Paparruchas 05
EPIDEMIAS
No es ninguna novedad, México lleva, al
menos, desde los sismos de 2017 enfrentando una epidemia
de noticias falsas.
Ocurrió
lo mismo cuando la Caravana de Migrantes que arribará a nuestro país en los
últimos meses de 2018 que durante la campaña electoral de aquel año y desde los primeros días de la actual presidencia, como en cada coyuntura delicada que la administración obradorista ha enfrentado.
En
cada ocasión, los principales creadores-difusores de las notas falaces han sido
personajes ligados a la derecha política del país, intelectuales autoproclamados
“independientes” y supuestos “luchadores sociales” de “verdadera izquierda”
(presuntamente “radical” y distinta, por supuesto, a la “partidista”).
Al
tiempo que son reproducidas en redes sociales y servicios de mensajería inmediata
por cuentas que, en la mayoría de los casos, corresponden al perfil relacionado
a los conocidos como “bots” (cuentas con años de estar registrados en la red
social, con nombres y avatares genéricos y con pocos o ningún seguidor, y cuya
únicas actividades son compartir contenidos de terceros y acosar a activistas
sociales).
La
finalidad de esto ha sido siempre la misma, minar la credibilidad del adversario
político a la voz de “difama, que algo queda”, para intentar capitalizar el artificial
“descontento social” así creado, intentando establecer un ambiente informativo
tan enrarecido como los que llevaron a Trump, Jhonson o Bolsonaro en sus
respectivos países.
En
la actual coyuntura la creación y difusión de las noticias falsas ha seguido el
mismo patrón, con el agregado de cada nueva nota falaz podría, en los hechos,
costar vidas.
Es lo mismo para las voces que “claman” por
la aplicación masiva de “Pruebas” (misma que ya ha sido estimada como inútil
por prácticamente cualquier autoridad médica nacional o internacional) y la adquisición
de “pruebas rápidas” (cuya inutilidad ya ha sido demostrada), que quienes un
día pregonan que los casos mortales son muchos más que los anunciados de manera
oficial y al otro afirman que, en realidad, la peligrosidad del virus es mucho
menor a la que la ciencia le atribuye.
No
son las únicas formas que las notas falsas toman en estos días, también han
intentado crear una falsa imagen de “caos social” con “saqueos a supermercados”
que no llegan más allá que la extracción de unos muy pocos productos en locales
geográficamente aislados, por parte de grupos minúsculos que casi siempre son
rápidamente localizados y desarticulados.
Lo
mismos se han inventado “filtraciones” sobre la salud y vida privada de quien
se ha alzado como el principal protagonista gubernamental durante la emergencia
sanitaria, el Dr. Hugo López-Gatell, que supuestas “saturaciones” hospitalarias
y hasta “curas que el gobierno no quiere comprar”.
De
entre todas éstas, la que mayor eco ha encontrado en la población ha sido la
exageración de un desabasto de insumos médicos, particularmente de equipos de
protección como mascarillas clínicas o caretas trasparentes. Desabasto real,
pero mucho menor al que se ha querido hacer creer.
En todos los casos, lejos de conseguir su
objetivo (al día de hoy y de acuerdo a las últimas encuestas, entre el 70 y
poco más del 80% de la población califica como “acertada” la forma en que el
gobierno federal ha abordado la emergencia sanitaria), las noticias falsas han provocado
ataques y discriminación al personal de salud (médicos, enfermeras,
laboratoristas y hasta trabajadores de limpieza) por “riesgo de contagio”,
compras de medicamentos empleados en el tratamiento de otras enfermedades
(porque supuestamente “curan el COVID-19”) y hasta la quema de colonias de
murciélagos endémicos de México (que no tienen ninguna relación con el virus
Sars-COV-2).
A
pesar de ello. En realidad, precisamente por ello, se seguirán creando y
propagando noticias falsas, siempre desde los mismos actores y por los mismos
medios... Porque a los “periodistas”, “intelectuales independientes”, “activistas
de verdadera izquierda” y figuras de la derecha les importa poco o nada la
salud de la población y la vida de los demás.
Para
ellos es preferible que la cantidad de muertes se multiplique y llegue a
niveles de las registradas en Estados Unidos... Porque en su psicópata visión,
cada muerte es un peldaño que les acerca a su objetivo; el regreso al poder
político.
Por
eso no se debe dejar pasar las notas falsas por una malentendida “libertad de
expresión”, sino señaladas como lo que son; parte articulada de un discurso de
odio que puede costar vidas.
Mario
Stalin Rodríguez
Etiquetas: Apuntes sobre periodismo, Opinión, virus informáticos
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