Los Falsificadores de la Democracia 07
LOS FALSOS INDIGNADOS
Paparruchas
03
El actual gobierno de México, encabezado
por quien fuera la principal figura de oposición a, al menos, las tres
anteriores administraciones, ha enfrentado la andanada de noticias claramente
falsas desde la campaña electoral, que lo mismo intentaban ligarlo a un
fallecido presidente venezolano que a la anaranjada figura que despacha
despropósitos desde la Casa Blanca, pasando, por supuesto, por las tramas de
una mala película de James Bond, con todo y espías rusos involucrados.
Los
orquestadores de esta campaña, claramente identificados como las más excelsas
plumas al servicio de los poderes fácticos, como Enrique Krauze y su
descendencia (biológica e intelectual), ante la abrumadora victoria obtenida
por el actual Presidente, lejos de replantear una estrategia claramente
fallida, la recrudecieron; emitiendo falsedades cada vez más y más delirantes.
Así,
a casi año y medio de la histórica votación y alrededor de 11 meses de asumida
la nueva presidencia, las noticias falsas son el pan de cada día, en un
espectro que va desde el pésimo fotomontaje que sobreimpusó la cara de López
Obrador en la portada de uno de los libros de texto oficiales, hasta
comportamientos que son desde criminalmente encubridores del narcotráfico en el
mejor de los casos, hasta abiertamente cómplices de éste en el peor de los
escenarios.
De acuerdo a toda la información
disponible, los hechos del pasado 19 de Octubre en Culiacán, se debieron a la
decisión irresponsable de o bien un grupo reducido de militares o del aparataje
cercano al gobierno de Sinaloa (de extracción PRIista). En cualquiera de los
dos casos, la idea no era “dar un golpe” a uno de los principales cárteles del
narcotráfico con la detención de un personaje que, a pesar de ser hijo de uno
de los principales capos históricos de éste, en realidad no ocupa ningún puesto
de liderazgo o responsabilidad dentro del mismo.
El
objetivo del operativo era más propagandístico que eso; en contraposición a la
actual política de ahorcamiento financiero y desmantelamiento de las redes de
apoyo del narcotráfico, mostrar como “efectiva” una estrategia basada en la
confrontación directa y “captura de cabecillas”, continuidad de las políticas
emprendidas por las dos administraciones pasadas y cuyo único resultado real ha
sido la atomización de los cárteles, el aumento de la violencia y un incontable
número de víctimas colaterales entre la población civil.
Todas
las pruebas e información disponibles apuntan a que el Ejecutivo Federal y su
gabinete de seguridad no fueron informados del operativo, sino hasta que éste
salió realmente mal y las balas empezaron a llover, con los resultados ya de
sobra conocidos.
Sin
embargo, no pocos medios de comunicación, ligados principalmente a los grupos
de intereses económicos y políticos representados por el PRI y el PAN,
mantienen una narrativa en la que la “responsabilidad” del operativo caería
sobre el ocupante de Palacio Nacional, ya fuera por “diseñarlo” (lo que, como queda
visto, es totalmente falso) o por no conocerlo (lo que, como también queda
visto, era la intención de los operadores de éste).
Insistiendo,
por supuesto, en presentar como “fracaso” el haber detenido un enfrentamiento
cuyo único resultado posible, de haber llegado “hasta las últimas
consecuencias”, era un baño de sangre con una mayoría de víctimas civiles (sí,
efectivamente, el mismo resultado que la política de seguridad implementada por
Calderón y Peña Nieto, cuya continuidad querían “asegurar” quienes “planearon”
la captura de Ovidio Guzmán).
Quienes perpetúan esta narrativa, desde
opinadores profesionales hasta grupos presuntamente “antisistema”, como
“Anonymus Hispano” y pasando por perfiles particulares en redes sociales, no lo
hacen desde la ingenuidad; todos y cada uno de ellos saben que reproducen
falsedades planeadas en una oscura oficina del PRI, del PAN o de alguna
televisora.
Porque
su estrategia no incluye que sus mentiras sean creídas en el corto plazo, sino
enrarecer el ambiente informativo a tal grado que cualquier noticia, incluso
las verdaderas, sobre todo las verdaderas, no tengan mayor peso en el debate
público.
Este
tipo de prácticas, hasta el momento contraproducentes para sus planeadores y
perpetradores, tienen por objetivo reproducir en México las condiciones que
llevaron a la elección de Bolsonaro en Brasil o Trump en Estados Unidos, con
miras a las elecciones parlamentarias de 2021.
Mario Stalin Rodríguez
Etiquetas: Apuntes sobre periodismo, El patético usurpador, Opinión
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home