jueves, agosto 29, 2013

La Última Fila (03 de 03)

Por fin, después de un año de estar formados, y de casi cuatro meses desde que rompí con Beatriz cuando se consiguió una novia  unos treinta lugares más adelante. Por fin hemos logrado entrar en Palacio Nacional, de hecho estoy a cuatro personas de pisar por vez primera las escaleras que conducen al Sótano de este edificio.

Llevo dos días en Palacio Nacional y, por increíble que parezca, ya logré entrar definitivamente al Sótano, Beatriz ha regresado conmigo, ya que a su novia la corrieron de la fila por andar haciendo trafico ilegal de estupefaciente, dicen que andaba vendiendo Coca Cola sin receta. Pero éstas son sólo dos de las tres razones por las que estoy extremadamente feliz, la última y menos importante es que mi mujer me escribió después de casi cinco meses de silencio total.
Viejo:
Perdóname, puchungo, perdóname el tenerte tan abandonado. Sucede que conocí a un chico de 20 años, tres o cuatro lugares después de mi y los niños, y se arrejuntó conmigo. Pero me abandonó hace dos semanas al saber que tu eras mi esposo, me dijo que alguien como tu debería ser valorado en todos los sentidos y que él no quería arruinar un matrimonio de tantos años, máxime que tu eras su maestro en la Universidad, porque es ahí donde trabajas ¿verdad?, y se regresó a su lugar a acompañar a su mamá.
     Después me puse a considerar lo que dijo y he llegado a la conclusión de que tenía razón; quiero volver contigo, permíteme estar a tu lado en estos momentos.
     Miguelito te saluda desde sus 28 años, esta tres lugares atrás de mi ex‑chavo, parece que se ligó una güerita de muy buen ver y no le importa esperar un poco más por la credencial, con tal de estar con ella. Rosita, tu hija, te manda besos y abrazos y que ojalá te vea pronto, por que ya no recuerda ni cómo es tu cara, y eso que lleva 38 años de conocerte.
ATTE.
Tu puchunga.
     Le he enviado una carta a mi mujer para que venga a mi lugar, si no le importa compartir la cama, o, en este caso, la bolsa de dormir ‑si, ya se que se llama Sleeping Bag, pero todos saben que odio usar extranjerismos‑, conmigo y Beatriz.

Han pasado dos semanas desde que estoy en el Sótano del Palacio de Gobierno y estoy a unos pasos de la ventanilla, la emoción se alberga en mi corazón, en el de Beatriz, en el de mi mujer y en el de Rosita, y es que mi hijo no quiso venir por estar con su güerita. Y sí, mi mujer aceptó a Beatriz de manera espléndida, de hecho se lleva mejor con ella que conmigo.
(Supuesta nota del supuesto arqueólogo del supuesto futuro: Para entonces el mundo ya estaba en guerra, pero los contendientes se habían olvidado de las causas que originaron el conflicto, y el país de la fila no era molestado para nada. Se puede agregar que la prensa de los países en batalla alababa al gobierno de éste por su imparcialidad y por no emitir ningún llamado a favor de ninguna de las partes)

Lo logramos, conseguimos nuestra Cédula de Identidad Nacional.
     Fuera de ello, todo lo demás se fue a la mierda y no sólo porque mi mujer se haya marchado; al parecer el resto del mundo se enfrascó en una estúpida guerra sin motivo y se destruyó todo menos nuestro país que, por estar formado, ni se enteró del conflicto.

Han pasado dos meses desde que salimos de la larga fila y ya todos tenemos nuestra credencial. El Presidente ha decidido que, ya que parece que no queda ningún país mínimamente organizado en el mundo además de nosotros, es necesario que nos dediquemos a reorganizarlo todo.
(Supuesta nota del supuesto arqueólogo del supuesto futuro: Y así lo hicieron nuestros gloriosos ancestros, es por ello que cada año, en el aniversario del anuncio de la recreación, estamos  obligados a hacer una fila para hacer el amor con la pareja designada para procrear)
Junio‑Noviembre de 1996
(Así es, 1996, éste es, probablemente, uno de los textos más viejos que conservo en mis archivos)

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