domingo, abril 23, 2017

PRINCIPIO DE ENCUENTRO

Que bello cuando me haces así
y besas cada parte de mi.
Que bellos son”...
Sonora Margarita
Que Bello

Va bajando lentamente, besando el pecho, el abdomen, el nacimiento del miembro... Y será que aún hay algo que no acaba de cambiar, pero se detiene.
            Mira el miembro erecto y sonríe... Vuelve a besar el abdomen y el pecho... Será que lo vio en alguna película o será que suena una canción en su mente. Utiliza sus manos para presionar el miembro entre sus senos y empieza a jugar con él.
            Siente las manos, primero renuentes y cada vez más seguras, jugar entre su cabello y, con más sugerencia que fuerza, levantarle hasta que sus labios se encuentran...

Sobra decir que ambos se encuentran sorprendidos por la situación.
            Son jóvenes, bastante jóvenes, por cuestiones legales; digamos que recién por arriba de los 18... Nunca fueron de los más populares, ni en la escuela ni en ningún otro ambiente; no destacaban en los deportes, en lo académico, ni en las cuestiones sociales.
            Tampoco eran de los rechazados; no se sentían desplazados ni discriminados... Eran, simplemente, dos jóvenes ubicados en la cómoda medianía social...

Toma el miembro entre sus manos.
            Se siente cálido y palpitante... Se miran y se incorpora.
            Mientras se besan, las manos van bajando por su espalda y hasta sus glúteos. Los presionan y juegan con ellos... De pronto siente como un dedo húmedo entra… Frunce el seño por la sorpresa y, entre besos, sonríe.

Será tal vez que ninguno de los dos se sentía cómodo en aquella reunión.
            Era, digamos, el fin de curso o algo similar. El resto de los asistentes se encontraban o bien demasiado alcoholizados o bien demasiado drogados para prestarles atención. Algunas parejas de todo tipo habían tomado por asalto la mayoría de los cuartos de la casa de padres ausentes.
            Ellos habían estado platicando y compartiendo tragos, no demasiados; ni siquiera se sentían mareados aún... Para seguir platicando, terminaron sentados en, probablemente, el cuarto paterno; detrás de aquella puerta que el anfitrión había pedido, enfáticamente, que ninguno de los asistentes cruzara.
            Platicaban de sus cosas, de sus parejas, de mujeres que consideraban guapas, de hombres que destacaban en el grupo y etcétera...
            No sabría decir quién tomó la iniciativa, de pronto sus labios se encontraron sobre los labios masculinos y empezaron a despojarse de la ropa... Y las manos de él empezaron a jugar bajo su pantalón, sacando su miembro y llevándolo, él sí, a su boca.

Se incorpora, le da la espalda y empieza, lentamente a sentarse sobre el miembro erecto... El dolor se mezcla con el placer... Entre destellos, mira para abajo y mientras ve su propio miembro erecto y una mano ajena sujetándolo; sonríe.
 (Sí, bueno, normalmente la imagen encabeza le texto, pero por cuestiones obvias, me parecía que colocarla ahí arruinaría un poco la idea del propio texto)
Mario Stalin Rodríguez

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