miércoles, octubre 23, 2019

Los Falsificadores de la Democracia 07

LOS FALSOS INDIGNADOS
Paparruchas 03

El actual gobierno de México, encabezado por quien fuera la principal figura de oposición a, al menos, las tres anteriores administraciones, ha enfrentado la andanada de noticias claramente falsas desde la campaña electoral, que lo mismo intentaban ligarlo a un fallecido presidente venezolano que a la anaranjada figura que despacha despropósitos desde la Casa Blanca, pasando, por supuesto, por las tramas de una mala película de James Bond, con todo y espías rusos involucrados.
            Los orquestadores de esta campaña, claramente identificados como las más excelsas plumas al servicio de los poderes fácticos, como Enrique Krauze y su descendencia (biológica e intelectual), ante la abrumadora victoria obtenida por el actual Presidente, lejos de replantear una estrategia claramente fallida, la recrudecieron; emitiendo falsedades cada vez más y más delirantes.
            Así, a casi año y medio de la histórica votación y alrededor de 11 meses de asumida la nueva presidencia, las noticias falsas son el pan de cada día, en un espectro que va desde el pésimo fotomontaje que sobreimpusó la cara de López Obrador en la portada de uno de los libros de texto oficiales, hasta comportamientos que son desde criminalmente encubridores del narcotráfico en el mejor de los casos, hasta abiertamente cómplices de éste en el peor de los escenarios.

De acuerdo a toda la información disponible, los hechos del pasado 19 de Octubre en Culiacán, se debieron a la decisión irresponsable de o bien un grupo reducido de militares o del aparataje cercano al gobierno de Sinaloa (de extracción PRIista). En cualquiera de los dos casos, la idea no era “dar un golpe” a uno de los principales cárteles del narcotráfico con la detención de un personaje que, a pesar de ser hijo de uno de los principales capos históricos de éste, en realidad no ocupa ningún puesto de liderazgo o responsabilidad dentro del mismo.
            El objetivo del operativo era más propagandístico que eso; en contraposición a la actual política de ahorcamiento financiero y desmantelamiento de las redes de apoyo del narcotráfico, mostrar como “efectiva” una estrategia basada en la confrontación directa y “captura de cabecillas”, continuidad de las políticas emprendidas por las dos administraciones pasadas y cuyo único resultado real ha sido la atomización de los cárteles, el aumento de la violencia y un incontable número de víctimas colaterales entre la población civil.
            Todas las pruebas e información disponibles apuntan a que el Ejecutivo Federal y su gabinete de seguridad no fueron informados del operativo, sino hasta que éste salió realmente mal y las balas empezaron a llover, con los resultados ya de sobra conocidos.
            Sin embargo, no pocos medios de comunicación, ligados principalmente a los grupos de intereses económicos y políticos representados por el PRI y el PAN, mantienen una narrativa en la que la “responsabilidad” del operativo caería sobre el ocupante de Palacio Nacional, ya fuera por “diseñarlo” (lo que, como queda visto, es totalmente falso) o por no conocerlo (lo que, como también queda visto, era la intención de los operadores de éste).
            Insistiendo, por supuesto, en presentar como “fracaso” el haber detenido un enfrentamiento cuyo único resultado posible, de haber llegado “hasta las últimas consecuencias”, era un baño de sangre con una mayoría de víctimas civiles (sí, efectivamente, el mismo resultado que la política de seguridad implementada por Calderón y Peña Nieto, cuya continuidad querían “asegurar” quienes “planearon” la captura de Ovidio Guzmán).

Quienes perpetúan esta narrativa, desde opinadores profesionales hasta grupos presuntamente “antisistema”, como “Anonymus Hispano” y pasando por perfiles particulares en redes sociales, no lo hacen desde la ingenuidad; todos y cada uno de ellos saben que reproducen falsedades planeadas en una oscura oficina del PRI, del PAN o de alguna televisora.
            Porque su estrategia no incluye que sus mentiras sean creídas en el corto plazo, sino enrarecer el ambiente informativo a tal grado que cualquier noticia, incluso las verdaderas, sobre todo las verdaderas, no tengan mayor peso en el debate público.
            Este tipo de prácticas, hasta el momento contraproducentes para sus planeadores y perpetradores, tienen por objetivo reproducir en México las condiciones que llevaron a la elección de Bolsonaro en Brasil o Trump en Estados Unidos, con miras a las elecciones parlamentarias de 2021.

Mario Stalin Rodríguez

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