jueves, marzo 11, 2021

Siempre Mujeres (Apéndice I)

 ITSPAPÁLOTL

 De acuerdo a lo registrado en el códice Chimalpopoca, Itspapálotl asesinó a los cuatrocientos mixcoas (guerreros nobles de los chichimecas), antes de que el últimos de estos, invocando el espíritu de sus compañeros caídos, le asesinara e incinerará; transformándola, así, en la deidad rectora de la guerra, el sacrificio y el inframundo.

            Si bien hay una fuerte carga mítica asociada a su figura, existen indicios que permiten suponer que ésta se desprende de una gobernanta o guerrera histórica real.

 

Como queda dicho, múltiples fuentes y vestigios arqueológicos establecen la existencia de mujeres gobernantas en múltiples pueblos durante el periodo que va de la última gran migración chichimeca, pasando por la hegemonía mexica y hasta la llegada de los conquistadores europeos.

            En este contexto, en los “Anales de Cuauhtitlán” (primera parte del códice Chimalpopoca) se establece que Itspapálotl se presentaba con la cara y el cuerpo pintados “como una mujer noble de los mexicas”, lo que confirma, por una parte, la existencia de mujeres en posiciones de poder en la sociedad mexica y, por otra, asocia a éstas las figura de la diosa.

            Además de que el documento citado, si bien de elaboración ya en tiempos coloniales, es posiblemente una copia de un códice mucho más antiguo que registraba la historia y cronología de los gobernantes de Cuauhtitlán.

            En este entendido, es posible establecer que Itspapálotl fuera gobernanta de esta localidad y que, de hecho, derrotara y esclavizara a uno o varios grupos chichimecas, hasta que una rebelión la derrocara.

            Y, aún derrotada, su prestigio como guerrera provocó que los propios chichimecas mitificaran su figura, al grado de identificarla como patrona de uno de los múltiples inframundos en los que los guerreros eran recompensados tras su muerte (en alusión a las recompensas que, probablemente, recibían por parte de la gobernanta por “trabajos bien hechos” durante el periodo de esclavitud bajo su yugo).

            Además de que era la figura a la que se encomendaban para obtener la victoria en las batallas.

 

Así, aunque intencionalmente borradas de la memoria, las mujeres reclaman su lugar en la historia, lo que finalmente es también una forma de reclamar su lugar en el presente.

 

Mario Stalin Rodríguez

Asesor Educativo

Museo Nacional de Antropología

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