Los Falsificadores de la Democracia 26

 
CAÍDA LIBRE

Entender el papel que ciertos medios han jugado en el ambiente político mexicano, es importante para el análisis de los posibles escenarios de cara a los procesos electorales por venir.

            No se trata de medios cuyo papel es más que obvio y previsible, como el Universal, el Reforma o Latinus; que son y han sido históricamente propagandistas de ciertos grupos de interés, a quienes sirven y en cuyo nombre es que difunden sistemáticamente noticias falsas y discursos falaces a través de sus secciones de “opinión”.

            Es necesario, sobre todo, entender el cómo medios que históricamente eran considerados confiables, se han transformado en voceros de los mismos grupos de interés, difundiendo las mismas noticias falsas y discursos falaces que los arriba anotados. Hablamos, por supuesto, de medios como Proceso o Aristegui Noticias.

 

Obviamente no es posible establecer un momento preciso en el que estos medios inician su caída, pero sí uno en el que ésta se hizo evidente y, probablemente, irreversible.

            En el caso de Proceso, su caída se había venido anunciando incluso desde antes de las elecciones de 2018, cuando abrió sus páginas a figuras falsamente “críticas” como Javier Sicilia, pero su manifestación real es la salida de personas como Álvaro Delgado, Fabricio Mejia y el caricaturista Rocha, más cercanas al proyecto original de Scherer que a la visión pro-empresarial de la actual administración del semanario, encabezada por Jorge Carrasco (que anteriormente fuera pluma mercenaria en el Reforma y el Economista).

            Con Aristegui Noticias el camino fue distinto, aunque también es marcado por el abrir sus foros a voces falsamente independientes, como Denisse Dresser o Sergio Aguayo, cuyos discursos abiertamente plegados a la derecha son tan débiles que debieron ser “protegidos” por la titular del medio, moviendo sus “mesas de análisis” para no enfrentarles a las críticas de personas como Lorenzo Meyer.

            Si bien todo esto podría interpretarse como un ejercicio de “pluralidad” mal entendida, la caída de Aristegui se hace evidente tras la publicación de un “reportaje independiente” (que después se demostraría no serlo tanto) que “infería” (eufemismo para “se inventaba sin ningún fundamento”) una relación entre el programa Sembrando Vidas y la fábrica de chocolates propiedad de uno de los hijos de López Obrador.

            Aquello era tan abiertamente estúpido, que la propia Carmen Aristegui debió reconocer que nada de lo ahí presentado tenía sustento alguno. Sin embargo el camino al abismo ya estaba tomado, de ahí que a partir de entonces el noticiero matutino de la periodista se haya tornado en foro abierto para difundir los productos de la fábrica de montajes de Claudio X. González, Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad.

            También de ahí que una de las nuevas voces destacadas de Aristegui Noticias sea Rubén Núñez Albarran, autoproclamado “periodista independiente” que cobra un sueldo nada despreciable como asesor del INE.

 

Como queda dicho, el entender cómo estos medios perdieron su independencia para volverse meros voceros de los montajes y mentiras de la derecha, es necesario para comprender la forma en que estos grupos de interés se infiltran y pretenden pervertir otros medios aún verdaderamente independientes, de cara a los procesos electorales del próximo año y del 2024 en especial.

            La advertencia no es gratuita, ya que el mismo Núñez Albarran regurgita sus “análisis independientes” no sólo en los foros de Aristegui Noticias, sino desde Píe de Página (que a pesar de éste, sigue siendo uno de los mejores ejercicios de periodismo que hay en México) y Julio Astillero le abre espacios (restringidos y aún críticos, pero espacios) a los montajes periodísticos de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad.

            Por eso es necesario señalar cada que “medios independientes” se transforman en propagandistas de la derecha, para que sus mentiras no encuentren nuevos foros y contaminen más y más la discusión pública.

 

Mario Stalin Rodríguez