DELIRIO
Nada.
Ella
está acostada sobre el frío piso. La música empieza, descompasada,
estridente... Su cuerpo se estremece de cuando en cuando, tal vez al compás de
las campanadas de un reloj.
Nada.
Ellos
aparecen vestidos de rojo, arrastran tras de sí velos casi etéreos.
La
rodean si tocarla. La música sigue; cada vez más fuerte.
Nada.
Ella
se incorpora, estira sus miembros. Camina sin verlos, sin tocarlos; con la
mirada fija en el horizonte... Su cuerpo aún se estremece de cuando en cuando,
las campanadas del reloj crecen. La música, poco a poco, va apagándose.
Nada.
Ellos
traen bastones, ellos parecen bastones. La golpean en la cintura, en los
hombros, en la cabeza... Ella cae. Se arremolinan en torno a ella, siguen
golpeándola.
Nada.
Él
aparece vestido de blanco. Se enfrenta a ellos; los empuja, los parta de
ella... Al principió parece espantarlos. Ellos se amontonan en un rincón, tal
vez asustados, más bien planeando. Las campanadas cesan, sólo queda silencio.
Nada.
Ella
observa. Se acerca a él, lo abraza por atrás. Él intenta voltearse, ella lo
empuja, lo tira... Lo patea en el piso. Ellos se acercan con los bastones en
alto. La música vuelve y con ella las campanadas del reloj.
Nada.
Ella
ríe. Él yace en el suelo, siendo golpeado por ellos. La música crece, las
campanadas retumban... Ella ríe.
Fundido
a negro.
Mario Stalin
Rodríguez
Esquema para una coreografía elaborado en 2010, a petición de mi hermana Nora.
Etiquetas: off topic, tratado sobre la necedad
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