miércoles, mayo 14, 2014

TESTAMENTO

México tal a tal día de tal mes de tal año
Medianoche.
Apartados de las cosas materiales, apartados, por un momento, del mundo que nos rodea, quiero que sepas de mi legado.
            Dejo mis alegrías infantiles a los Domingos, solo porque quiero dejar mis lugares comunes a los Lunes.
            Lego las tristezas de los Martes a los Miércoles, y es que a los Jueves sólo les doy mis saludos.
            Heredo las caricias a los Viernes, pues a los Sábados los aparto para mi soledad.
            A los días doy toda mi riqueza, a las semanas las dejo en la miseria; pasa que aun me faltan los meses y no los quiero olvidar.
            A Enero le dejo un suéter para abrigarse en mis inviernos.
            A Febrero un impermeable empapado.
            A Marzo quiero legarle una sonrisa.
            A Abril solo el derecho sobre mis obras publicadas.
            A Mayo el desempleo.
            A Junio el desencanto.
            A Julio mi ciudad.
            A Agosto le doy mi país.
            A Septiembre todas mis ruinas.
            A Octubre le dejo mi olvido.
A Noviembre a mis muertos.
            Y a Diciembre le regalo mi primavera, pues, entre tanto frío, un poco de calor no cae del todo mal.
            A mis años no quiero dejarles nada más que mis recuerdos, el de la mujer querida, el del poema olvidado, etc... En suma, las memorias de lo que juntos vivimos.
            En éste, mi testamento, no me olvido de los hombres; les dejo mis mentiras.
            A las mujeres les regalo mis besos.
            A dios no le dejo nada, si en vida no le di mi fe, en muerte no quiero darle mi esperanza. Que se ocupe de sus fieles, que me deje descansar en paz.
            Al demonio no le cedo mi alma, no creo en su existencia (en la del diablo y en la de mi alma), también le pido que me deje en paz.
            A la guerra lego mi más profundo odio, pero también mi respeto, ya que como dijo alguien; "Es luchar contra el poder la única manera de vivir, y de morir".
            A mi muerte le dejo la esperanza de morir como quiero morir, solo y sin la pena de haber vivido solo, solo y sin el pesar de no morir luchando por otro mundo posible.
            Por ultimo, al mundo le dejo mis sueños; le regalo mis utopías. Le obsequio el anhelo de que un día, no muy lejano espero, aprendamos las formas de parir el mañana.

Mario Stalin Rodríguez
Bueno, la primer versión de este texto data de 2004 (sí, hace 10 años), más o menos por estas fechas... Y no, no es un post enlatado; lo he revisado y editado. ¿Qué puedo decir? En estos días (cuando me acuerdo) me da por recordar...Por cierto, hablando de calendario y otros asuntos onomásticos...

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