Indignos e Indignadas
AUTOCRÍTICA
No soy mucho de repartir o lucir
credenciales, supongo que las ideas y acciones colocan a cada quién en su justo
sitio. Será por eso que, en general, no me preocupa demasiado si, en tanto
varón heterosexual, pueda o no ser feminista
o simplemente considerado como aliado
(perdóneseme el uso de la cursivas).
No
se me malinterprete; no hay aquí un baño de pureza hipócrita. Por supuesto hubo
un tiempo en que la artificial discusión me parecía trascendente... Como lo
hubo en el que suscribí, creía yo, con argumentos, la imbecilada de “ni
machismo ni feminismo, igualitarismo”... Es decir, en su momento y porque todos
hemos sido idiotas en alguna circunstancia, habría sido capaz de llamara “feminazis”
a ciertos colectivos, si en aquel entonces el término hubiera estado tan de
moda entre los idiotas como ahora.
Sí,
hace tiempo fui un imbécil machista... Aunque, seguramente, jamás habría usado
esa palabra para describirme; al igual que muchos habría preferido “igualitarista”
o “humanista”...
Y
sí, en aquel entonces como ahora, sabía que en este contexto ambos términos
significan lo mismo; machista... Pero no lo habría admitido, porque era un
idiota.
No, no sé el cómo llamarme ahora, el
hacerlo se lo dejo a quienes reparten carnets y etiquetas. Me conformo con ser
consciente de que fui un idiota e intentar dejar de serlo... Finalmente, es
sólo nuestra capacidad de autocrítica y autodeconstrucción lo que nos permite construirnos
y reconstruirnos como actores sociales.
Y
de autocrítica y autorreconstrucciones se trata todo esto.
El
primer paso es, por supuesto, darse cuenta de que uno ha sido o está siendo un
idiota... Y acercarse a todo aquello que nos permita dejar de serlo.
Supongo
y perdóneseme el banal símil, que es un poco como aprender matemáticas o
cualquier otro conocimiento útil en la vida... Si descubres que eres malo para
el cálculo, el álgebra y la aritmética, tienes dos opciones; alejarte de todo
ello y tratar de justificar que, en realidad, nada de esto es importante para
el día a día... O bien estudiar hasta que aprendes las reglas de funcionamiento
de todo ello y descubres como mejoran la forma en que te enfrentas al mundo.
Algo
así fue mi acercamiento a los feminismos...
Por supuesto no se trató de una súbita
inspiración celestial.
Fue,
más bien, que descubrí lo que el machismo descarado y actitudes como mi, en
aquel entonces, machismo enmascarado, le hacían a mujeres cercanas... Y me vi
obligado a replantearme.
Y
lo primero que uno descubre al acercarse al feminismo es que no hay un único
feminismo ni, por supuesto, una única forma de entenderlo... Hay feminismos,
muchos, cada uno construyéndose, criticándose y reconstruyéndose desde el
interior y en su relación con otros feminismos...
Y,
conforme uno va dejando de ser idiota, va descubriendo el cómo insertarse en
todo este complejo panorama y cuál puede ser su papel en ello... Y no, por
supuesto, éste último no puede ser el explicarle a los feminismos el cómo
deberían ser.
No
se trata, claro, de que los varones deban quedar fuera del debate interno de
los feminismos, o que no puedan tener una opinión (ni expresarla) sobre las
formas y prácticas de estos... Es sólo el entender que los varones no somos el
objeto de los feminismos y que, por ende, no podemos (ni debemos) buscar
protagonizar ni la lucha ni el análisis de estos movimientos.
Conforme
uno va dejando de ser idiota, va dándose cuenta de que el papel de los varones heterosexuales
en los feminismos es, básicamente, el hacer la autocrítica y darse cuenta de
qué tan idiotas han sido y pueden seguir siendo.
Sí,
porque conforme uno va dejando de ser idiota, debería ser capaz de darse cuenta
de cuáles de sus prácticas cotidianas son formas de seguir siendo idiota, así
sea inconscientemente...
Y
señalar, por supuesto, cuando alguien más está siendo un idiota...
Mario Stalin Rodríguez
Este texto surge de un "intercambio" que he mantenido más allá de lo sano en el librocara. "Intercambio" que se ha caracterizado, principalmente, por la necia sordera de mi "interlocutor" a todo aquello que contradiga desde la realidad sus prejuicios... Y, dado que los "argumentos" que él ha enarbolado son muy similares a algunos de los que yo podría haber usado cuando era un idiota y puesto que una de sus reiteradas "peticiones" tiene que ver con "autocríticas desde el feminismo"...
Pues eso, por ser estas fechas tan cercanas a cierta fecha, ensayo este acercamiento a mi autobiografía no autorizada...
Etiquetas: Opinión, tratado sobre la necedad
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home