Correo Mundano (05)
CASUALIDADES Y CAUSALIDADES
Jessica:
Tal vez te hayas dado cuenta... Tal vez no;
resulta que no sé escribir cartas.
No
suelo iniciar como se inician estas cosas, no suelo ir por los caminos por los
que transitan estas cosas y nunca sé cómo cerrar como se cierran estas cosas...
Tal vez te hayas dado cuenta, no sé escribir cartas.
Pero
hay una cosa que quiero decirte.
No
es que sea importante, ni siquiera novedosa; es sólo una cosa que quiero
contarte... Así que me siento esta madrugada antes esta pantalla y empiezo a
teclear.
Verás; casualidad y causalidad no son la
misma cosa, eso seguramente lo sabes y no, no ello de lo que quería hablarte.
Lo que tal vez no está tan claro es que, a veces, se complementan... Y sí, de
eso se tratan estas líneas.
Fue
casualidad, mujer, que yo haya estado ahí aquella tarde cuando, por casualidad,
tú llegaste. También fue casualidad que, en aquel entonces y por diversas
razones, nadie acompañara mis madrugadas ni buscara con quien caminar mis
caminos... Como fue casualidad que estuvieras sola en aquel entonces y, por diversas
razones, nadie te acompañara a caminar tus caminos.
Fue
casualidad entonces, mujer, que aquella tarde hace tres años (más o menos), tu
camino y el mío se encontraran...
No
me malinterpretes, sólo se trata de la verdad; no hay un plan maestro ni
destino alguno que, por distintos caminos, nos llevaran, a ti y a mí, a esa
tarde y a aquel lugar. Si nos encontramos, mujer, fue sólo por casualidad.
Por casualidad nos encontramos... Pero es
la causalidad la que nos trae al aquí y al ahora.
Porque
no fue casualidad, mujer, lo que en ti encontré, ni lo es, estoy seguro, la
forma en que nos cambiamos; tú a mí, yo en ti.
No
se trata aquí de que nos complementemos el uno al otro; no somos mitades que
buscaban completarse. Tú y yo éramos completos en nuestras distintas soledades
y, por tanto, no buscábamos una parte que no nos faltaba. Fue, ya lo he dicho,
sólo por casualidad que nos encontramos.
Se
trata, más bien, de cómo al encontrarnos empezamos a construir algo nuevo; algo
en lo cual seguir siendo completos, pero de distinta forma. Algo en que seguir
siendo nosotros, pero cambiando, porque estamos juntos; tú conmigo y yo en ti.
Sí, no nos engañemos; fue por casualidad
que llegaste esa tarde. Pero es por causalidad que despierto a tu lado...
Y
por esta misma causalidad, porque eres tú y porque voy cambiando cuando camino
a tu lado y caminas en mi que espero construir amaneceres en los que estés
conmigo y yo en ti.
Mario
Stalin Rodríguez
Etiquetas: Cosas que suceden, tratado sobre la necedad
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home