Los Falsificadores de la Democracia 28
INMUNDICIAS
(Sobre la
representación de Tlazolteotl en el Códice Borgia. Tlazonteotl, en la mitología
mexica, tenía entre sus atributos la función de devorar las inmundicias, a fin
de purificarlas y nutrir al mundo –en una metáfora mítica del cómo los
deshechos y excrementos podrían ser usados para hacer abono que nutriera los
campos de cultivo-, pero ni esta deidad podría sacar algún provecho del “periodismo”
de Peniley Ramírez)
El descrédito que han acumulado les actores
mediátiques cercanes a la derecha, como Loret de Mola o Héctor Demauleón, ha
llevado a que ese lado de espectro político se busque nueves “voceres” con
alguna credibilidad aún disponible, misma que, como el caso de Aristegui Noticias
y Proceso, han agotado rápidamente hasta quedar en el mismo nivel que el
Reforma, el Universal y Latinus.
De
ahí que, de cuando en cuando, la derecha deba echar mano de “periodistas
independientes y socialmente comprometides” para impulsar su agenda mediática.
Es aquí cuando entran en escena “organizaciones” como Artículo 19 (que,
recordemos, se opuso a la “Ley Olimpia” porque “impedir que se publicaran notas
sobre packs filtrados de gente famosa
era un atentado a la libertad de expresión” y declarado que investigar el
oscurantísimo financiamiento detrás de Latinus es, también, “un atentado a la
libertad de expresión”, entre otras varias linduras) y, principalmente, figuras
como Peniley Ramírez.
No
es sólo que el “periodismo” que ésta ejerce se funde principalmente de “versiones”
y “declaraciones” off topic nunca comprobables (cosa que sucede con la mayoría
del periodismo de mierda cercano a la derecha), sino que lo suyo raya
directamente en una criminal falta de la mínima ética profesional.
Esto
ya era evidente desde el momento en que sus trabajos se publicaban a través de los
espacios de Jorge Ramos en Univisión y las páginas del Reforma en México, pero
se descaró completamente con el asunto de las vacunas Cansino de China.
La
comunicadora fue la voz visible de una campaña mediática encaminada a provocar
rechazo entre el personal de salud y educativo a la vacuna de origen chino,
aduciendo una supuesta “baja efectividad” sustentada en mentiras descaradas y
una intencionada malinterpretación de los datos publicados sobre el
medicamento, lo cual quedó demostrado cuando, tras el desmentido de su “reportaje”
inicial, hizo un desesperado llamado en redes sociales a que médiques,
inmunólogues o epidemiólogues le respaldaran en sus conclusiones (porque hasta
entonces se le ocurrió que era buena idea consultar especialistas), llamado que
tuvo por única respuesta el apoyo de cierta odontóloga por Harvard (dedicada,
también, a propagar mentiras sobre la pandemia).
Tras
aquel tristísimo papel (que acabó en el ridículo), la periodista guardó cierto
bajo nivel hasta tiempos recientes, en que fue empleada por algunos grupos de interés
para dinamitar el trabajo que la Comisión de la Verdad para el caso Ayotzinapa
ha llevado a cabo.
La
publicación de una “filtración” de un expediente que de por sí era público,
centrándose en los detalles más morbosos y crueles, no tenía ningún interés periodístico
ni mucho menos algún valor informativo, sino que permitió revictimizar a los
desaparecidos y agredir a sus familias, todo ello con el único propósito de que
la defensa de señalados, como Murillo Karam y Tomás Zerón, pudiera aducir la “filtración”
como “falla procesal”.
Porque
ese era el objetivo de su “reportaje”; garantizar impunidades.
Mario
Stalin Rodríguez
Etiquetas: Apuntes sobre periodismo, Opinión, tratado sobre la necedad, virus informáticos
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