jueves, septiembre 29, 2022

Los Falsificadores de la Democracia 28

 INMUNDICIAS

(Sobre la representación de Tlazolteotl en el Códice Borgia. Tlazonteotl, en la mitología mexica, tenía entre sus atributos la función de devorar las inmundicias, a fin de purificarlas y nutrir al mundo –en una metáfora mítica del cómo los deshechos y excrementos podrían ser usados para hacer abono que nutriera los campos de cultivo-, pero ni esta deidad podría sacar algún provecho del “periodismo” de Peniley Ramírez)

 

El descrédito que han acumulado les actores mediátiques cercanes a la derecha, como Loret de Mola o Héctor Demauleón, ha llevado a que ese lado de espectro político se busque nueves “voceres” con alguna credibilidad aún disponible, misma que, como el caso de Aristegui Noticias y Proceso, han agotado rápidamente hasta quedar en el mismo nivel que el Reforma, el Universal y Latinus.

            De ahí que, de cuando en cuando, la derecha deba echar mano de “periodistas independientes y socialmente comprometides” para impulsar su agenda mediática. Es aquí cuando entran en escena “organizaciones” como Artículo 19 (que, recordemos, se opuso a la “Ley Olimpia” porque “impedir que se publicaran notas sobre packs filtrados de gente famosa era un atentado a la libertad de expresión” y declarado que investigar el oscurantísimo financiamiento detrás de Latinus es, también, “un atentado a la libertad de expresión”, entre otras varias linduras) y, principalmente, figuras como Peniley Ramírez.

            No es sólo que el “periodismo” que ésta ejerce se funde principalmente de “versiones” y “declaraciones” off topic nunca comprobables (cosa que sucede con la mayoría del periodismo de mierda cercano a la derecha), sino que lo suyo raya directamente en una criminal falta de la mínima ética profesional.

            Esto ya era evidente desde el momento en que sus trabajos se publicaban a través de los espacios de Jorge Ramos en Univisión y las páginas del Reforma en México, pero se descaró completamente con el asunto de las vacunas Cansino de China.

            La comunicadora fue la voz visible de una campaña mediática encaminada a provocar rechazo entre el personal de salud y educativo a la vacuna de origen chino, aduciendo una supuesta “baja efectividad” sustentada en mentiras descaradas y una intencionada malinterpretación de los datos publicados sobre el medicamento, lo cual quedó demostrado cuando, tras el desmentido de su “reportaje” inicial, hizo un desesperado llamado en redes sociales a que médiques, inmunólogues o epidemiólogues le respaldaran en sus conclusiones (porque hasta entonces se le ocurrió que era buena idea consultar especialistas), llamado que tuvo por única respuesta el apoyo de cierta odontóloga por Harvard (dedicada, también, a propagar mentiras sobre la pandemia).

            Tras aquel tristísimo papel (que acabó en el ridículo), la periodista guardó cierto bajo nivel hasta tiempos recientes, en que fue empleada por algunos grupos de interés para dinamitar el trabajo que la Comisión de la Verdad para el caso Ayotzinapa ha llevado a cabo.

            La publicación de una “filtración” de un expediente que de por sí era público, centrándose en los detalles más morbosos y crueles, no tenía ningún interés periodístico ni mucho menos algún valor informativo, sino que permitió revictimizar a los desaparecidos y agredir a sus familias, todo ello con el único propósito de que la defensa de señalados, como Murillo Karam y Tomás Zerón, pudiera aducir la “filtración” como “falla procesal”.

            Porque ese era el objetivo de su “reportaje”; garantizar impunidades.

 

Mario Stalin Rodríguez

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