ROLES
En verdad odia quedarse hasta tarde a
calificar exámenes.
Mientras
repasa las respuestas, casi siempre erróneas o, en el mejor de los casos,
incompletas, va pensando en descansar en casa... También recuerda que, de un
tiempo para acá, la cosa no ha estado bien en el hogar.
No
es que haya problemas grandes, es sólo que la rutina se ha ido imponiendo en su
matrimonio... La monotonía ha invadido no sólo las actividades del día a día,
sobre todo ha invadido el sexo, que pareciera hacerse sólo por compromiso...
De
pronto escucha un carraspeo...
Se sorprende al verla en la tercera fila de
pupitres, enfundada en un uniforme tal vez demasiado pequeño, su cabello rubio
sostenido por dos pasadores demasiado cursis y las gafas medio caídas.
Empieza
a decir algo, pero ella le interrumpe preguntando sobre sus notas y el
resultado del examen que califica... Confundido, empieza a negar... Y ella
vuelve a interrumpirle con un gemido de queja; entonces, afirma más que preguntar,
así de mal le fue.
Extrae
algo del bolsillo de la camisa que mantiene oculto en la mano... Sonriendo empieza
a desabotonar su camisa, mostrando sus pequeños senos sin sostén... Eleva una
de sus piernas hasta el borde del asiento, las infantiles pantaletas se enrollan
en su tobillo...
Él se queda sin palabras, mientras ella se
incorpora y camina hacia el escritorio. Mientras va avanzando se va despojando
del uniforme, dejando la ropa tirada en el trayecto. Para cuando llega junto al
hombre, sólo lleva los calcetines.
Él
diría algo, pero la visión del pubis sin vello lo enmudece...
Ella
se pone en cuclillas frente a él y dice algo sobre un trabajo para conseguir
créditos extras... Le desabrocha el pantalón y deja salir el pene ya erecto.
Mientras lo lleva a su boca, abre la mano para mostrar los dos sobres de
condones que ocultaba.
Incapaz
de controlarse, él eyacula pronto... Ella deja que la semilla le bañe los
pequeños senos. Se incorpora para besarle, embarrando el saco y la camisa del
hombre con su propio semen.
La
toma de los hombros para apartarla y la tumba sobre el escritorio... Todas sus
preguntas se han perdido en la niebla del deseo. Se desnuda y coloca un condón,
mientras ella lo observa risueña, sin decir ni una palabra.
La penetra de píe con los pantalones en los
tobillos.
Desde
el filo del escritorio, ella mueve sus caderas y lleva sus píes a los hombros
de él. Entre gemidos y risas contenidas, dice algo sobre merecer, al menos, un
nueve.
Cuando
siente que él está punto de llegar al clímax, se mueve para obligarle a
salir... Con las manos le quita el condón y lo presiona entre sus muslos,
moviéndolos, provocando que eyacule sobre su abdomen.
Se
incorpora y, con más sugerencia que fuerza, lo empuja hacia la silla acolchonada.
Abre el segundo sobre y, antes de que el pene pierda su erección, se lo coloca
y se monta sobre él.
El
besa sus senos, probando el sabor de su propia semilla. Lleva sus manos hasta
los glúteos de ella, los presiona y, con sus dedos, busca el ano… Ella, entre
besos, le pide que no. Él obedece y lleva sus manos a la cintura de ella.
Llegan
juntos al clímax, él eyacula en el condón dentro de ella... Sí, dice ella; esto
bien vale un nueve cinco.
Desnudo, con los pantalones en los
tobillos, exhausto, sentado ante su escritorio y con los exámenes que había
estado calificado revueltos sobre éste o tirados en el suelo junto a los
condones usados, la ve salir del salón desnuda; el uniforme que vestía aún se
encuentra entre los pupitres.
De
un casillero del pasillo, ella saca una muda de ropa interior recatada, una
camisa de vestir y un traje sastre que le da un aire estricto. Mientras se
retira los pasadores del cabello y se lo acomoda.
Mientras
entra en su despacho de directora de la escuela, sonríe...
Mario
Stalin Rodríguez
Etiquetas: Cosas que suceden, Entrada programada, off topic
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