A TODAS, A TODOS

 Bienvenidas, bienvenidos...

A mi madre, que se fue una madrugada hace ya nueve años y hoy todavía caminamos con sus pasos.

         A la familia que de una forma u otra nos define y nos explica.

         A las amigas y los amigos, a quienes conocimos de una manera cercana y se adelantaron en el camino, que aún son parte nuestra.

         A quienes fueron compañeras y compañeros a nuestro cuidado y nos enseñaron sobre nuestras fortalezas y debilidades.

 

A aquellas personas con quienes compartimos camino, así fuera de forma efímera y marcaron nuestras direcciones.

         A todas y todos los que se fueron construyendo desde sus trincheras el mejor mañana y, aún sin habernos conocido, fueron y son nuestras hermanas y hermanos.

 

A las mujeres víctimas de la violencia que se enquista en nuestra sociedad y cuyos nombres se pintan en las paredes para nunca ser olvidados.

         A quienes cayeron por la violencia desatada hace años por un usurpador y que creció bajo la mirada cómplice de quienes le sucedieron y que hoy, los herederos de uno y otros, pretenden continuar para emplearla como herramienta golpista.

         Y, en este año, damos también la bienvenida a todas las personas que partieron a causa de la enfermedad que asola al mundo; que su memoria sea digna y su ausencia deje de ser botín para los carroñeros de la política.

 

Bienvenidas todas, bienvenidos todos, bienvenides todes; la mesa está servida…

 

Mario Stalin Rodríguez

Noviembre de 2020