el volumen de la música... Mira la cama sin hacer; apaga la música.

            Escucha con atención... Nada.

            No hay gritos o risas infantiles, no hay una televisión encendida, no hay instrumentos musicales afinándose, no hay electrodomésticos llenando la casa de ruido... Nada; sólo silencio.

            Los quehaceres están hechos, se dice (bueno, salvo la cama). La niña está con su esposo en... En... En... ¿Visitando a su abuelo? Ni siquiera lo recuerda; quédate dormida, le había dicho al salir, es tu único día de descanso.

            “Día de descanso”... Aprecia la ironía.

            Él se encarga de las tareas cotidianas mientras ella trabaja, por supuesto. Recoger a la niña del colegio, asegurarse de que haga la tarea, coma, cene, tenga ropa limpia... Ser músico de fines de semana en locales nocturnos es lo que tiene; que le deja tiempo libre entre semana.

            Pero las tareas del hogar se acumulan cuando hay una niña en edad escolar correteando libre por la casa.

            Debería bañarse antes de que vuelvan, se dice; tiene bastante ropa limpia y los quehaceres hogareños la dejaron bastante sudada... En el silencio de la casa empieza a desnudarse.

            Escucha con atención... Nada, sólo silencio... E, inesperadamente, eso la exita.

            Se recuesta en la cama mientras se toca, procurando no despertar al gato... Ni siquiera está pensando en nadie, sólo disfrutando el silencio...

 

Mario Stalin Rodríguez

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jueves, septiembre 11, 2025

Sextiembre 2025_02

SMOKING

Baja el cierre lentamente dejando ver su ropa interior de un intenso color rojo y le sonríe al hombre hincado frente a él, vestido con un smoking idéntico al suyo; es casi como el uniforme de trabajo, pero sin el casi.

            Mira a su efímero compañero y, por enésima vez en la noche, se pregunta qué tan secretos son los servicios secretos si todos los agentes secretos se conocen y reconocen entre sí por los códigos secretos que todos conocen y de los que nadie habla, porque son secretos.

            Todo es culpa del cine, piensa.

            Mientras deja salir su erección mira a su compañero y recuerda el inicio de la noche...

            Los bares de todos los hoteles de lujo de todo el mundo son básicamente lo mismo, algunos están al aire libre en medio de la selva tropical, otros están tallados en el interior de un glacial, algunos tiene adornos pseudomísticos en un ambiente a media luz y otros rebosan de luces neon en escenografías retrofuturistas y etcétera. La variedad es enorme, pero todos son básicamente lo mismo; escenarios para una obra mil veces repetida.

            Entró y todos los actores habituales estaban en sus lugares habituales; en aquella mesa, rodeado de las correspondientes mujeres agentes dobles o triples (el servicio secreto femenino es otro mundo con sus propios códigos secretos conocidos por todas las agentes secretas), está el “Boris” de esta noche enfundado en su correspondiente smoking.

            Más allá, en un rincón, los smokings de los “James”, “Pedro”, “Mohamed”, “Abraham” y “Schmit” juegan su póker secreto en el que apuestan secretos de Estado y fichas que valen más que el PIB de varios países... Los saluda con una inclinación de cabeza.

            En la barra, acompañado por la habitual dama en desgracia (el servicio secreto femenino es otro mundo con sus propios códigos secretos conocidos por todas las agentes secretas), ve a su objetivo.

            Era una misión de rutina; obtener una serie de códigos secretos del “Dimitri” en turno... Sólo que no esperaba que fuera ESTE “Dimitri”, el de los labios carnosos.

            Labios que abrazan su pene en aquella bodega de vinos carísimos abajo del bar de lujo de un hotel de lujo.

            Se sentó al lado y pidió un Martini seco, agitado, no revuelto; códigos secretos... Todo es culpa del cine, refunfuñó para sus adentros; ni siquiera le gustan las malditas aceitunas... Pero vaya que le gusta este “Dimitri”.

            Se saludaron con una mirada, terminaron sus tragos (dejó la aceituna), se incorporaron y dirigieron un gesto cómplice al barman detrás de la barra... Bajaron a la bodega.

            El código secreto implicaría un enfrentamiento verbal de frases creativas y sarcásticas, con una pelea física y balacera opcional... Se miraron y, como casi siempre que se ven, decidieron omitir esa parte.

Mario Stalin Rodríguez

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jueves, septiembre 04, 2025

Sextiembre 2025_01

 PROVOCACIÓN


Si es sincera consigo misma; a veces no es que odie su trabajo, sólo que le parece rematadamente ridículo, piensa mientras entra al set fotográfico que simula un salón de clases... En serio, se dice; ¿quién en su sano juicio creería que ella, a sus treinta y pocos, es una estudiante con uniforme?

            Pero aquí está con todo y las calcetas blancas hasta casi las rodillas.

            Y aún así, sonríe, ni siquiera es lo más ridículo que ha hecho; todavía recuerda aquella campaña de... De... De... ¿De qué era? ¿Un perfume? ¿Pastillas para el aliento? El concepto era "frescura”, de eso está casi segura: 16 mujeres en sus últimos veintes, vestidas con microbikinis, fingiendo una pelea de almohadas en medio de un bosque nevado.

            El resfriado le duró casi una semana.

            Y aquí está, años después, en uniforme escolar en un salón de clases simulado, adornado con carteles “escritos” en algo que no es coreano, ni japonés, ni ningún otro idioma conocido, pero que simula “escritura asiática” (sobrantes, seguramente, de alguna campaña “de estética k-pop” o “manga”).

            Ojalá fuera cosa de “libertad creativa” o “licencia artística”, sigue pensando mientras ubica su marca en el set, justo al lado de un gato que se estira como si fuera dueño del escenario (¿será parte del concepto de la campaña? ¿O simplemente se coló y nadie ha podido sacarlo? Se pregunta).

            No, continúa pensando para sí; nada de esto tiene que ver con “creatividad artística” o “visión estética”, cada aspecto de cada campaña ha sido decidido por paneles de “personas expertas” en escritorios, que miran en sus computadoras incontables gráficas de “hábitos de consumo”, “tendencias de búsquedas en redes”, demografías de destino y un etcétera de tecnicismos tan largo como un brazo.

            Y últimamente, además, frunce el ceño mientras se coloca en su marca (el gato la mira indiferente y no se mueve ni un centímetro), las agencias han dejado de consultar a las “personas expertas” y se limitan a “analizar los datos con inteligencia artificial”... Así llega ella aquí; en un salón de clases simulado con un brasier que le queda pequeño (y eso que sus senos nunca han sido particularmente grandes).

            Estuvo a punto de rechazar la campaña... Hasta que vio quien haría la fotografía, sonríe.

            La fotógrafa entra, como es su costumbre, ya con la cámara preparada y empieza a gritar órdenes a su equipo técnico; bajar la intensidad de aquella luz, redirigir aquel reflector, activar el ventilador a mínima velocidad... Ella sonríe y se recarga en el “escritorio magisterial” (le parece conocido, ya lo habían utilizado antes en la campaña de “ahorro para el retiro”, cuando la hicieron correr con una pijama de “dragón de peluche” en una “oficina”), dejando que su falda suba hasta casi descubrir el nacimiento de sus muslos.

            La fotógrafa empieza a disparar su cámara desde distintos ángulo, entre toma y toma se detiene para comprobar el resultado y ordenar algún ajuste. Ella la mira sugerente mientras va desabrochándose la camisa.

            Después de un flashazo la fotógrafa se detiene, mira las últimas tomas con desconcierto; nada de esto estaba en el “guion conceptual” que le hicieron llegar desde la agencia. Alza la mirada y, por primera vez en la tarde, ve a ella directamente; su mirada y su sonrisa.

            Llama a su asistente; le dice algo en voz baja. La asistente se acerca a cada persona del equipo técnico, les dice algo en voz baja y empiezan a abandonar el set, pronto sólo quedan ella y la fotógrafa.

            Se miran, se sonríen, se acercan...

 

Mario Stalin Rodríguez

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viernes, agosto 29, 2025

ABRIENDO UN PARENTESIS

Tocaría finalizar con lo que finalizar se debe, pero mucho me temo que eso tendrá que esperar porque, bueno, la vida no me ha dado para preparar el texto ni la ilustración y, además, se acerca ya Septiembre y eso sólo puede significar una cosa y no es el Grito de Independencia, sino el...

#SEXTIEMBRE2025

Que, afortunadamente, no necesitaré lanzar ninguna convocatoria ni componer ninguna lista porque, buen, ya alguien se ha tomado la molestia de hacerlo, así que sólo queda hacer el anuncio:

Para las actualizaciones de Septiembre (salvo una extraordinaria el 20, por razones calendáricas que ya se explicarán y se han explicado en años pasados) tiraré del aleatorio para decidir qué tema de la lista enlazada arriba se subirá en cada una.

Y hale, ya está... En Octubre retomamos para concluir lo que concluir se debe.

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