jueves, octubre 20, 2022

Los Falsificadores de la Democracia 29


 AVES AMAESTRADAS

 La derecha en México y los medios que les son serviles son, sencillamente, incapaces de mantener el mínimo contacto con la realidad y cambiar de estrategias, aún si éstas ya han fracasado múltiples veces.

            De ahí que, ante el fracaso de la alianza Va Por México, Claudio X. González haya tenido la original idea de formar otra alianza con exactamente los mismos actores (menos el PRI, claro, pero ya le están rogando para que regrese) y que, ante el fracaso de los libros de supuestes especialistes plagados de “grandes revelaciones” (como los firmados por la odontóloga por Harvard) que resultan ser simples mentiras, hayan tenido la original idea de sacar otro libro plagado de “grandes revelaciones” que han resultado ser simples mentiras (pero ahora con prólogo de Anabel Hernández).

            Es en esta lógica que debe entenderse que, ante el fracaso de los múltiples montajes con noticias falsas que han intentado, se da la “inesperada” irrupción de les “hakers” del grupo Guacamaya.

 

Dejando de lado que, en sus propias palabras, sean “activistas contra el Norte hegemónico” que, extrañamente, fijaron como objetivo sólo a gobiernos que se han distanciado de organismos como la OEA y, en general, de los designios del “Norte hegemónico” (Chile, Colombia, México y etcétera), el propio “hakeo” resulta, cuando menos, extraño.

            En cualquier ambiente político mínimamente sano, la oferta de “6 Teras” de información confidencial levantaría más de una ceja en los medios de comunicación a quienes se les ofreciera, sobre todo por cuestiones tan básicas como ¿quién lo ofrece? ¿Desde dónde lo ofrece? Y ¿a qué intereses sirve?

            La siguiente pregunta debería ser ¿qué tan reales son esos “6 Teras”? Porque en palabras de les propios miembres del grupo, de sus otros objetivos obtuvieron a lo mucho algunos megas.

            Pero no, ninguna de esas preguntas pareciera haber pasado por la mente de quienes deciden en los medios que han tenido acceso a “los millones de correos filtrados”, sino que parecieran enfocarse en una ridícula carrera por ver quien publica primero el “escándalo” más absurdo.

            Porque a eso se ha reducido todo este asunto, a escándalos absurdos montados sobre “reportes” que empiezan con un “según se difundió en redes sociales-medios” y terminan con un “no se encontró nada que de sustento a esto”, o bien “informes confidenciales” sobre información notoriamente pública y “seguimientos secretos” a actividades públicas de figuras públicas... Todo ello aderezado con titulares exagerados, amarillistas o directamente falsos.

            Lo que ha provocado absolutamente nada; ni la aprobación de López Obrador ha bajado, ni las tendencias electorales para 2023 y 24 han cambiado, ni la alianza opositora ha cosechado algún triunfo... Tanto más, con el distanciamiento del PRI, incluso han perdido su única carta “ganadora”, que era la de ser un lastre legislativo.

            Pero aún insisten y, en un claro ejemplo de huida hacia adelante, exageran aún más la nota inventándose un supuesto “espionaje” ante figuras tan trascendentes como Ricardo Raphael. Versión que han sustentado en un “análisis forense” de especialistas de Citizen Labs, al grado que el propio laboratorio canadiense ha tenido que salir a decir que su análisis no demuestra nada de lo que los medios han dicho.

            También argumentan que, aún si el análisis forense no demuestra lo que dicen, el hecho es que el programa espía usado sólo se vende a gobiernos, porque así lo dice la empresa israelí que lo produce... Aunque es sabido que en tiempos del peñato los cárteles del crimen organizado, grupos de hakers de extorsión y hasta empresas de redes sociales como twitter y Facebook, tuvieron acceso a este mismo programa y la información que produce.

            Pero entre “los millones de correos filtrados” se encontró un contrato con una empresa que puede relacionarse tangencialmente a no más de siete grados de separación con quienes produce el programa espía (y hasta con Kevin Speicy y el asesino de Lincon, porque de eso se trata el juego de “siete grados de separación”) por un servicio de “seguimiento remoto de información” (que suena impresionante, pero no tiene nada qué ver con malas películas de James Bond, sino con cosas tan sencillas como análisis de movilidad de dispositivos electrónicos, que se aplica no a dispositivos particulares, sino a redes de conexión).

            Y, siguiendo con su sostenello y no enmendallo, han intentado incluso involucrar al embajador estadounidense Ken Salazar en el asunto (porque en su visión, la opinión del embajador estadounidense es determinante para todo aspecto de la vida política mexicana), aduciendo la existencia, entre los “millones de correos filtrados”, de un “reporte confidencial” de seguimiento de sus actividades públicas.

            Sobra decir que, cuando intentaron obtener alguna reacción por parte del embajador Salazar “no obtuvieron ninguna declaración” (eufemismo para decir que la oficina de prensa de la representación diplomática, se rio de sus preguntas en sus caras).

            Vamos, que la cosa ha salido tan les ha salido cómo les ha salido, que incluso su primer difusor, Carlos Loret de Mola, famoso por producir y participar de montajes varios y llevarlos hasta sus límites más ridículos, ha tenido que desvincularse de las guacamayas para irse de “corresponsal de guerra”.

 

Y así, cada día nuevas “revelaciones” de los “millones de correos filtrados” con titulares exagerados, amarillista o directamente falsos, que sólo son “escándalos” entre las granjitas de bots y la opinocracia de los medios serviles a la derecha.

 

Mario Stalin Rodríguez

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