ARRANQUE
El 2021 arranca muy distinto al año anterior y no necesariamente en el mejor sentido de la expresión.
Lejos
del permisible optimismo que la llegada de las vacunas contra el COVID-19
permite en los países en los que la vacunación ha iniciado (lamentablemente,
pocos a lo largo de la orbe), el panorama político-social a nivel internacional
y local, parece caldo de cultivo propicio para los conflictos.
Ello
se explica, en parte, por la crispación social que se ha acumulado a través de
los larguísimos meses de la pandemia, pero limitar las causas de lo que ocurre
a ello es, en el mejor de los casos, simplista en extremo y, en el peor y más
común de los escenarios, intencionalmente falaz.
No es sólo que los simpatizantes de Trump
hayan ensayado un efímero asalto al Capitolio en la capital estadounidense,
sino los discursos de odio antimigrantes, antiderechos LGBT+, antifeministas y
abiertamente racistas que dan sustento ideológico a la masa de impresentables
que apoyan al idiota naranja.
No
es sólo que el más reciente “escándalo mediático” que la derechiza en México ha
intentado en contra del gobierno federal, se base exclusivamente en el
seguimiento de la vida personal de un funcionario público con un “periodismo”
propio de paparazzis y un “análisis político” de nivel de revista de chismes
del espectáculo, sino lo que esto augura para un año electoral y el bajísimo
nivel al que están dispuestos a llegar los partidos de oposición, ahora
agrupados en una espuria alianza que no es más que la re-edición del fatídico
“Pacto por México” del peñato.
No
es sólo que en España ciertos gobiernos locales, ligados a lo peor de la
derecha ibérica, hayan presionado para controlar la vacunación en sus
territorios y al lograrlo, acto seguido, la hayan entregado a manos privadas en
detrimento de la salubridad pública, sino que esto se vuelve parte central de
su discurso y “promesa” de las acciones que tomarán a nivel general de retomar
la Presidencia de Gobierno en el país europeo.
Y,
como estos, múltiples ejemplos han aflorado a lo largo de la orbe... Todos
protagonizados, no se dude, por los peores y más despreciables discursos del
espectro político.
El 2021 se antoja como un año en el que la
derecha intentará, a través de noticias falsas, discursos de odio e incluso por
la fuerza (como ya lo ensayó y fracasó, afortunadamente, durante el 2019-2020
en Bolivia), recuperar el poder ahí donde lo ha perdido.
Y
de la sociedad depende, entonces, no dejarse llevar por discursos de odio o la
“santa indignación” creada por “escándalos mediáticos” sin mayor profundidad
que la fotografía de un paparazzi.
Etiquetas: Apuntes sobre periodismo, El patético usurpador, Opinión, tratado sobre la necedad, virus informáticos
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