LÍMITES
“El hombre es la
medida de todas las cosas, dijo el poeta.
El hombre es la
medida de todas las cosas... Pequeñas, corrigió el bufón”.
Joan
Manuel Serrat
Ante todo conviene fijar posturas; la
libertad de expresión, para serlo, sólo puede ser total y multidireccional.
Esto
es; sí alguien, cualquier alguien, tiene todo el derecho del mundo a soltar una
serie de chistes de mierda machista-homofóbica-racista-xenofóbica o etcétera...
De verdad; es su derecho.
Pero
como la libertad de expresión, para serlo, sólo puede ser total y
multidireccional; cualquier otro alguien también tiene todo el derecho del
mundo en decirle al primero que sus “chistes” son simple y llanamente mierda
machista-homofóbica-racista-xenofóbica o etcétera... Porque, al contrario de lo
que sucede con la libertad de expresión, el humor sí que tiene límites.
No se malinterprete, estos límites no los
impone un sistema de poder ni los colectivos que reivindican sus derechos y
contestan a este humor. No, los límites del humor son algo mucho más sencillo;
son los propios límites del discurso de quien lo emite.
Porque
no hay tal cosa como algo que es “sólo un chiste” o “sólo un meme”; el humor y
aquello que apropiamos y “compartimos” en redes sociales son parte del discurso
con el que nombramos el mundo... Si nuestra visión del mundo es limitada por
prejuicios, clichés y estereotipo, el discurso con el que lo explicamos también
lo será y, por ende, aquello de lo que nos reímos y “compartimos” en redes
sociales se verá sujeto a los mismos límites.
En
esta lógica y para sorpresa de nadie, quienes afirman que “el humor no debería
tener límites”, suelen ser aquellos con el humor más limitado y el discurso más
pobre y repetitivo.
Quienes
emplean “argumentos” (y las comillas son pertinente) tan pobres como “es sólo
un chiste” o “es sólo un meme”, pretenden enmascarar tras ellos el hecho de que
estos “chistes” y “memes” se inscriben en un limitado discurso
machista-homofóbico-racista-xenofóbicos y etcétera, que ellos apropian y
reproducen por medio de “chistes” y “memes”.
Así
que sí, el humor tiene límites, son los límites del discurso de quien lo
emite... Y cuando este discurso fomenta el odio y la intolerancia, así sea a
través de “chistes” y “memes”, debe ser señalado como tal y combatido, porque
el odio y la intolerancia nunca, bajo ninguna circunstancia, pueden ser
tolerados.
Mario
Stalin Rodríguez
Etiquetas: Apuntes sobre periodismo, El Nombre de la Ignominia, Opinión
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