jueves, marzo 26, 2020

Siempre Mujeres 03


PRIMERAS URBES I
(Sobre la Estela Número 01 de La Venta, Tabasco, también conocida como “la diosa joven”)

Si, como ha quedado establecido, las mujeres jugaron roles como gobernantes, chamanezas y guerreras en los primeros grupos sedentarios del territorio actual de México, ¿por qué, entonces, se asume automáticamente que no continuaron con estos papeles en las primeras civilizaciones mercantilistas-imperialistas en estas tierras?
            Si bien es cierto que la mayor parte de la información que poseemos sobre estas primeras civilizaciones urbanas es, en el mejor de los casos, fragmentaria; la interpretación que se le ha dado a los restos arqueológicos dejados por éstas, muchas veces ha estado plagada por ideologías modernas o contaminada por visiones externas.
            Un buen ejemplo de ello es la cultura conocida (más por cuestiones de comodidad que por rigor histórico) como Olmeca* y,  muy particularmente, la pieza conocida como “La diosa joven”, considerada como “la única representación femenina en el arte monumental” de este pueblo.
            Dejando de lado, de momento, el que se asuma que todas las cabezas monumentales olmecas conocidas son exclusivamente masculinas, es conveniente llamar la atención sobre la historia particular de la pieza, una de las primeras encontradas durante los trabajos de excavación del sitio arqueológico de La Venta, en el actual estado de Tabasco.
            En un principio la pieza fue catalogada únicamente como “personaje importante”, pero cuando el descubrimiento de otras representaciones de cuerpo entero en ese y otros sitios arqueológico de la misma cultura, hizo evidente que la escultura no presentaba pectorales masculinos, sino senos femeninos, se asumió, automáticamente, que representaba una divinidad femeninas “asociada a la fertilidad y maternidad”.
            Ya de suyo hay un problema en asumir, automáticamente, que todas las divinidades femeninas se asocian a “la maternidad y fertilidad” (tema sobre el que volveremos en las próximas entregas de esta serie), pero éste es mayor cuando asumimos que cualquier representación femenina es “una divinidad”, en lugar de una persona real que podría haber tenido un rol importante en la sociedad olmeca.
            Ello es notorio al comparar la pieza con otras producidas por la misma cultura y la forma en que éstas se interpretan e interpretaron originalmente.

La pieza presenta a una figura antropomorfa de características notoriamente femeninas, con un tocado que le cubre por completo la parte superior del cráneo y ataviada con un faldón, que surge de las fauces de un jaguar.
            Elementos estos últimos (el tocado, el faldón y el surgir de las fauces de un animal mítico), presentes en muchas otras piezas de la misma cultura, pero con características masculinas que, “extrañamente”, no son catalogadas como “divinidades masculinas”, sino interpretadas como gobernantes o guerreros.
            El catalogar a la estela número 01 como “Diosa joven” en lugar de como una gobernante sería, entonces, mucho más una cuestión de ideología que de los elementos inherentes a la pieza en sí, ya que estos se repiten en muchas otras piezas, éstas sí catalogadas como “gobernantes o guerreros”.
            Incluso el propio rostro de la pieza, aunque notoriamente desgastado por la erosión, presenta rasgos de deformación facial comunes a otras representaciones de “gobernantes”, como lo son las cabezas colosales.
            Es decir; una reconstrucción aproximada del cómo luciría originalmente la estela número uno, presenta un tocado que le cubre la parte superior del cráneo, ojos rasgados, nariz achatada y el labio hendido, características que son comunes a todas las cabezas colosales conocidas... Rasgos que en éstas, se acepta actualmente, eran atribuciones de gobernantes.
            (El debate sobre si los gobernantes, efectivamente, se sometían a estas deformaciones faciales o sólo eran representados así, no se ha resuelto y no es posible establecer una u otra opción)
            Lo que arroja dos interrogantes importantes, la primera ¿por qué asumir que una representación femeninas es “una divinidad” si presenta rasgos que se atribuyen a gobernantes en otras piezas “masculinas”? Y, derivada de ésta, ¿por qué asumir que las cabezas colosales son “masculinas”, si en realidad no presentan ninguna característica sexual o de género?
            La respuesta a ambas preguntas es ideológica y no tiene nada qué ver con el rigor histórico ni con la investigación arqueológica seria... Contaminación ideológica que, como se verá en las próximas entregas, ha permeado en el estudio de prácticamente todas las civilizaciones precolombinas.

Mario Stalin Rodríguez
Asesor Educativo
Museo Nacional de Antropología
Referencia.
González Lauck, Rebecca (2018), Curaduría de “Golfo: mosaico ancestral”, Museo Nacional de Antropología, Diciembre 2018 – Mayo 2019.

Siempre Mujeres. Mujeres y migración” es un ciclo de charlas que se impartirán a lo largo del año en el Museo Nacional de Antropología, como parte del programa Noches de Museo del Departamento de Comunicación Educativa, de acuerdo a un calendario que será reprogramado una vez superada la actual emergencia sanitaria.

* C.f. “Continuidades rotas” (https://hutoyuyos.blogspot.com/2015/01/continuidades-rotas.html)

Etiquetas: , ,