ENMASCARADO
Mira la máscara, la que tiene colgada justo al lado del al computadora de escritorio que ya casi nunca enciende.
La
verdad es que alguna vez intentó leer la obra original, incluso se compró un
tomo carísimo que la contenía junto a algunos extras; no la entendió... Mucho
tiempo antes había visto la película y se sintió decepcionado cuando el
protagonista moría; aún hoy tiene la esperanza de que la casa productora saque
una segunda parte o, mejor aún, un “remake” más oscuro que arreglé todos los
yerros evidentes de la primera.
Mira la máscara.
Le
costó tanto encontrarla a un precio accesible… Primero tuvo que conformarse con
un pañuelo de tela que sólo tenía impresa la parte baja de ésta, lo recuerda.
Después
consiguió una de plástico delgado y barato.
Poco
después logró hacerse de una hecha de resina dura y durante un tiempo fue su
posesión más estimada; hasta que encontró una oferta de una “original” usada que
se remataba en un sitio de internet.
Mira la máscara.
Nunca
lo tomaron muy en serio. Intentó sumarse a algunos colectivos estudiantiles en
su juventud, pero sus compañeros se reían de él a sus espaldas (o muy en su
cara) cuando intentaba exponer sus ideas sobre “los poderes en las sombras”...
Por eso terminó sumándose a grupos de choques en los que tampoco lo tomaban en
serio, pero al menos le pagaban para “reventar” las manifestaciones de los
colectivos a los que había intentado sumarse y que nunca le tomaban en serio.
No,
ni siquiera académicamente lo tomaban en serio, por eso tuvo que abandonar su
sueño de ser ingeniero computacional y terminó cursando una mera capacitación
en “reparación de computadoras” en una escuela tan seria que ya ni siquiera
existe.
Ni
siquiera en aquellos viejos foros de internet donde casi todos pensaban igual
que él lo tomaban en serio... Hasta que se puso la máscara.
Mira la máscara.
Al
principio sólo fue una forma de apoyar un movimiento que no acababa de
entender, pero que parecía sacado de aquella película de la que, ojalá, se haga
una segunda parte o un “remake” más oscuro... Y pronto descubrió que usando ese
nombre y con la imagen de la máscara, en los foros empezaban a tomarlo un poco
en serio cuando hablaba sobre “los poderes en las sombras” y el cómo
“manipulaban a los movimientos sociales”.
Después
llegaron las redes sociales y sus seguidores se multiplicaron, es cierto, la
inmensa mayoría de estos eran cuentas bastante dudosas... Pero le apoyaban y
replicaban sus publicaciones sin cuestionarle nunca de dónde sacaba la
“información” que en la mayoría de los casos simplemente se inventaba (porque
para qué sustentar lo que era evidente).
Después
llegó su empleo...
Mira la máscara.
Desbloquea
su celular y abre su correo, como siempre ahí está el listado de notas
periodísticas que debe compartir y las indicaciones sobre cómo y en qué sentido
debe abordar los temas del momento. También, por supuesto, las instrucciones
sobre cuántos “likes” o veces compartidas debe alcanzar para recibir su paga
del día.
No
importa, para eso tiene las cuentas “alternativas” que le proporcionaron sus
jefes y las que él mismo se ha ido creando a lo largo del tiempo.
Mira
la máscara... No es un mal empleo, se dice, le evita tener que pensar demasiado
en las notas que comparte o tener que buscarlas por su cuenta; sólo debe
repetir lo que le dicen, cambiando algunas palabras para no ser tan evidente...
Y eso le permite insertar, de vez en cuando, alguna publicación sobre los temas
que realmente le interesan; como “los poderes en las sombras que manipulan los
movimientos sociales”.
Y
si acaso, ni así llegara a cubrir su cuota de publicaciones o “likes” e
interacciones, siempre puede recurrir a publicar “memes” y a autorreplicarse a
través de las cuentas “alternativas” que le proporcionaron sus jefes y las que
él mismo ha ido creándose con el tiempo.
A
veces se preocupa un poco cuando ve que, cada día más, sus interacciones se
limitan más y más a sus propias cuentas “alternativas” y otras que parecerían
ser lo mismo, en manos de otras personas, pero bajo el mando de la misma gente
que él.
Pero
entonces mira la máscara y se dice que ahora, por fin, le están tomando en
serio.
Mario
Stalin Rodríguez
Etiquetas: Apuntes sobre periodismo, virus informáticos
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