Sextiembre 2023 - A
Pues como alguien sabrá (o no) es Septiembre y eso significa que, salvo en fechas muy específicas, por aquí (y por allá) andaré celebrando
Como en años pasados no me pondré a hacer el calendario completo (porque ya lo hice una vez y acabé como acabé), sino que semana a semana tirare del azar para ver cuál de los temas ahí enumerados abordar, sólo que ahora no recurriré a RandomPuntoOrg, sino a la tirada de dados de google y en esta ocasión el resultado fue...
Recuerda
cuando empezó a hacer esto, entonces la miraban raro, pero conforme fue pasando
el tiempo fueron acostumbrándose a ella y a lo que hacía y se volvió, poco a
poco, el pequeño secreto cómplice de quienes trabajan en los hoteles de paso a
lo largo de la calzada de Tlalpan. Incluso le hablan de ella y de lo que hace a
quienes recién empiezan a trabajar.
Reconoce
la habitación, aunque no sabe si es porque ya ha estado antes en ésta o porque
ha estado en tantas idénticas o muy similares. Recorre con la mirada la cama,
los sillones y los demás aditamentos de una habitación de este estilo en un
establecimiento de este estilo... Justo donde era de esperarse ubica a la única
persona que será su público.
Sonríe
y recibe una sonrisa de regreso.
Entra al baño para prepararse, no le
sorprende que la puerta sea de cristal y que la única parte de éste que queda
oculta al resto de la habitación sea el excusado.
Abre
el agua, se desviste y entra a la ducha para quitarse todo el día en la oficina
y la larga jornada en el transporte público. Conforme se desprende de sus ropas
de diario va dejando, junto a éstas, los pendientes de la vida de diario; la
capacitación que empieza temprano y a la que aún le faltan dos semanas, los
encuentros y desencuentros con sus compañeras de oficina, las exigencias de su
jefa... Su vida de diario queda ahí, en espera, a lado de su ropa de diario.
Entra
en la ducha, mientras se enjabona mira su entrepierna y se pregunta si debió depilarse
o, al menos, recortar un poco en la zona. Descarta la idea casi de inmediato,
le gusta el tacto del vello bajo las yemas de sus dedos.
Sale
de la ducha y ve la ropa que preparó para la ocasión... De vaquera, ¿en qué
momento se le ocurrió que era buena idea vestirse de vaquera?... Suspira para
sí y, tras la puerta de cristal, empieza a vestirse; los calzoncillos color vino
con encaje le aprietan, tal vez tomó por error unos de su hija mayor, tal vez
ha subido de peso desde la última vez que los usó, tal vez los compró algunas
tallas más pequeños por “error”.
Sonríe para sí y con un suspiro sale del baño.
Conoce estas habitaciones, ni siquiera debe
voltear para localizar el control de la luz y dejar sólo una tenue iluminación,
desde su teléfono pone la música para la ocasión que, de inmediato, empieza a
sonar en las bocinas de las paredes... Se equivoca de pista; las Pussy Riots
entonan “Kropotkin-Vodka”.
Piensa
en corregir su error, pero al alzar la cara su mirada se cruza con la de la
única persona que es su público. Sonríe y recibe una sonrisa de regreso... Empieza
a bailar.
Primero
se despoja del sombrero y empieza, coqueta, a desabrocharse la camisa a cuadros.
Se deshace de las botas que son tan incómodas para bailar y desabrocha un botón
más de la camisa.
Sigue
bailando. Se quita la falda de mezclilla y termina de desabrochar la camisa,
aunque no se la quita; sigue con ella un par de compases más. Mira coqueta
hacia la única persona que es su público, sonríe y recibe una sonrisa de
regreso; nota que empieza a excitarse.
Se
deshace de la camisa y queda en ropa interior... Sigue bailando, de vez en
cuando dirige la mirada hacia la única persona que es su público y a cada movimiento
se excita un poco más.
El
brasier le juega una mala pasada y el broche en la espalda se atora. Durante un
par de compases, sin dejar de moverse al ritmo del punk ruso, forcejea sin
ningún resultado. Dirige una sonrisa incómoda hacia la única persona que es su
público y recibe una sonrisa incómoda de regreso; su excitación crese.
Finalmente
logra quitarse el brasier sin desabrocharlo, sacándolo por la cabeza como si
fuera una camiseta... La canción casi acaba, así que a prisa se libera de los
calzoncillos color vino con encaje que le quedan chicos; queda completamente
desnuda justo cuando la música se termina.
En
silencio y completamente excitada se dirige con paso coqueto hacia la única
persona que es su público; sonríe y recibe una sonrisa de regreso... A solas en
la habitación se besa a sí misma en el espejo.
Lleva
una mano hacia sus senos y hace círculos alrededor de su pezón. Con un dedo de
la otra mano recorre las marcas que los calzoncillos color vino con encaje
dejaron sobre su piel, hasta notar el tacto del vello su yema.
Mirándose
en el espejo, como tantas otras veces en habitaciones como ésta, empieza a
hacer el amor consigo misma.
Mario Stalin Rodríguez
Etiquetas: 12 Uvas, Entrada programada, off topic, SEXTIEMBRE2023, tratado sobre la necedad
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