Indignos e Indignados (los otros indignados)
VENEZUELA
la indignación de los indignos
Al buscar información sobre los sucesos
recientes en el país latinoamericano, resulta cuando menos curioso ver como
colectivos autodenominados “progresistas” y hasta “rebeldes”, reproducen
prácticamente de manera literal las notas y argumentos que, contra el gobierno
de Nicolas Maduro, aparecen en medios tradicionalmente asociados a la derecha
internacional como Fox News.
No
tan curiosos, sino preocupante, resulta que, al señalarles estas coincidencias,
estos grupos se escuden en consignas trilladas y claramente estúpidas, como “no
somos de izquierdas ni de derechas, somos de abajo y estamos contra los de
arriba”...
Preocupante
no sólo por la apropiación y desvirtualización que se hace de una consigna (“Somos
los de Abajo y vamos por los de Arriba”), asociada a los movimientos sociales
de nuevo tipo, como el 15M español, los #YoSoy132 de México o el Ocupy Wall
Street en USA, para defender la difusión de ideas afines a aquellos a quienes
estos movimientos se han opuestos.
Es
preocupante, sobre todo, porque demuestra o bien un desconocimiento muy grande
no sólo de la situación actual en Venezuela, sino de la historia toda de América
Latina y la larga sucesión de alzamientos de derechas contra gobiernos
populares, que culminaron en la implantación de regímenes militares y/o títeres
de los intereses estadounidenses en la región... Eso o una clara y descarada
intención de engañar.
Y de historia se trata buena parte de todo
esto.
Estar
“contra el gobierno, cualquier gobierno” sin importar su filiación, guardando
las debidas proporciones, no sólo justifica atacar a Maduro; también podría
haberse usado para apoyar el levantamiento de militares chilenos contra
Salvador Allende en 1973 o el derrocamiento “legal” del hondureño Manuel Zelaya
en 2009.
Guardando
las debidas proporciones, queda escrito, los dos ejemplos mencionados presentan
una enorme lista de paralelismo con la situación actual de Venezuela. En un
número tal que hablan más de la orquestación de un guión predefinido, que de una
serie de coincidencias.
En
2009, la prensa opositora de Honduras pretendió presentar a Zelaya como venezolano
en sus primeros intentos de desacreditación, incluso interpusieron una demanda
legal contra éste, por “falsificación de documentos de nacionalidad”. Sobra
decir, la acusación fue desestimada desde la primer instancia por ser
claramente falsa, a pesar de la declarada tendencia derechista de los ministros
judiciales.
En
2013, desde que asumiera la presidencia interina tras la muerte de Hugo Chávez,
la derecha venezolana intentó presentar a Nicolas Maduro como colombiano, acusaciones
que repitieron durante la campaña electoral de aquel año (en la que el chavista
resultará ganador por abrumadora mayoría) y en las que fundaron una de sus
muchas demandas de nulidad electoral, al igual que todas éstas; desechada por
ridícula y falta de pruebas.
En
Chile de 1973, los dueños de los grandes comercios acapararon y almacenaron productos
de primera necesidad como leche, azúcar, harina, huevo y otros consumibles, a
fin de dar la falsa impresión de una “escasez” alimenticia provocada por las
políticas económicas de Salvador Allende... Tal cual ocurre idénticamente, en
la Venezuela de estos días.
También
se ha pretendido presentar las protestas “estudiantiles” de Tachira, Mérida y
otros departamentos venezolanos, como análogas a las vividas en Chile en años
recientes contra el gobierno del derechista Piñeira. Olvidándose que el segundo
caso, las protestas fueron generalizadas a lo largo de todo su territorio y se
enarbolaban demandas tan concretas como la instauración de una verdadera
educación pública, gratuita y universal.
No
ocurre lo mismo en Venezuela, donde los “estudiantes” opositores se restringen
a la capital y unas cuantas provincias y son, todos ellos, de instituciones
ligadas a la derecha o al clero católico. Si su filiación política genera dudas
sobre la legitimidad de sus protestas, muchas más dejan los “motivos” que
enarbolan para éstas.
Desde
un principio se ha demandado la renuncia de Maduro a causa de su “incapacidad”
para combatir la “escasez” arriba descrita y la fuerte “inseguridad” que se
vive en el país, en el segundo caso, se enarbolaba el caso del intento de abuso
sexual en contra de una estudiante de Tachira (cuyos responsables, por cierto,
ya fueron aprendidos y son, curiosamente, integrantes de grupos juveniles
asociados a la Mesa de Unidad Democrática, que agrupa a buena parte de la
oposición contra Maduro).
Los
enlistados hasta el momento son, apenas, simples botones de muestra; conforme
se profundiza en el análisis de la situación actual en Venezuela, los
paralelismos entre ésta y anteriores golpes de Estado orquestados contra
gobiernos de izquierda en América Latina, no hacen sino crecer. Parte
importante de ello, no se dude, es la cobertura mediática.
Los medios internacionales, principalmente
los asociados a los intereses de las trasnacionales petroleras y al gobierno de
Estados Unidos (como Fox News, CNN Internacional o el Washington Post), han
pretendido presentar la situación de violencia como generalizada a lo largo del
todo el país, omitiendo mencionar que los conflictos se limitan a sólo unos 18
de los más de 335 municipios federales del país.
Así
mismo, se ha pretendió presentar la actuación de las fuerzas oficiales como las
responsables de esta violencia, para ello se enarbola la preocupante cifra de
15 o más muertos asociados a las protestas contra Maduro, Omitiendo mencionar,
intencionadamente, que buena parte de ellos no tenían ninguna relación con las
protestas más que por proximidad geográfica, y que sus muertes fueron directamente
a manos de los opositores o bien por acciones emprendidas por estos (aquí una lista actualizada al 24 de Febrero)...
No, la explicación del conflicto en
Venezuela no pasa por “los de abajo yendo contra los de arriba”.
El
breve (y forzosamente incompleto, al tratarse de una situación aún en marcha)
repaso hecho en los pasados párrafos, habla mucho más de una conflicto
artificial, artificialmente orquestado y artificialmente aumentado, provocado
por una élite en contra de un gobierno que disminuye sus privilegios.
Mario
Stalin Rodríguez
Etiquetas: Apuntes sobre periodismo, El Nombre de la Ignominia, Opinión, tratado sobre la necedad
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