miércoles, noviembre 11, 2020

FELICITACIONES

 

Al momento de escribir estas líneas, el futuro político de Estados Unidos aún está en entredicho.

            Si bien parece poco probable que la proyectada victoria del candidato demócrata, Joe Biden, pueda ser revertida por vías legales como pretende hacerlo el presidente Trump, lo cierto es que el republicano controla el aparataje estatal y cuenta con la simpatía de la mayoría de los jueces de la Suprema Corte, instancia que, en el peor escenario, terminaría por definir el resultado.

            De ahí, entonces, que los círculos demócratas estén más preocupados por reafirmar el triunfo que ya los medios han declarado (no así el colegio electoral, que no se instalará sino hasta el 14 de Diciembre), que en hacer una lista de quienes han acudido al besamanos público a nivel internacional o cuándo y en qué orden lo hicieron.

            Y, si poco les importa quiénes y en qué orden han acudido al besamanos público, menos les importa si quienes lo han hecho son pseudoperiodistas que necesitan de bots en redes sociales para inflar su número de lectores, candidatos derrotados en los procesos electorales de sus países o personajillos señalados por las anomalías en las que incurrieron al intentar formar un partido político o, peor aún, por sus relaciones con personas sujetas a procesos legales en el propio Estados Unidos con cargos de lavado de dinero y colusión con grupos del crimen organizado.

            Por no hablar, por supuesto, de personajes mediáticos o videoblogers ridículos cuyo “humor” resulta, cuando menos, cuestionable.

            De verdad, nada de esto le importa ni a los demócratas ni a su candidato... Porque, por mucho que le duela a los comentócratas de los medios mexicanos, el quién haya felicitado a Biden y qué tan rápido lo haya hecho, no tiene ningún peso en el proceso electoral estadounidense ni en su posible resolución en instancias legales.

 

Ese es el peso real de las felicitaciones públicas a Joe Biden en este momento; ninguno... Y, por ende, el peso real de no felicitarle hasta ahora es exactamente el mismo; ninguno.

            Por mucho que los comentócratas de los medios en México y los expertos en todo de las redes sociales intenten centrar el debate público en un asunto tan insignificante.

 

Mario Stalin Rodríguez

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