MUSEO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA 02
Un museo fuera de la Iglesia.
“Hay
ausencias que son presencias. Compañías en el camino elegido... memorias.
Hay
ausencias que son compañía y a ellas, este día, nuestras letras. A ellas,
siempre, nuestro aprecio”.
Mario Stalin Rodríguez
Ausencia en Prosa
El arribo de
Maximiliano de Amsburgo al poder en México, trajo consigo el cierre de la Universidad
Pontificia y, por tanto, el del propio Museo Nacional. Fue el
propio Duque Austriaco quien, movido por su pasión personal hacia la particular
estética de los pueblos indígenas, ordenó el traslado de la colección a un
edificio mucho más adecuado para albergarla; el antiguo Palacio de Moneda.
Al patio central de éste fueron
movidos los monolitos y a diversas salas contiguas el resto de la colección.
Formalmente, el nuevo recinto museístico fue inaugurado por Maximiliano y
Carlota el 06 de Junio de 1866.
Cabe mencionar que la pasión de
Maximiliano por el arte indígena jugó papeles contradictorios en materia de la
conservación y estudio del patrimonio histórico mexicano. Por un lado permitió
la ampliación y mejor resguardo de las joyas arqueológicas y, por otro, implicó
grandes pérdidas para el mismo.
Hacia el último periodo de su
gobierno, una expedición mandada por él a Metlatoyuca, Veracruz, dio por
resultado la pérdida de cuatro cajas de vestigios monumentales en algún punto
entre las costas del Golfo de México y la capital del país. También, ya
prácticamente derrotado, ordenó el embalaje y envío a Viena de, al menos, 191 piezas
(probablemente, en su mayoría mexicas y olmecas); la llamada “Colección
Mexicana de Maximiliano”.
Es, entonces,
hasta reinstauración de la
República que el Museo Nacional empieza a funcionar en realidad.
Auge continuado hasta los tres primeros periodos del Porfiriato (entre 1866 y
1888), tiempo en el que intelectuales, abogados e historiadores fundan, en el
seno del Museo, un grupo de estudio para escribir los Anales, cuyo primer tomo ve la luz en 1877.
Es en 1887 que se inaugura la Galería de los Monolitos
en el salón de mayores dimensiones del
palacete, colocando en ella las piezas más grandes de la colección y, en
especial, la Piedra
del Sol, recuperada dos años antes de la torre de la Catedral Metropolitana.
De acuerdo al escueto catálogo de Jesús
Galindo Y Villa, para 1895 la galería exhibía cerca 364 esculturas de todo el
país, aunque aún predominantemente mexicas.
Para 1909 el
Museo Nacional se deshace de sus colecciones de Historia Natural a fin de abrir
paso a los más recientes descubrimientos que las obras de remodelación y
renovación urbana en el primer cuadro de la capital arrojaban constantemente.
Las secciones de mineralogía, geología, paleontología, anatomía comparada y
teratología fueron movidas al Museo de Historia Natural del Chopo, construido
expresamente para albergarlas e inaugurado el 1º de Diciembre de 1913.
En tanto, el Museo Nacional ganó por
apellidos “De Arqueología, Historia
Etnografía” tras su retardada remodelación concluida en 1923. De acuerdo
al alemán Eduartd Seler, la colección del museo para las primeras décadas del
siglo XX constaba de poco más de 10,120 piezas procedentes de casi toda América
(especialmente de Perú y algunas regiones de Estado Unidos).
Hacia finales de
1940, el Presidente Lázaro Cárdenas dona el castillo de Chapultepec para la instalación del Museo Nacional de
Historia, al cual se destinan todas las piezas y documentos posteriores a la
conquista que hasta entonces resguardaba el Museo Nacional.
Esto, que un principio podría
considerarse una mutilación innecesaria de la colección, permitió a las nuevas
autoridades e investigadores replantear la forma y concepto del propio Museo, introduciendo
una nueva concepción donde lo importante no era la simple acumulación de los
objetos, sino su entendimiento y función pedagógica.
A ello deberá sumarse la
incorporación de alumnos, profesores e investigadores de la recién creada
Escuela Nacional de Antropología e Historia (fundada en 1939), lo que permitió
trabajar guiones museográficos mucho más elaborados.
Para 1950 era ya posible reconocer
el embrión de la actual organización de salas del Museo Nacional de
Antropología… No obstante, las limitaciones evidentes (sobre todo espaciales)
del palacete de la calle Moneda, limitaban severamente las posibilidades de
renovación. Limitaciones que fueron superadas hasta la primera mitad de la
década de los 60 con la planeación, construcción e inauguración del nuevo
edificio del Museo Nacional de Antropología, ocurrida entre 1963 y el 17 de
Septiembre de 1964.
Mario Stalin Rodríguez
Asesor Educativo
Comunicación Educativa
Museo Nacional de Antropología.
Texto de 2009, revisado, corregido y aprobado por el Arqueólogo Felipe Solís, en aquel entonces, Director del Museo Nacional de Antropología.
Etiquetas: Académico, Arte, tratado sobre la necedad
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