miércoles, noviembre 30, 2022

Los Falsificadores de la Democracia 30

 PARCIALIDADES

 El asunto con la derecha y los medios que les sirven de voceros a través de sus comentócratas, es que llevan años acostumbrados a un análisis infantil de la realidad: absolutamente básico y, obviamente, erróneo.

            De ahí que a cuatro años aún sean incapaces de entender siquiera una mínima parte de la multitud de factores que desembocaron en el triunfo de López Obrador en las elecciones presidenciales, reduciendo todo a un asunto de “carisma personal” (“El Mesías Tropical” –SIC-), que algún papel jugó, pero no uno tan determinante como dicen.

            En esta “lógica” se inscribe también la absoluta idiotez de predecir un “alejamiento” de los gobiernos mexicano y estadounidense “porque AMLO no felicitó a Biden a tiempo por su triunfo” y los ridículos que en adelante han hecho, apostando por el mismo “alejamiento” en cada oportunidad… Y en cada oportunidad se han equivocado.

            El mismo infantilismo permea, por supuesto, en su estúpido “análisis” del conflicto en Europa Occidental, reduciendo todo a un asunto de “héroes” (el comediante ucraniano) y “villanos” (el impresentable de Putin).

            E infantil es también, por supuesto, creer que la onanista consigna de “Elineno Se Toca” les retribuirá en algún tipo de dividendo electoral de cara a las elecciones estatales de 2023 y federal de 2024… Aunque estrategias similares sólo desembocaron en fracasos en los proceso de 2021 (perdiendo 11 de 15 gubernaturas en juego y no pudiendo arrebatarle la mayoría legislativa al obradorismo) y 2022 (perdiendo 4 de seis estados en juego), incluso con el árbitro jugando a su favor.

 

Porque, si bien en los medios la “defensa” del INE se refleja en un análisis terriblemente pueril e idiota por parte de la fachiza, la opinocracía y las granjitas de bots en redes sociales, las razones reales de Claudio X. González y su “alianza opositora” para que las reglas del juego electoral no cambien, son bastante distintas.

            Al final, saben que los números no les son favorables y que nada en el horizonte político augura que esto vaya a cambiar, por lo tanto su única opción, no ya para regresar a los salones del poder, sino para mantener algún tipo de relevancia, es que el árbitro siga jugando a su favor.

            Al contrario de lo que su infantil discurso público sostiene, la endeble democracia mexicana no se debe a la autoridad electoral, sino que se ha consolidado a pesar de ésta y, casi siempre, nadando a contracorriente de ella.

            La forma actual del INE no es más que continuación (sin ruptura alguna) de la misma autoridad electoral que permitió el financiamiento ilegal de “Amigos de Fox” en el 2000, el fraude que desembocó en el sangriento espuriato de Calderón y la compra de votos durante la campaña de Peña Nieto.

            El que en 2018 no pudieran concretar la entrega del poder a Ricardo Anaya, mediante un fraude concertado con el PRI, PAN y PRD, se debió sólo a la masiva participación popular que convirtió a López Obrador en el presidente más votado de la historia del país.

            Y lo mismo ocurrió en los comicios del 2021 y 2022, en los que el árbitro intentó por todos los medios que les candidates morenistas no llegaran a aparecer siquiera en las boletas electorales, llegando incluso a cambiar las reglas del juego a media contienda de 2021, para garantizarle a la “oposición” una sobrerrepresentación artificial a través de legisladores plurinominales (y ni así lograron la mayoría legislativa a la que aspiraban).

            En ambos casos, la participación popular rebasó sus expectativas y, por ende, los mecanismos del fraude que habían acordado con la autoridad electoral (aunque en 2021 sí les fue suficiente para regalar curules y alcaldías a impresentables como Margarita Zavala, Gabriel Quadri, Sandra Cuevas y etcétera… Si bien para ello contaron con la complicidad irresponsable de una “vanguardia progresista” que también lleva años sin entender un carajo).

            Y es justamente esta participación popular a la que le tienen miedo, no a la figura del tabasqueño, no a las acciones y proyectos de gobierno que éste pueda implementar, sino a la participación política de clases populares a las que no pueden controlar ni entender.

            De ahí que en su muy infantil análisis permeen contantemente todo el racismo y clasismo de los que son capaces, porque es eso a lo que le tienen miedo y lo que les ha derrotado; la participación política de clases populares.

 

Mario Stalin Rodríguez

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