miércoles, enero 20, 2021

CARROÑEROS

Como queda dicho, el largo confinamiento social a causa de la pandemia de COVID-19 y las consecuencias económicas y sociales que ha traído consigo, además de despertar gestos solidarios encomiables, ha permitido que lo peor de la sociedad exprese todos sus discursos de odio.

            Ello ha sido evidente no sólo en expresiones tan despreciables como el agredir al personal de salud en la calle, el transporte público y hasta en sus propios domicilios, sino en la forma en que ciertos grupos del espectro político han reaccionado no sólo a las medidas de contención, sino hasta a la existencia y distribución de las primeras vacunas.

 

La derecha se alimenta de lo peor de las personas.

            De ahí que ya las medidas de contención sanitaria permitieran el surgimiento de la vocación autoritaria de no pocos gobiernos locales, que vieron en la actuación policiaca la mejor manera de asegurar el seguimiento de las medidas sanitarias, imponiendo éstas no por la convicción, sino por la coerción... Estrategia que, muy temprano durante la pandemia, cobró la vida de un civil a manos de la policía asesina de Enrique Alfaro.

            Inmunes a esta tragedia o, de hecho, alimentándose de ella y buscando repetirla, no han sido pocas las voces ligadas a la derecha, ya sean columnistas de medios de comunicación o Exsecretarios de Salud, que a lo largo de estos meses han seguido exigiendo al gobierno federal que implemente medidas coercitivas para obligar al seguimiento de las medidas sanitarias.

 

Sí, la derecha alimenta lo peor de las personas.

            Ante un escenario de pandemia mundial y cuya solución debería ser mundial, no son pocas las voces ligadas a la derecha que claman por medidas localistas y hasta claramente egoístas.

            Ante el llamado de la ONU, a través de la OMS, a que aquellos países que ya han adquirido y comprometido embarques de la vacuna de Pfizer, permitan que estos sean diferidos, a fin de garantizar que los países más pobre, que no han recibido una sola vacuna, puedan empezar su campaña de inmunización al menos entre su personal de salud de primera línea de atención, las voces de la derecha han sacado a relucir toda su xenofobia y el más patético patrioterismo, al grito de “primero lo mío”.

            Algunos de estos personajes han pretendido enmascarar una posición que saben inhumana, negando que el llamado a la solidaridad internacional existiera y alegando que la reducción en los embarques se debe sólo a la reducción de producción por parte de la farmacéutica... Y que, ante esta, la mejor estrategia sería obligar a ésta a asegurar las vacunas para el país, en lugar de procurar el acceso equitativo para otras naciones.

 

Sí, la derecha alimenta y se alimenta de lo peor de las personas.

            De ahí lo lamentable de que tan insostenibles discursos encuentren eco entre quienes en circunstancias normales no se identificarían con tan inhumanas posturas.

 

Mario Stalin Rodríguez

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